miércoles, 28 de agosto de 2019

EL TECOLOTE: TIERRA DE NADIE.



Este ûltimo domingo de agosto  estuve en la playa El Tecolote, y me puse a videograbar en Facebook live a los dos grupos que estaban amenizando en unas de las palapas bar, con algunas tomas de  la numerosa clientela y charlas furtivas con algunos nacionales y extranjeros.

Todo mundo contento.

Había trasmitido en vivo tres videos y estaba en el cuarto, en la tanda del grupo Orden Sagrada, cuando de repente me arrebataron el cel y lo estrellaron contra la barra.

Mi reacción inmediata fue ir al rescate del teléfono sin ver quien era el agresor o agresora.

Incluso pensé que había sido una broma. Tengo amigos y amigas asi

Ya con el Samsung asegurado, volteé para identificar al autor o autora del chistecito.

 Era un mastodonte más grandote que el Andy Ruiz, nuestro campeón mundial de peso completo  pero en versión afro.

Afortunadamente ya iba en retirada, junto con su acompañante, una mujer de edad madura al parecer extranjera.

No recordaba haberlos visto en toda la tarde.

Algunos amigos y conocidos se acercaron a preguntarme qué habìa pasado y a darme información sobre  el gorilón.

Le dicen el Many, es lanchero o capitán de yate , y mecánico.  Se cree amo y señor de esa barra brava de los domingos.

Y siempre anda hasta la madre superiiora.

Cuando ya todo se había calmado, una señora que estaba sentada entre dos varones, su pareja y su hermano, con los que había estado platicando., me pidio de buena manera que borrara los videos porque por su situación legal podría perjudicarla.

Estaba en proceso de divorcio.

Acepté.

 En cuanto se cargara un poco el cel, los eliminaría.

En esa pausa  estábamos cuando la pareja tapatía de al lado, con los que también había estado conviviendo armoniosamente, le entró al mitote y me empezó  a presionar para que borrara ya los videos.

Lo que reactivo la urgencia de la directamente interesada y sus acompañantes.

Y empezó una discusión que por poco se complica.

Sobre todo cuando el tipo de Guadalajara, de  unos treintaytantos años,  me preguntó en cuánto los vendía.

Uno de mis amigos que estaban en los alrededores observando el incidente, me llamó y me dijo que ahí estaban por si se ofrecía.

Le dije que no hacía falta. Que en cuanto se cargara el cel eliminaría los videos y me iría a tomarme unas cervezas  con ellos.

Asi fue.
La señora se eferró a eliminarlos ella misma y  accedí.

Le pedí que por favor borrara los dos últimos que era donde ella aparecía.

Borró todos.

Me despedí no sin antes recordales a todos que  estábamos en un lugar público, al que las personas que tenían algo que esconder o proteger,  por prudencia no deberìan
frecuentar.

Un lugar público donde había muchos ojos y cámaras.

Menos los ojos de los representantes del orden.

Ni marinos, ni Guardia Nacional ni mucho menos policía municipal.

Ojala los concesiinarios de esta zona federal tomen nota al igual que las autoridades.

Este de la foto es Manuel Castellón, alias el Many, el "amo y señor de la Palapa Azul".


"CUANDO HEMOS TRATADO DE IMPONER ORDEN HEMOS RECIBIDO HASTA AMENAZAS DE MUERTE, DICE VME.


Comenté con el director de la Zona Federal Maritimo Terrestre, Zofemat,  Victor Martinez de Escobar,  sobre la total ausencia de vigilancia  de la autoridad gubernamental federal, estatal, municipal, en playas como El Tecolote y  Balandra.

No siempre ha sido asi.

Cuando esas playas no tenían la concurrencia actual, eran vigiladas constantenente por  marinos  y patrullas municipales.

Los concesionruos de los restaurantes y bares de la zona federal, tampoco cumplen con la obligación de contratar policía o seguridad privada.
A pesar de ser beneficiarios de un régimen fiscal privilegiado.

Si en el malecón los propietarios de esa clase de negocios tienen que pagar 2 500 dólares al mes, en El Tecolote pagan más o menos lo mismo, pero al año.

Me cuenta el funcionario municipal, que cuando la Zofemat ha intentado poner cierto orden al desmadre en el que se ha convertido Balandra, Zona Natural Protegida, ha llegado a recibir hasta amenazas de muerte.

Se trata de una situación absurda en la que la confluencia de diferentes competencias
ha propiciado  un embrollo paralizante.

Y una peligrosa tierra de nadie a 23  kilómetros del puerto.

¿Qué se tendría que hacer para atacar este problema desde el Ayuntamiento de La Paz?

¿Por qué se decidió  rertirar la vigilancia policiaca, sanitaria, de primeros auxilios?

El propio funcionario  se hace la misma pregunta.

viernes, 23 de agosto de 2019

COMPRAVENTA DE NIÑAS INDIGENAS MIGRANTES



Como es sabido, los usos y costumbres de las comunidades indigenas o pueblos originarios (20 millones de mexicanos), cohabitan en constante conflicto con la legalidad republicana.

Sobre todo en el terreno de los derechos y garantias  individuales consagrados en la Constitución de 1917.

Un conflicto que suele resolverse  de manera pragmática cuando la familia  indigena se dispersa con la migración.

Es el  caso de las niñas indígenas de San Quintin, conocido en la Peninsula de la Baja California como Valle de Oaxacalifornia, en alusión a los trabajadores agricolas nativos de Oaxaca,  enganchados  por las empresas agroindustriales establecidas en ese enclave a 250 kms de la frontera con EU.

Aquí los usos y costumbres mixtecos y triquis, han facilitado el tráfico de menores por vivales procedentes de las ciudades fronterizas.

De acuerdo a estos usos y costumbres, cuando la menor es dada en matrimonio, el novio adquiere la obligación de ofrecer una gran fiesta a toda la familia de la novia.
Algo que se dificulta cuando la concesión en matrimonio se da en situación migratoria, y la familia se reduce a los padres y la hija.

Entonces, el pago de la fiesta se convierte en pago en efectivo.

Y las menores son trasladadas por el "esposo" a Ensenada, Tijuana, Mexicali, donde las  convierten en esclavas a su servicio.

En el mejor de los casos como trabajadoras domésticas.

jueves, 22 de agosto de 2019

POLICIA DE CIUDAD JUÁREZ: ENTRE LA GUERRA y EL AMOR


¿Recuperaría Ruth a su hija en la sede del Diario de Juárez ? ¿Estaba mintiendo el Atoto bajo la mira de la Beretta de la Teniente Cinta, pareja profesional y sentimental, erótica, del Comandante  Amarillo?
 ¿O BIEN el temible capo, dado por muerto en la explosión de El RECREO, la cantina vecina de la  casa de Faraón,  sería fiel con quienes le habían  salvado la vida y cumpliría el sueño de Ruth de rencontrarse con su hija?
 Estas interrogantes podrían ser el principio de una segunda parte de Policía de Ciudad Juárez, un relato con final abierto y sin moralinas ni moralejas. De personajes que se debaten en el reino del SER y no del deber ser. Más que la moral, los aires metafísicos que recorren estas páginas, son los de una mirada poética, humorista, lúdica, sarcástica, que encuentra la chispa de la esperanza y el contrapunto a la violencia en los detalles  humanos.
Como lector gozoso de esta novela, le apostaría a  un final feliz, con todo y moraleja, seducido por el milagro amoroso en medio del infierno.
El Atoto estaba diciendo la verdad, su reconversión es  auténtica, y la entrega de la niña se consuma en el sitio indicado, de manos del comandante Beltrán, que junto con su pareja la había tenido en custodia, adoptada.
 Sí, Beltrán, aquel polizonte fanfarrón y corrupto que un buen día le llena de tachuelas la paciencia a Faraón, y recibe una lección  de aquellotas, “marca llorarás”, de parte de mi Comandante Amarillo, que saca a relucir sus habilidades de gladiador callejero,  forjado en aquellas épicas batallas de barrio bravo en las que debuta a los 12 años.
 Y a partir de esta imagen de cuento de hadas, idílica, en un escenario apocalíptico, volver sobre la historia, remontar las huellas de la entrañable pareja amarilla.
Empezando por el principio.
El barrio nativo desde donde el autor empieza la crónica de su historia aparejada a la de su ciudad, con la que crece y llega  la adultez, y remontar la huellas de esa historia desde el principio, siguiendo la perfumada estela del huitlacoche.
Los lectores que tenemos el privilegio de ser amigos de Miguel Angel, creo que  compartimos un placer adicional: el de tener la sensación de estar escuchando la historia de viva voz del autor, que Miguel nos la está contando, platicando, vino de por medio, no diré al oído, para evitar malentendidos, pero sí de una manera muy cercana y entrañable, con el acento inconfundible de esta ELECTRIZANTE frontera.
 Porque Miguel escribe como habla, sin que esto signifique una transcripción literal  de la dimensión oral, sus sintaxis y ritmo . Es un lenguaje escrito depurado , una obra literaria, donde se entremezclas los buenos oficios del periodista en el ejercicio de uno de los géneros mayores, la crónica, esa literatura de emergencia de la que hablaban los adelantados del nuevo periodismo gringo de los sesenta, y matizada por la sensibilidad a flor de piel del poeta, caja de resonancia, pantalla iridiscente del acontecer esencial  del  mundo.   
Policía de CJ, es una declaración de amor a su ciudad natal, a la que el comandante amarillo, ve crecer desde el barrio bravo de la infancia, para juntos llegar a la adultez, en una dolorosa experiencia personal y social que desemboca con Juárez convertida en la ciudad más peligrosa del mundo.

“Eramos ,en general, del Arroyo Colorado . Una zona peligrosa que abarcaba varios barrios. Nacía en la Zapata, donde mataban y no enterraban.
“(…)Era un arroyo con madres. En días de lluvia íbamos a verlo. Una corriente de agua chocolatosa bajaba desde los cerro y arrasaba todo a su paso(…)
Y un toque involuntario, desde luego, de realismo mágico a partir de una visión sin alucines, literal, dato duro de nota periodística:
“Era maravilloso descubrir lo que flotaba y corría por el viaducto. UN día me tocó ver una vaca viva con sus ojotes llenos de miedo, que venía entrando y saliendo de la corriente brava. Creo era de la lechería Escobar .Esa imagen es la que veo ahora en los ojos de los ejecutados que todos los días me toca acordonar.
Todo iba a parar al Río Bravo.(…) Para nosotros todo aquello era un espectáculo. Ahí comprendí que Ciudad Juárez se estaba convirtiendo una ciudad chingona, grande. “

En ese entorno  trepidante, se forja el temple de Faraón, que no alcanza para grandes triunfos, pero si para mantener a raya a los demonios que todos llevamos dentro, al instinto criminal estimulado por la macabra danza del dinero sucio, tan vinculado con esa idea del “Éxito” tan de moda, en un mundo cosificado-diría Fromm-  donde el s
Ser se diluye en el tener. En donde el cínico sabe el precio de todo y el valor de nada, donde lo importante es cuánto tengas sin importar su procedencia.
El de Faraón es el triunfo de esos pequeños héroes anónimos de la microhistoria cotidiana, de la intrahistoria social, que seguramente representan a la inmensa mayoría silenciosa, silenciada por las necesidades primarias de la sobrevivencia impuestas como medida de control por un sistema injusto.   

El barrio donde se forjan las lealtades y la solidaridad humana, en las representaciones lúdicas de la guerra que vendría después, cuando el hombre se convierte en un policía de a pie, que al resistirse a ser cómplice de la corrupción generalizada, a hundirse en el fango de una institucionalidad devastada, apestada, es castigado  y reducido a un simple acordonar escenas criminales de cuerpos presentes, y se transforma para burla de sus compañeros, en el comandante amarillo, que ponto tendría como pareja a una bella licenciada en comunicación, que le  es asignada cuando su belleza la hizo víctima del acoso sexual de sus compañeros de trabajo en el departamento de prensa.
Ruth Romo: la ex esposa de un comandante desaparecido junto con la pequeña hija de ambos.
Ruth, la teniente cinta, el angelito que el Pablito de  12 años que se alistaba para su primera batalla de barriada, no se imaginaba que cruzaría por su azaroso camino.       
Ni el gran Homero, el griego , no el Simpson, hubiera podido narrar de tan electrizante manera la batalla campal entre los de la J-55 y los de La Cobre. Desde las meditaciones previas al combate del  pequeño Aquiles fronterizo,  hasta el estallido del zafarrancho sobre la cancha de basket.

“Toda la tarde estuve pensando y haciéndome pendejo si iba  o no con los de la J. Ya me había peleado como nueve veces con los chavos del barrio y de otras colonias con los que jugábamos tach: nada serio, pero esta vez sí eran putazos de barrio vs barrio  y era la primera vez que los grandes me invitaban a pelear. Cuando llegué a la esquina de don Beto, conté como treinta cabrones. Había ocho del Papalote que llegaron a reforzarlos.(…) Al  ver a tantos se me dibujó una sonrisa pues no era de vital importancia mi presencia. 
 Poco me duro el gusto.
-Es todo pinche Pablo, así me gusta, cabrón!, que no sea culo-me dijo el Fito mientras me daba un abrazo y al mismo tiempo un velocímetro de bicicleta. Era demasiado tarde, estaba entrando a otro nivel.”

Al nivel, añadiríamos, del guerrero existencial, de la aventura  a la intemperie de la vida.
Todo quedaba listo para que el más apochado de los  combatientes, o quizás Don Beto, el dueño de la tienda vecina, diera el grito de Ready to ramble?, que después Jimi Lennon haría suyo en las noches de box en Las Vegas.

A punto para que la lluvia de piedras y pedazos de ladrillo, nublaran el cielo de la antigua Paso del Norte, refugio del Benemérito y escenario de históricas batallas protagonizadas por  leyendas como Villa, ahora convertido en una especie de Paso de las Termópilas mexicano.
“Una pinche emoción  de alegría se apoderó de mi. Estaba como loco repartiendo y recibiendo madrazos, que me llegaban por todos lados. (…)Algún pinche desadaptado  traía un tubo y repartía chingadazos a diestra y siniestra. Me tumbaron gacho pero no soltaba el velocímetro. Desde el suelo pude  ver con claridad que quien traía el tubo era nada menos que Juan Soriano, el más felón de la Cobre: el mero jefe.(…) En cuanto tuve chance me levanté y me lancé contra él. Logré pepenarlo del cuello con  el velocímetro. Jale con fuerza, Soriano  de inmediato soltó el tubo y se llevó la mano al pescuezo. Se quería zafar pero era casi imposible porque  lo estaba apretando machín.
Ya lo traía arrastrando de nalgas, lo estaba ahorcando.”

Si esta hubiera sido una escena de una película de los hermanos Almada o de Tarantino, el humor involuntario y la parodia, el pequeño héroe recién consagrado,  habría ido con paso fanfarrón abriéndose paso entre los mirones a aventarse un tequila abrazado a una réplica arrabalera de Salma Hayek; pero aquí, Pablito, ya Pablote, ya Faraón del barrio bravo, empieza a…llorar.

Del clímax al anticlímax,  contrapuntos y quiebres del discurso, del ritmo  narrativo, que mantienen la tensión dramática de la novela.
Conjugando géneros que van de la tragedia a la tragicomedia y la farsa carpera.
En esta trama de policías vs narcos, valga la redundancia, diría la pareja  amarilla, la consigna de Garganta Profunda no sería tanto Follow the money sino el follow the taste and smell of huitlacoche, que a través del fino sentido del gusto y del olfato de Faraón,  nos lleva hasta los rincones más inverosímiles.
Uno de ellos sería la biblioteca dormitorio de la vieja casona que nuestro héroe alquilaba en el centro de la ciudad, donde sucede uno de los preámbulos  y actos eróticos mejor logrados de la narrativa mexicana de los últimos tiempos, que por el contraste entre la violencia y el amor, me rebota aquel pasaje de la sierra morena  donde Fernando Jordán le hace al amor a la a la compañera  María, dentro de una bolsa de dormir, bajo las estrellas en el campamento guerrillero  de la Sierra Morena, en Por quién doblan las campanas.
"Salí de la cocina y me fui a explicarle la historia de la casa. Me quedé pasmado cuando vi tirado en el piso de madera sólida el uniforme completo de Ruth. Su pantalón y su camisola azul de mujer policía, sus zapatos negros pizpiratos y sus calcetines blancos. Sobre el lado derecho del escritorio de caoba, color tabaco, de casi dos metros por uno, vi su cinto negro y grueso, la funda y su Beretta muy femenina; a un lado su chaleco antibalas marca Winchister, una camiseta de tirantes de mujer y en el extremo unas pantaletas color azul cielo un brasier del mismo tono. Todo lo vi en un instante. Fue una foto que fijé para siempre en mi memoria".

Y llega el canto, la épica que se desdobla en escalada lírica. No olvidemos que Pablo tenía un oído musical,  le gustaban las cumbias, y podía distinguir una original colombiana, de una hechiza, cruzada con polka regimontana.
“La besé intensamente, agradecí que hace 12 años había dejado de fumar cigarros Pall Mall rojos.(…)Luego de las chichis me enredé en su cintura y seguí con sus nalgas, un trasero firme, suculento, unas nalgas de premier o  Festival de Cannes. No me la creía.(…) De ahí en adelante todo fue exclusivo, resopló suavemente mientras decía mi nombre en diferentes ritmos y tonadas . Arrojé el edredón y la sábana al piso y me fui para abajo.
“Besé su barriguita y sus caderas y llegué al meollo del asunto y mi boca  y mi lengua exploraron sus intimidades. Al instante advertí un buqué  que me era conocido: su sexo me impregnó de un sabor muy similar al del huitlacoche.”
Pero, bueno, ¿qué le vería la buenota-en el sentido moral, ético y anatómico- de la Ruth al Comanche Amarillo? Pues sus huevotes, diría el propio Pablote.
Porque si hubo un punto de inflexión en este enamoramiento, fue en aquella venturosa hora en que al comandante Beltrán se le apareció el diablo amarillo
“TODOS nos rodearon  esperando quién tiraba el primer chingazo. Yo lo hice. El primer putazo se lo acomodé en la cara, de cuete le di dos putazos más, uno en el estómago y el otro, ya agachadito, se lo puse en las quijadas, fue un izquierdazo que lo sacó de órbita, se fue de espaldas al suelo medio noqueado, pero lo volví a poner de pie. Para esto lo levanto del cuello de su camisa y le dejé ir mi golpe preferido: un cabezazo efectivo para los que son más altos que yo, se los atizo mientras se están alivianando de otro madrazo y ya tienen la cabeza blandita y suelta como trapo. A éste se lo puse en la pura barbilla. El golpe debe darse con la parte superior de la frente.
Se oyó cómo tronó la chingada boca de Beltrán, que cayó redondito  y levantó una nubecita de polvo con su cuerpo de matalote , DOS METROS D PUTO”.
Asi como lo oye: ”DOS METROS DE PUTO”. La jerga de la Gran Academia de la Lengua dela J-5, en todo su puto-palabra tan casta que  en El Quijote aparece 17 veces- esplendor.

He aquí un destello de la violencia en legítima defensa de la dignidad personal, el ajuste de cuentas de un subalterno con un fanfarrón educado en una jerarquía burocrática  superior. La sublimación del débil ante el más aparentemente fuerte.
En brutal contraste con la otra violencia, la absurda, sin honor, sin gloria, que tienen los Ready Mades del Atoto, una parodia de la representación del crimen como obra de arte, con ese medio litro de leche en las escena de la masacre como firma y marca de la casa.

Como en el caso de la rutera estacionada en pleno centro con 49 cadáveres todavía tibios, perfectamente sentados en sus asientos en su viaje a la eternidad. O  la docena de tripulantes descabezados de aquella suburban en un paraje de la periferia, o en el puente de donde colgaron el cuerpo del comandante Elizondo, poco después de un desayuno compartido con Faraón. 

   
Y aquí lo  dejo con esta amorosa mirada a su ciudad nativa de uno de sus hijos pródigos, en medio de la barbarie…
“ …De tanto mirarla se le podía oír su respiración y sentirle sus latidos. Era  como un enorme animal con su cientos de brazos desparramados, un animal en reposo después de lamerse las heridas. Pudimos ver a un Juárez dominante sobre un suelo seco. Desde aquí solo se podía ver la zona  vieja, más arbolada porque estaba untada a la orilla del  rio Bravo.  Un verde terroso que dibujaba la ribera de un río que ya se había ido, que volvía terroso y crepitante  en tiempos de lluvia”

lunes, 19 de agosto de 2019

VIOLENCIA Y CONTEXTO POLÍTICO





El escritor y  editor Juan Domingo Agüelles, nos ofrece en este articulo ( Confabulario), un puntual y actualizado  repaso del contexto político de la violencia desbordada que se padece en México.
Un fenómeno que desde luego viene de lejos, del pasado "neoliberal", pero que se ha recrudecido hasta alcanzar niveles históricos en lo que va del "nuevo régimen"; el mismo que prometió resolverlo todo con la sola presencia del Tlatoani en el Templo Mayor.

Mas lejos de buscar la reconciliación nacional, desde el poder presidencial se instiga el odio contra la variopinta fauna de  "adversarios"; todos aquellos individuos e  instituciones que  representan un contrapeso al  poder unipersonal, autoritario, antidemocrático, PATRIARCAL.

Dice Juan Domingo :

"Primero nos la metieron doblada (¡ay, camarada!) y después el mismo perpetrador (gente amiga, por cierto, y amigable) sentenció: “Ya les dimos el primer trancazo en el hocico” (PIT II dixit). De esto se trata la cultura hoy, desde el poder y la militancia: de abuso sexual simbólico (violación redoblada) que perdonan hasta las militantes feministas de la 4T que suelen repudiar los piropos y el acoso sexual; y de animalidades también: los críticos no tienen bocas, tienen hocicos, muy probablemente perrunos, que hay que cerrarles a trancazos.

 "Después, desde la más alta tribuna del país, se descalificó a la sociedad civil y se insultó a los opositores y críticos; se vilipendió a la prensa crítica (si no es leal, es chayotera); se desautorizó y desprestigió a las comisiones de derechos humanos (como cómplices de la violación de derechos), y se criminalizó a los creadores culturales, aunque entre los criminalizadores haya también beneficiarios de lo mismo que criminalizan. Y todo esto lo hicieron quienes antes eran unos garantes de la crítica frente al poder…, sí, pero frente al poder al cual no pertenecían. Y a ello hay que sumarle la santificación del Señor Presidente: “Auténtico Hijo Laico de Dios Iluminado” (Muñoz Ledo dixit).

"Lo que ha seguido después es sólo una consecuencia de ese caldo de cultivo, ¡hasta para los compañeros de ruta! Octavio Rodríguez Araujo (ahora también fifí, machuchón y lo que se le quiera agregar con escarnio), izquierdista, se retiró del periodismo crítico con las siguientes palabras: “Nunca pensé que el triunfo de un movimiento que apoyé por muchos años se convertiría no sólo en una decepción, sino en una amenaza a la libertad de expresión que disfruté por varias décadas, que han disfrutado muchos articulistas también”.

 "Ejercer la crítica periodística hoy se volvió peligrosísimo hasta para quienes creían que antes de este gobierno, votado tan esperanzada y multitudinariamente, era ya peligrosísimo. Así lo han sabido otros periodistas críticos, entre ellos, recientemente, Héctor de Mauleón y Guillermo Sheridan, quienes han recibido amenazas de muerte por lo que escriben y publican. De Mauleón concluyó: “Esto es consecuencia del odio que se siembra todos los días desde la mayor tribuna del país”.

 “Que detengan esto”, pidió públicamente. Es lo mismo que pidieron los ombudsperson de más de cien países en apoyo a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, lamentando las expresiones denigratorias y del más extremo desprecio y la más severa descalificación del presidente de México contra la CNDH, pues “desprestigiar la tarea de la CNDH se percibe internacionalmente como falta de respeto hacia la institución y a los derechos fundamentales de las personas a quienes protege”. Más aún: La Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos expresó que “la magistratura moral es la principal fuente de autoridad de nuestras instituciones, de modo que cualquier anotación en este sentido resulta de gravedad”.

"Todos los días el presidente del país habla de paz, de concordia, de bondad, de moral, de felicidad, en sus conferencias matinales, pero, también, todos los días lanza ofensas, descalificaciones, dicterios, invectivas contra sus “adversarios”, que lo son únicamente porque no son sus “partidarios”, porque no lo alaban, porque no lo ensalzan, porque no lo adulan, porque no lo aman, porque no lo idolatran. Es una desmesura. La descalificación que hizo recientemente de la labor periodística de la revista Proceso, en el regaño que tuvo que capear el reportero Arturo Rodríguez, en una situación de inferioridad frente al poder, es más que preocupante. Dando clases de periodismo, volvió a lanzar a sus partidarios contra la prensa que no lo elogia. La crítica es buena siempre y cuando sea a su favor. Y ya hay llamados de sus partidarios a una campaña para no comprar la revista Proceso. Siendo así, en un país polarizado, que él y sus colaboradores se han encargado de polarizar más, no es optimismo sino utopismo pensar en una reconciliación social en la que tanto dice empeñarse y, para lo cual, nos regala la Cartilla moral de Alfonso Reyes. En un contexto así, tan enrarecido, no es difícil adivinar cómo terminaremos. No habrá final feliz, como escribiera Paco Ignacio Taibo II."
(Fragmento del.artículo Voltaire, Mill, Todorov y el fin de los argumentos)

¿Por qué no llegaron hasta Palacio Nacional?



Entiendo la inoperancia del gobierno de la CDMX, la torpeza de "Claudia",  pero los feminicidios se dan en todo el pais y es el presidente el responsable de la seguridad nacional.
Y de paso, la imagen del poder partriarcal por excelencia.

El poder unipersonal. Del HOMBRE FUERTE.

El "papá" de Sheinbaum.

El mismo que cerró estancias infantiles y refugios para mujeres víctimas de la violencia doméstica.

El de los criminales recortes en salud.

Dos o tres discursos articulando demandas y proponiendo los pasos a seguir,  y un poco de diamantina púpura (mi color favorito) sobre el portón  y muros de Palacio, hubieran tenido más impacto que la "bandalización" ( así lo escribieron muchos medios, con b de banda) del Metrobus Insurgentes.

Y quizá,  en la "mañanera" de este lunes, el presidente se  hubiera ahorrado la burla:

"Se dan estos casos (las manifestaciones recientes), pero en general, lo voy a decir, hasta se los adelanto, en mi informe. El pueblo está feliz, feliz, feliz, hay un ambiente de felicidad, el pueblo está muy contento, mucho muy contento, alegres. Entonces, no hay mal humor social".

La prueba del poder

  Que Milei es un "facho", dice nuestro pròcer. ESO estaría por verse una vez sometido a la prueba del poder. Hasta donde sabemo...