Seguramente a Gabo le hubiera encantado el personaje de Francisco García Márquez, creación involuntaria del Congreso de Veracruz.
Ni él mismo se habría reinventado de esa forma tan realmaravillosa.
Además, bajo ese nombre se le reconoce como lo que realmente tambièn fue, por decisión propia y la de Mercedes: un escritor mexicano.
Llego a la Ciudad de México el 2 de julio de 1961, " el mismo día del suicidio de Hemingway ", y aquí se quedó por el resto de sus días.
Aquí se reencontró con su paisano, el poeta Álvaro Mutis, quien le recomendó la lectura de un librito que le cambió la vida: Pedro Paramo, de Juan Rulfo; y bajo el influjo de esa obra maestra, en un viaje a Acapulco, terminó de concebir la suya propia, Cien años de soledad(1967).
Aquí, en el vestibulo del Palacio de Bellas Artes, recibió en pleno rostro el derechazo de Vargas Llosa; la noticia del Nobel(1982), y vivió el resto de sus años de gloria, incluyendo el de su muerte y póstumo homenaje nacional ,de cenizas presentes, en el mismo recinto donde medio siglo atrás el peruano Marito le habìa pintado un ojo de morado.
Aqui siguen su viuda y sus hijos Rodrigo y, el mexicano por nacimiento, Gonzalo García Bracha.
MERCEDES BRACHA, flanqueada de sus hijos Gonzalo y Rodrigo García Bracha, ante la urnas con las cenizas de Gabriel Garcìa Marquez en el homenaje póstumo al escritor en el Palacio de Bellas Artes, en abril de 2014.
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