miércoles, 17 de abril de 2019

GINSBERG EN CUBA: DEBUT Y DESPEDIDA





"Me masturbo pensando en Fidel y sueño con llevarme a la cama al Che ..." , confesó en público Allen Ginsberg en sus correrias por La Habana en 1965.

El poeta y figura contracultural había llegado a la isla invitado como jurado del Premio Casa de las Americas, muy estimulado por ls oportunidad de conocer en vivo y en directo, a 90 millas de Florida, el socialismo real.

Y se sintió tan en sintonía  con ese paraiso en construcción que dio rienda suelta a su optimismo revolucionario.

Pero su suerte ya estaba echada.

Una madrugada la policia lo sacó del hotel y le prometio montarlo en el primer avión que saliera de Cuba.

¿Por qué? Porque había violado la Ley. ¿Cuál? Pregúnteselo a sí mismo.

Le cumplieron la promesa de subirlo al primer vuelo y el "disoluto" neoyorquino aterrizó muy lejos de casa.

 En Checoslovaquia.

La  versión de la dictadura fue que lo habían sorprendido fumando mariguana y que era portador del virus de la "decadencia imperialista".

Fin del romance del poeta y de la Generación Beat  con la Revolucion Cubana.

“Limitar la libertad de expresión es un precio demasiado alto que pagarle al Estado revolucionario", puntualizó el autor de Howl.

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