Grata sorpresa la que me dio el tícher Carmona a mitad del verano. Pasó por mi a la casa de la familia Storm, en San Leandro, para que le acompañara en un viaje a Eureka.
Ya encariñados, no fue fácil despedirme de la numerosa y fraternal prole del lechero de Berkeley Farms y su esposa.
Carol & Ron;Ron&Carol, padres de diez hijos.
Mis diez nuevos hermanitos.
¿Cómo era posible que Ron, un repartidor de leche pudiera alimentar holgadamente a tantas bocas y todavía darse el lujo de tener invitados extranjeros?
Primeras leccciones que los miembros del Mexican Jr Peace Corp de la JFK Bilingual Library, inspirado en el programa Nuevas Fronteras, aprenderíamos en estos viajes de "vecinos de buena voluntad".y Embajadores de La Paz.
El director fundador de la JFK y del MJPC, venía al volante de una camioneta de modelo antiguo y de un color amarillo chillante, a la bautizamos como "La canaria"; nada a tono con la categoría de un "agente de la CIA" que le adjudicaban a mi Ticher sus malquerientes portilusinos.
Cruzamos el Bay Bridge hacia San Francisco, para luego recibir la segunda sorpresa del día al detenernos en el estacionamiento de algo parecido a un estadio.
No, desde luego que no era el majestuoso y ventoso Candlestick Park, situado a orillas del mar, donde ya había visto jugar a los Giants de Willy Mays y Juan Marichal, contra los Dodgers de Sandy Koufax y Don Drysdale.
Era uno mucho más pequeño, y no tenía nada de beisbolero. Otro ambiente y otro juego.
Era el estadio de los 49s de San Francisco, que ese día jugaban contra los Dallas Cowboys.
Un juego de football, futbol americano, deporte que solo conocía de oídas o por algunas imágenes dispersas en TV.
Al ver mi desconcierto, Carmona me animó: "Te va a gustar. Es como un ballet..".
Nunca había visto tantos negritos juntos. Dominaban el graderío.
Venciendo mi nostalgia beisbolera, disfrutaba del novedoso espectáculo.
No necesitaba entender las reglas del juego para admirar "el ballet" del que hablaba Carmona, los trazos y los lances, la acrobacia, la belleza coreografica.
Los hot dogs y el root beer float sabian a gloria bajo el sol del mediodía, el football y los 49 estarían de plácemes por haber conquistado un nuevo fan.
Hasta que de un sector del público, no muy lejos del nuestro, empezaron a llegar gritos destemplados, ruidos extraños, y la gente empezó a ponerse de pie, arremolinarse, a correr en estampida provocando el caos.
Una marea oscura se nos vino encima; volaron el hot dog y el root beer.
El veterano del desembarco en Normandía, sobreviviente del sangriento bautizo de fuego nazi en la playa Omaha, tuvo que poner en juego todas sus destrezas de soldado; bloquear con su imponente humanidad de peso completo el paso de la turba, tomar en sus brazos al pupilo consentido, al niño de 10 años, y buscar la salida con movimientos precisos y preciosos.
"Como en el ballet..."
Debut y despedida.
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