martes, 17 de agosto de 2021

EL NORZA y EL ARTE DE LA PROVOCACIÓN.



(En su cumple 60)

Hasta hace unos días me enteré de los problemas de salud de mi amigo  Angel Norzagaray Norzagaray; el maestro universitario, actor, dramaturgo,escritor, periodista, ex funcionario y promotor cultural, había sido intervenido quirúrgicamente en una clínica de Tijuana, y ya se encontraba recuperándose en casita.


 Podría decir que lo conocí en los años que viví en Tijuana( todos los 90 y un poco más), identificado como uno de los principales protagonistas del medio cultural bajacaliforniano, un talento de origen sinaloense radicado en Mexicali.


Y asi fue en cuanto a compenetración con la persona y su obra, pero cuando tuve de frente al polémico  Angel Norzagaray...


¿ Dónde lo había visto? 


En realidad el primer contacto se había dado en febrero de 1989, en la redaccion de un diario mexicalense que me había facilitado un espacio para redactar mis crónicas sobre los prolegómenos de la "ruffomania", y remitirlas vía fax al diario de la CDMX que me había enviado a cubrir ese singular fenómeno politico.


Era un "vato"  delgado y de larga cabellera sesentera, blanco, de ojos claros, con lentes lennonianos, y guaraches de cuero a la Toledo,  que tecleaba a mi lado a buen ritmo- prueba de oido y buen oficio- , al que interrumpí para corroborar un dato histórico del entorno local.


Me respondió con amabilidad e incluso me ayudó a operar el fax. Fue un intercambio breve,  pero de muy buena vibra,  en medio del trajín del compartido oficio periodístico.  

De alguna manera me habìa sentido identificado con este desconocido a quien se me había olvidado preguntarle el nombre.


" De modo que eras tú el famoso y peleonero Norza",  le dije, cuando lo volví a ver en el Café Literario de Xicalli, aunque ya no tenía la greña larga ni calzaba guaraches jipitecos.


"El mismo y el otro",  respondió.


Cuando me designaron coordinador de la página de Cultura y Espectáculos en el diario tijuanense de cobertura estatal en el que trabajaba como reportero, recibí una llamada del Norza...


En la madre...


¿ Me quería buscar pleito?


Todo lo contrario. 

Me puso al tanto de la grilla cultural en la capital estatal, tan vilipendiada por algunos tijuanenes "que se daban ridículos aires neoyorkinos en una ciudad rodeada de arrabales tercermundistas", como en una ocasión les respondió un airado y bragado intelectual de estirpe cucupah.


Ellos, el grupo encabezado por el Norza, querían colaborar con la sección cultural a mi cargo y exigían apertura. Estaban vetados por un escritor local- también mi amigo- por quien pasaban todas las colaboraciones de tema cultural a publicarse en D29.


" A partir de este momento, envíenmelos directamente a mi", le dije y me preparé para iniciar una etapa muy interesante dentro del periodismo cultural fronterizo.


Los NORZAS eran una especie de Bronx cultural, en el que destacaban los talentosísimos Di Bella Bros, dinastía de narradores, poetas, músicos, gladiadores callejeros; el exquisito poeta mochiteco Mario Bojórquez; el periodista y poeta defeño, Antonio Heras , los actores y actrices xicalenses  Pedro González,  Toño Castañeda, Heriberto Norzagaray, Alejandra Rioseco, Norma Bustamante, Beatriz  Acevedo...


Ángel empezó a colaborar con sus sátiricas DECIMAS, que junto con los textos de Heras, Di Bella, Bojórquez y demás, encendieron el ambiente, los ánimos, desafiaron las buenas conciencias,  la "niuyorquidad" tijuanera y desataron el debate en superlibre.

Con decirles que mi estimado amigo, el poeta cachanilla por antonomasia, Gabriel Trujillo, me concedió el título del DON KING del Periodismo Bajacaliforniano.


El director del diario, un politico priista con aspiraciones, consumsdo  publirrelacionista del grupo de Rodriguez Lozano, un "tijuaguacho", dirían en Sonora,  me llamó a su oficina, y me dijo que la escandalera que se había armado estaba " a toda madre", hasta se había registrado un incremento en la venta del periódico, pero que teníamos que bajarle al  volumen.  

Me mostró una carta de puño y letra de un personaje- colaborador del Diario'-  que se quejaba de algunas alusiones a la especie de "vaca sagrada" que creía ser.

Y para rematar, el director se quejó en primera persona: " Ya hasta a mi me están salpicando. Dice Blancornelas que debo cuidar eso..."


Todo este desmadre detonó el Norza, dijo para sí el Pilatos que todos llevamos dentro.


Era una especie de agitador. Un artista de la provocación. 


A la vuelta del 2000, regresé al sur de la Península.( Donde por cierto se me apareció el Norza en la Terraza del Perla. Había ido ver a un hermano que había sufrido un infarto a bordo de un barco)


 Pronto entré en conficto con el cerril grupo de priistas que abanderados por el PRD había llegado al poder estatal y municipal en BCS.

Cuando la represión  laboral apretó, acudí al entonces flamante director del Instituto de Cultura de Baja California, Angel Norzagaray,

en busca de un rescate.

Asi fue como volví a cruzar en sentido inverso el Paralelo 28, y regresé al Norte a trabajar en un programa de Conaculta,  Cultura para todos, con mi propuesta La poesía, el pan nuestro de cada día...

Previo pago mensual por adelantado de 30 mil pesos, recorría toda la zona rural del municipio de Ensenada, desde Ojos Negro y otros territorios pai pai y  kumiai, a Bahía de Los Ángeles, compartiendo lecturas, charlas, y hasta canciones acompañado de mi guitarra, en las bibliotecas y escuelas públicas.


Contra mis temores, fue una experiencia maravillosa compartir con niños y niñas, poetas naturalitos que te dejan pasmado con su sabiduria intuitiva.


Gracias, por siempre agradecido,  Norza.

 Y qué mejor "timing" para reiterarte mi admiración y respeto que en tu cumple 60.  

Con mis deseos de un pronto y triunfal retorno a los escenarios del arte y de la vida, valga la redundancia.


Abrazos,.

lunes, 16 de agosto de 2021

EL ROCCO RIVERA, a 45 años de su muerte.




El 15 de agosto de 1976, murió en accidente automovilístico en los alrededores de La Paz, su puerto nativo, Federico Rivera, el Rocco, quien en sus años universitarios fue militante de la izquierda trotskysta, fundador, desde la Facultad de Economía de la UNAM,  de la Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios, en 1967.

También se le relaciona con el comando que dinamitó la estatua del presidente Miguel Alemán, en cuyo sexenio se construyó  Ciudad Universitaria.

Al ingresar a la UNAM, en 1971, nos llamaba la atención ese misterioso bulto "encapuchado" en la ex planada de Rectoría.


Hasta que un día desapareció para siempre.


Conocí al presunto  autor de este atentado y de otras muchas "fechorías",  cuando ya convertido en una leyenda  para mi generación, y alejado de la actividad política,  regresó a La Paz a principios de los 70. 

Yo ya vivía en el DF, pero lo procuraba cada vez que regresaba de vacaciones.

Tenía su grupo de amigos y seguidores, una especie de "secta", con un puñado de "iniciados" en viajes sicodélicos.

Lo recuerdo como una de las inteligencias más deslumbrantes y generosas con quien en esa época pude compartir lecturas literarias-nada de política-,  juergas, largas correrías nocturnas  en busca de playas y montes, donde acampar.

Le encantaba la pesca, el buceo, deporte para el que era tan diestro como para la defensa personal.  Un tipo de un carisma extraordinario, con un gran talento poético que empezó aflorar en lo que sería el último tramo de su vida.

Hasta hace algunos años conservaba unos poemas en prosa de su autoría que me regaló una noche bajo el influjo tutelar de "mezcalito".

Entre ellos, uno de inquietante título: "Bazofia ecléctica". 

  Una lumbrera que poco a poco se fue apagando en esa vorágine autodestructiva que culminó con la fatal volcadura  en la curva de San Pedro, al amanecer de un día como hoy hace 45 años. 


Tenía apenas 33.


El cortejo fúnebre del Rocco fue un acontecimiento inédito en el puerto. Una procesión multitudinaria. El féretro cubierto con la bandera roja de la hoz y el martillo por decisión de algunos militantes de la izquierda local que lanzaban consignas comunistas.

Personajes con los que el Federico  de los últimos años ya no tenía nada que ver. 

Incluso había corrido a algunos de ellos de su casa.  


Aquí les comparto el testimonio de uno de sus más entrañables compañeros de viaje revolucionario, el autor de la novela Los días y los años, Luis González de Alba(+).

El mismo que lo rebautizó como Rocco.


Y así comenzó la historia de la UNER. 


Por Luis González de Alba 


Que yo no sabía aprovechar mi puesto, espetó Rocco con la claridad que dan las lecturas marxistas y trotskistas; me limitaba, acusó, al fin pequeño burgués, a hacer mesitas redondas sobre marxismo y lecturillas de poesía de Miguel Hernández. La Historia me reclamaba algo mayor. Para eso tenía yo la representación de una Facultad importante y muy buenas relaciones con la Rectoría.

—¿Como qué, Rocco? ¿A qué te refieres? Celebramos los cien años de El Capital… —dije contemplando a ese Alain Delon con añadido de cachondería norteña, grandes y bonitos pies siempre descalzos en el que ya era su depa, y pantalón vaquero, sin camisa cuando hacía abdominales y me hablaba de la Revolución Permanente, de la maldad de los estalinistas y de cómo el verdadero creador de la Unión Soviética era Trotsky. Yo le daba razón en todo.

—Un organismo revolucionario estudiantil que concentre los esfuerzos del estudiantado nacional… Puedes comenzar por pedir a la UNAM que nos haga los carteles para la convocatoria.

En efecto, la Dirección de Difusión Cultural, dirigida por Gastón García Cantú, nos enviaba a la imprenta de un señor Chirinos que nos imprimían unas decenas de carteles y unos millares de volantes para el recital de un cantante o una mesa redonda sobre materialismo histórico. En uno de esos actos, leyó Octavio Paz su poema Blanco ante un auditorio Justo Sierra repleto.


Claro que no iban a bastar unas decenas de carteles, sino, al menos, 10 mil para llamar a los estudiantes revolucionarios desde Tijuana hasta Mérida.

—Pero, Rocco, ¿y luego cómo pegamos esos carteles en la Universidad de Chihua-hua, en la de Guerrero…? —dije con zozobra y un nada secreto temor de no estar a la altura de las exigencias históricas.

—Yo me encargo —respondió con aplomo Rocco.

En resumen, yo le pedía a don Gastón 10 mil carteles y Rocco y sus hermanos los distribuirían por todos los rincones de México: las escuelas de agricultura, las normales rurales, los politécnicos y universidades: en todas partes Rocco tenía gente para ejecutar ese trabajo.

—Y cuando lleguen los delegados… la UNAM no va a querer pagar alojamiento de tanta gente, Rocco, es una institución al servicio de la burguesía… Y bueno, los pasajes primero, y la alimentación de los representantes estudiantiles del proletariado…

—Nosotros los alojamos. Y los traemos y les damos de comer.

—¿Y cómo vigilamos las asambleas en Saltillo y Veracruz para asegurarnos de que nos llegan representantes elegidos democráticamente en sus respectivas asambleas?

—Nosotros las vigilaremos.

Y Rocco cumplió en todo: desde conseguir la camioneta para sacar 10 mil carteles de con Chirinos, hasta distribuirlos por dos millones de kilómetros cuadrados. Organizó las asambleas y se aseguró de que sólo el voto democrático nombrara representantes.


El Gran Congreso Inaugural tuvo lugar en Filosofía, por supuesto, donde conseguí, además, que la Dirección nos prestara cuantos salones de clase fueran necesarios para las diversas mesas de debate. Los temas también los había pensado Rocco porque yo no sabía mucho de organizar estudiantes revolucionarios.

Durante los debates en los salones de Filosofía comenzó a ocurrir algo que me extrañó: había diversas delegaciones de la Facultad de Economía, allí nomás pegada a Filosofía, la entonces Escuela de Ciencias Políticas estaba representada por varios grupos, Derecho también inscribió diversas organizaciones, la propia Filosofía tenía un par de grupos políticos revolucionarios. Había maoístas, trotskistas, comunistas (del PCM) y a los de Filosofía nos asignaron al conjunto de los foquistas. Pregunté el motivo:

—Porque ustedes creen en el foco guerrillero y nosotros en la Revolución Permanente —respondió el camarada Rocco. Y sus grandes ojos azules mostraron la más pura inocencia, la honestidad de niño observando una pecera.

El congreso tuvo fuertes encontronazos entre la línea de masas y “todo el poder para los sóviets”. Los grupos de la UNAM se hacían pedazos. Pero, de forma sorpresiva, los delegados de toda la República mantenían la calma y ganaban las votaciones a favor de la Revolución Permanente. Comencé a sospechar que yo le había hecho su congreso nacional al POR (t), no debe uno olvidar la (t). Pero eso fue por mayo o junio de 1968.

El 26 de julio de ese año, de forma muy sospechosa, las autoridades de la ciudad permitieron dos manifestaciones simultáneas, mismo día y misma hora, cuando lo usual era que las prohibieran todas. Cuando los granaderos apalearon a los dos grupos de manifestantes, uno liderado por la corporación estudiantil del PRI en el Politécnico, y la otra por el PC, ya nadie volvió a recordar la UNER. Hace poco me la encontré citada por Gilberto Guevara y me puse a recordar su origen.

Rocco nunca me devolvió el favor, dicho sea ni tan de paso. Años después supe que había muerto en un accidente de auto allá en su tierra, Baja California.


Luis González de Alba. (RIP 2016_10_02) Escritor.

QUE MURIÓ MAYS

  ME ENTERO de la muerte de un legendario beisbolista. Esperaré unos días a ver si se confirma  o no su muerte. La verdad, ya lo hacía muert...