martes, 24 de enero de 2012

ANA RUTH GARCÍA, LA FUNCIONARIA, LA POLITICA, LA MUJER


Alejandro Álvarez

Ana Ruth García Grande dejará en unos días la titularidad en la presidencia del Instituto Estatal Electoral (IEE), función que ejerció durante los últimos seis años. Inició su carrera en ese organismo en 1998 como asesora jurídica pero pronto fue nombrada su Secretaria General, puesto que desempeñó hasta el año 2006 para ocupar después la presidencia. Durante esta trayectoria participó en los procesos electorales  de 1999, 2005 y 2011 para la elección en cada uno de ellos de gobernador del estado, de diputados y de miembros de los ayuntamientos, y  en los de 2002 y 2008 para la elección de diputados y miembros de los ayuntamientos. No existe en el panorama estatal de la historia reciente una funcionaria pública con tan consistente desempeño y, sobre todo, con el reconocimiento implícito de los partidos y de la clase política que no han tenido pretexto para cuestionar el desempeño del más importante órgano electoral de la entidad, de lo que no pueden presumir otros institutos electorales en todo el país, incluyendo el ámbito federal. Esta relación pacífica y constructiva con las dirigencias partidistas y sus representantes en el IEE durante más de doce años –que no es poca cosa–, es indicador de una particular capacidad de negociación política, y no sólo de la aplicación rigurosa de la ley en la materia.
Sin preámbulos acepta la entrevista, el rostro serio, que algunos lo catalogarían como hosco, repentinamente se ilumina cuando habla de sus logros profesionales y en sus ojos verdes aparece un brillo de felicidad al referirse a sus hijos y a su realización como mujer.
AA: En su paso por el IEE ¿cuáles considera los avances más importantes?
Ana Ruth García Grande (ARGG): Nos tocó construir y operar las reformas de los años 2000, 2003, 2005 y 2007. Destacaría de ellas dos en particular, la primera, del año 2000, en la que se instrumentó la estructura por comisiones especiales, la de Fiscalización del financiamiento de los partidos políticos, la de Registro y prerrogativas de los partidos, la de Capacitación electoral y educación cívica,  la de Organización electoral y la del Servicio profesional electoral, administración y logística. Cada una de ellas es presidida por un consejero electoral. Esta organización ha permitido profesionalizar el trabajo del Instituto. La otra importante fue la reforma del 2003, donde se estableció por primera vez en el país la reglamentación de las precampañas. Podemos sentirnos orgullosos de haber sido pioneros en ello. Este tema por cierto sigue siendo debatido y afinado a nivel de la actual precampaña federal. Personalmente creo que a pesar de las críticas, las reformas en su momento fueron acertadas pero la evolución política es tan rápida que por momentos el sistema electoral parece rebasado. En la teoría todas estas reformas deben pasar por la fase de su evaluación y mejoramiento o adaptación a las nuevas realidades en forma de nuevas reformas. Desafortunadamente en nuestro sistema de partidos muchas veces sucede que un partido en el poder impulsa modificaciones que le favorecen desde esa posición pero cuando dejan de ser el partido hegemónico y se convierten en oposición su perspectiva cambia. Falta una visión más institucional.
AA: Se critica, por cierto incluso desde la trinchera de los propios partidos, la fiscalización extrema de los órganos electorales sobre los procesos, cuando son los mismos partidos los que impulsan en los congresos estas facultades, ¿no se desvía el propósito del Instituto el dedicar tanto tiempo y recursos en vigilar las precampañas, campañas y financiamiento de los partidos?
ARGG: En nuestro caso la estructuración en las comisiones que le mencioné nos ha facilitado el trabajo. Una de ellas es precisamente la de fiscalización, pero indudablemente esta tarea implica la dotación de muchos recursos humanos para cumplir con este mandato. Creo que la raíz de esta tendencia a la sobre vigilancia estuvo dada en la elección federal del 2006, cuando el Tribunal Electoral Federal reconoció la extralimitación del presidente Fox en esa ocasión, así como las irregularidades en el financiamiento a los partidos. Por otra parte esos señalamientos de censura a los órganos electorales en ese tema como en otros, parten muchas veces de una falta de comunicación entre los mismos partidos. Los dirigentes vienen y nos echan en cara las actuaciones del Instituto pero cuando les mostramos el acta correspondiente y la participación de sus propios representantes avalando esos acuerdos se sorprenden. Pero mientras ya hicieron el daño de desacreditar a los órganos electorales en los medios. 






Egresada de la carrera de Derecho de la Universidad Autónoma de Nayarit, Ana Ruth García Grande a los pocos años de iniciar el ejercicio de su profesión inició su trayectoria en  derecho electoral, primero como asesora del Instituto Estatal Electoral de nuestra entidad, luego como su Secretaria General y finalmente, los últimos seis años, como su consejera presidenta. En su oficina, austera pero con los detalles de elegancia femenina, continúa la entrevista. Escucha con la mirada fija y responde sin gesticulaciones ni lenguaje corporal, sin rodeos.
AA: ¿Cuáles son las tareas más urgentes en materia electoral?
ARGG: El tema electoral es parte de la construcción de la democracia, y ésta no se alcanza sin afinar el sistema de partidos, el sistema electoral, los órganos electorales y la normatividad que los abarca a todos. Hay un gran debate internacional sobre la necesidad de fortalecer la autonomía de los órganos electorales. Para nadie es un secreto, por ejemplo, que la falta de integración del Consejo General del Instituto Federal Electoral durante más de un año fue a causa de que a los partidos no les satisfacía la relación de fuerzas entre consejeros que consideraban sus potenciales aliados o enemigos. Todavía no se ha encontrado la fórmula para integrar los órganos electorales sin la participación tan activa de los partidos, pero habrá que explorar ese camino. También hay un largo trecho en alcanzar el servicio civil de carrera, la ley de partidos políticos, la equidad en la asignación de recursos y tiempos y espacios en los medios. La disposición constitucional de que los partidos son entidades de interés público no va de la mano con la obligación que deberían tener de ser totalmente transparentes en el manejo de esos fondos públicos que se les asignan y que son muy grandes. Falta madurar una cultura de rendición de cuentas en nuestro sistema de partidos.
AA: En relación a esto último se ha señalado con insistencia que nuestra democracia es de las más caras del mundo, incluso si se les compara con los costos electorales de países ricos.
ARGG: Sí, efectivamente nuestro sistema electoral es caro. Se han buscado formas de reducir estos costos. Una forma fue obligar a los medios a destinar tiempos a las campañas de los partidos. Los partidos ya no erogan para ello, pero estos costos no fueron reducidos de sus presupuestos.  También se ha manejado la desaparición de los órganos electorales estatales y la configuración de un órgano nacional electoral.  Yo veo en esta medida el riesgo de ruptura del federalismo y el retorno a un centralismo aparentemente rebasado. Además, en términos estrictamente financieros muy poco se reduce el costo de las elecciones con esta medida ya que lo más caro es la documentación electoral y la integración de los órganos de calificación que deberán seguir diferenciándose según sea la elección de ayuntamientos, diputados locales, gobernadores, presidente de la república o legisladores federales. Otro avance ha sido la homologación del calendario electoral para que las elecciones ocurran simultáneamente en la misma fecha en todo el país. Por lo menos en esta materia ya no tendremos elecciones todo el año y todos los años.
AA: ¿Se siente satisfecha de su labor ahora que está por dejar la presidencia del IEE?
ARGG: Aprendí mucho en estos años, sobre el ejercicio de la tolerancia, aceptar la verdad ajena, el consenso y la concertación entre personas o grupos con visiones y políticas distintas. Creo que contribuí con un pequeño grano de arena a construir la democracia. Sinceramente he aprendido de todos, pero mi ciclo en el ejercicio del derecho electoral está cerrado.  Concluí estudios de maestría en Derecho Procesal Penal en la UABCS y pienso litigar en esta materia que me fascina. Tomaré el foro público.
AA: Si le molesta esta pregunta no la responda. ¿Su vida personal se vio influida por su trabajo?
ARGG: No tengo nada que ocultar. Mi matrimonio terminó cuando asumí la responsabilidad que ahora voy a dejar. Mi pareja no pudo aceptar mi ritmo de trabajo y compromisos derivados de éste. En el camino por la realización individual y profesional la mujer enfrenta en el hogar las primeras dificultades. Uno tiene la decisión en sus manos. Soy feliz con mis hijos de veinte, trece y nueve años. Tengo cuarenta años de edad y veo en mi futuro mucho por hacer. No sé con qué interés alguna gente rumora que ya tengo asegurada una notaría pública u otras concesiones del gobierno. Nada de esto es cierto. Me considero una mujer afortunada con lo que llegué a aprender y lograr aquí profesional y personalmente. 

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