martes, 25 de diciembre de 2012

NAVIDADES SIN SANTOCLOSES





Una de mis navidades sin santocloses  me "sorprendió" en un hotel de Frankfurt(casa de Goethe y sede del Bundesbank), el año axial del 89, con el Muro de Berlín ya fragmentariamente en manos de los vendedores de souvenirs del   caído  símbolo de la Guerra Fría.
Repasaba  desde el lecho la oferta televisiva  en tiempos de aceleramiento histórico,  todavía lejos del advenimiento de las redes sociales y del  wi fi  al alcance de un iphone.
Me detuve en un noticiero.
 Aquí sí, las imágenes hablaban más que mil palabras en deutsche. La Revolución de Terciopelo se había tornado  cruenta en la Rumania fundada por el ibérico Adriano.
El Sátrapa de los Cárpatos, Nicolae Ceausescu,  y su esposa,  Elena, habían sido atrapados, juzgados y sentenciados por un tribunal militar en nombre del Pueblo rumano en  rebeldía.
 Y allá iba la demencial pareja rumbo al paredón en algún lugar de Bucarest.  Ambos bien abrigados.  No se fueran  a resfriar antes del viaje al séptimo círculo del infierno, donde acaban los que “hicieron de su culo una trompeta”.  
(Los Ceausescu eran aficionados a las películas porno, y dos de sus hijos, Zoia y Nicu,  fueron célebres por sus orgiásticos reventones, dentro y fuera de su país. )
Tres de los ocho jóvenes soldados del pelotón, ex miembros de la Securitate, la  policía secreta rumana, pidieron  la exclusiva histórica,  prepararon y consumaron la ejecución.
 Dos bultos ensangrentados  sobre el  suelo.  En un acercamiento, los ojos abiertos de Nicoalae quedaron fijos  en  la pantalla silenciosa.  En el silencio de la noche del 25 de diciembre de 1989, en un cuarto de hotel de Frankfurt am Main, tan lejos de Santoclós y  tan cerca de  Mefistófeles, de la tan temida-pasando el Rhin-  reunificación  alemana.
ESCÁNDALO EN ESPAÑA
Los detalles del juicio y los crímenes de los Ceausescu durante sus 24 años en el poder omnímodo, sin contrapesos,  escandalizaron a los líderes morales de occidente- que no habían dejado de apuntalarlo mientras fue cuña contra la URSSS-, y al resto del inocente  mundo. 
En hospitales y orfanatos, los niños morían de frío por la falta de gas. Otros fueron víctimas de los experimentos de Elena, una mujer de pocas luces que se hacía pasar por una ”científica de talla mundial”.  Se les inoculaba el virus del Sida con el pretexto de  encontrar la cura de la enfermedad.
En España, el escándalo alcanzó a la izquierda histórica, la de Santiago Carrillo y Anguita. Aprovechando el vínculo ibérico a través del fundador Adriano , los comunistas españoles habían establecido una estrecha relación con el régimen del Conducator, y se Iban a pasar fastuosas vacaciones.
 Nunca se dieron cuenta de las atrocidades cometidas por los anfitriones,  por tanto, nunca las denunciaron. Eso dijeron.
 

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