Es sus tiempos (1971/76), los culpables de todos los males del país eran los "emisarios del pasado".
Muere a los 100 años, convertido por la memoria colectiva en uno de ellos.
68, 71, "guerra sucia", derroche populista, primera devaluación del peso en décadas, inicio de las crisis recurrentes, verborrea imparable.
Muere un 8 de julio, 46 años después del golpe al diario Excélsior, dirigido por Julio Scherer, orquestado desde el poder presidencial.
Un atentado a la libertad de expresión, que marcó un parteaguas en la historia del periodismo mexicano y en buena medida detonó la transición democrática.
Del árbol de Excélsior surgieron el semanario Proceso, del propio Scherer; el diario Unomasuno, del ex subdirector, Manuel Becerra Acosta; y la revista Vuelta, de Octavio Paz, sucesora de Plural, auspiciada por el "Gran diario de la vida nacional".
Luis Echeverría Ávarez, muere seguramente con "la firme convicción"
de haber reencarnado en un nuevo "mesías", ahora procedente del trópico.
Sí, aquel joven tabasqueño que se afilió al PRI durante su sexenio, le compuso un himno a su partido, y también cantó las glorias de su sucesor, José López Portillo, el mismo que embriagado por la bonanza y el derroche petroleros, nos convocó a "administrar la abundancia".
Lo que jamás sabremos, es si Echeverría se sentía o no plenamente reivindicado por su discípulo, ejecutor del "Cuarto Movimiento de Nuestra Sinfonía Histórica".
La siniestra 4T.
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