domingo, 19 de diciembre de 2021

DOS DE CUATRO



De las cuatro principales  elecciones constitucionales en las que ha participado-sin contar las dos candidaturas fallidas a la gubernatura de Tabasco- ha ganado dos y perdido dos.

En términos beisboleros: 500 de porcentaje de bateo.

Ganó la primera, por la jefatura de Gobierno del DF, en 2000; perdió las dos siguientes por la presidencia de la República en 2006 y 2012,  y ganó la tercera, para alcanzar por fin la presidencia en 2018.

Todas estas elecciones, sancionadas por el Instituo Nacional Electoral(INE), antes IFE.

No le ha ido nada mal. Muy pocos líderes opositores latinoamericanos podrían contar esta historia .

Menos alguien  con la virulencia verbal del "mesías" tabasqueño.

En países bajo dictaduras como Cuba,  Venezuela, Nicaragua..., es inimaginable.


Habría sido encarcelado, exilado, o asesinado.


Ya instalado en Palacio Nacional, ex sede del poder virreinal,  en vez de reconocer la construcción colectiva de las condiciones democráticas que hicieron posible su trayectoria  política,  niega todo mérito a esa lucha de la sociedad mexicana  que costó muchas vidas.


 Un ´proceso político y social, que  inicia  mucho antes de que el joven López se afiliara al PRI  en los años 70.


Sí, al PRI de Díaz Ordaz, Echeverría y López Portillo; de  Tlatelolco 68 y San Cosme 71, dos crímenes de Estado que aceleraron la transición democrática. 

Un partido de Estado en el que permaneció hasta noviembre de 1988, cuando logró la candidatura  del Frente Democrático Nacional  a la gubernatura de Tabasco. 

Es decir, hasta después del fraude que entronizó a Salinas, operado por....Bartlett.

Ahora el megalómano de las consultas "gansito",  mezquino y malagradecido, dice que la "verdadera democracia" empezó con su arrasador triunfo de 2018 .

Que solamente con una manifestación  tan arrolladora  del "pueblo", fue posible que le reconocieran su victoria  en las urnas.

Miente como respira. 

"Olvida" el escaso margen con el que obtuvo la jefatura de Gobierno en 2000- 2  o 3 puntitos porcentuales- sobre el panista Santiago Creel.

Y nadie alegó fraude, a pesar de que en ese entonces las redes clientelares más grandes del mundo, las de Bejarano, Padierna,  Batres, ya estaban operando a partir de la conquista perredista de la capital en 1997.

En el colmo de la malaleche pretende  desaparecer al INE y - como dice el perredista Guadalupe Acosta  Naranjo'-, descabezar a Lorenzo Córdova mientras solapa a Bartlett, el villano salinista del fraude del 88, y defiende a dictaduras bananeras donde el fenómeno  AMLO como producto demcrático  es inconcebible.

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