José
Manuel Green Olachea
Dicen que las comparaciones son odiosas,
pero comparar un cerro con la UABCS, más que eso, es muy extraño. El símil se
establece por la manera en que la mano del hombre y sus intereses creados han hecho
presa de ambos en menoscabo de su propia existencia. El Cerro de las Chivas se
usó con el pretexto del desarrollo turístico sin consideración alguna, en
cambio la Universidad es botín de gente a la que no le importa su funcionamiento
institucional, que siendo lo que es y lo que significa para los sudcalifornianos,
se utilice también sin consideración alguna.
En San José del Cabo existe un cerro muy
peculiar, por supuesto siempre ha estado ahí a pesar del tiempo y del desarrollo
turístico que ha modificado paisajes, costumbres y también valores sociales con
el pretexto del progreso. El cerro se ve desde el puente que cruza el arroyo
hacia la Marina San José, desde ese lado se observa a lo lejos al lado
izquierdo de las torres de la iglesia, atrás del pueblo; los lugareños desde
siempre lo conocen como el Cerro de las Chivas, su vista espectacular abarca el
pueblo, el estero, el arroyo, el mar, Punta Gorda y los poblados de La Playa, La
Choya y Las Ánimas.
Cuando llegó FONATUR trajo una visión
diferente que alteró el orden social, a través de CORETT puso nervioso al fundo
legal de San José metiendo ruido en los habitantes para adecuar el régimen de
la propiedad, pero más que eso, la plusvalía de terrenos fue patente y se
apropió de cosas como el Cerro de las Chivas que no fue la excepción, expropió
terrenos ejidales para fraccionarlos y con esa visión comercial y sin considerar
autoridades locales y mucho menos a la población, modificó nombres de playas e implantó otros extravagantes en
calles, fraccionamientos y áreas especiales, desalojaron gente de sus casas en sitios
de interés para ellos y los reubicaron en otros lados, formaron colonias
nuevas, mucha gente se deshizo de sus propiedades por el espejismo momentáneo, etc.,
la prioridad era el desarrollo turístico y había que rendirse ante él.
En el argot popular se palpaba
incertidumbre, indignación y también la ironía de Juan Pueblo, si FONATUR hacía
cosas ¿por qué ellos no? A una colonia nueva le pusieron el mal de orín porque el agua solo llegaba en gotitas; la palomilla
en el pueblo creó un torneo de pesca de orilla que se realizaba en La Playa en
fin de semana entorno al día de La Marina creando un premio de primer lugar con
lo que se alcanzara a juntar de inscripciones para otorgarlo al que capturara
el pescado más pequeño, contrario al torneo millonario Bis Bis de los hoteleros
que premiaba con un millón de dólares por capturar en lancha al pescado más
grande. En el torneo popular hubo quién sintiéndose ganador antes de tiempo, a
cuenta del premio festejó con todos y cuando menos pensaban los del festejo, apareció
un niño que les ganó a última hora, quedando empeñados con el de las bebidas.
Así eran las cosas, también se dijo que
FONATUR había cambiado de nombre al Cerro de las Chivas, que al
fraccionarlo para promover la venta de terrenos lo llamó La Colina de las
Cabras, y un ¨tiempecito¨ después, cuando ya había residencias, la gente
decía que ahora se llamaba Lomas de Capricornio. La jerga popular había aprendido
la lección al ser testigo del ¨camaleonismo¨ paisajístico y urbano que indujo el
progreso, la población cabeña creció como nadie en el país y la llegada de
intereses sanos y malsanos perturbó la calma pueblerina, sus habitantes para poder
sobrevivir también tuvieron que cambiar su manera de vivir.
Aun con esos embates, el Cerro de las
Chivas era el mismo cerro milenario que vieron nuestros antepasados, que a
pesar del tiempo y de los intereses externos que FONATUR atrajo, ahí seguía adusto
con la diferencia de que antes en él solo vivían insectos, arañas, cachorones, cachoras,
pájaros, bejoris, güicos, ratones, ratas, liebres y víboras de
cascabel. Ahora sus residentes urbanos gozan de la vista panorámica y del
estatus social que les otorgan la plusvalía de sus propiedades y la
tranquilidad del cerro.
La Universidad antes de crearla era un sólido
y añejo anhelo que permanecía vigente en el alma de los sudcalifornianos desde
hacía varias décadas, porque salir a estudiar a México o a Guadalajara, más que
un derecho era un privilegio, sólo iban los que tuvieran recursos económicos o
aquellos que fueran apoyados con becas estudiantiles en el DF. La educación
normal era lo único que había localmente y la prepa Morelos, como requisito
universitario, se fundó a principios de los 60´s, al menos se podía estudiar la
prepa en La Paz.
El nuevo Estado Libre y Soberano requería una
Universidad, la de los sudcalifornianos de la que se esperaba una
enseñanza con valores universales y democráticos, por los que se había luchado desde
mucho tiempo atrás.
El nuevo gobierno gestiona la creación de
la Universidad como secuela de una lucha por la democracia que años antes
lideró el Frente Unido Sudcaliforniano (FUS) con el Dr. Francisco Cardoza
Carballo y el Sr. Francisco King Rondero, secundados por el pueblo
sudcaliforniano a fin de establecer un régimen de gobierno civil en lugar de las
imposiciones militares.
La UABCS se funda en 1976 como una
institución pública y autónoma de educación superior, como un derecho del
pueblo y en apego a la Constitución, sin duda la obra más importante del
gobierno de entonces. Al establecerla, le sustraen la autonomía a espaldas del
pueblo y traicionan el espíritu democrático que planteaba el FUS, su Ley
Orgánica se respetaba pero los gobernadores imponían rectores sin que hubiera elecciones,
se privilegia el control político sobre los valores formativos y se oprime su
espíritu libertario dejándola sin alma, nunca entendieron que la Universidad es
para gente adulta con diversidad de ideas y valores. Al iniciar con autonomía ficticia
se incuban conflictos internos y los rectores en lugar de ocuparse por ella se
preocupaban más por quedar bien con quien les había dado el cargo, implicando
con esto que la prioridad no era trabajar por los verdaderos valores universitarios,
la prioridad era el control político que les exigían para mantenerla estable.
Esta es la Universidad del estado.
Con el nuevo milenio, el control político planeado
para la Universidad se degenera en corrupción descarada, con un modelo
educativo ya acabado porque no educa con buenos valores y permite la corrupción,
no respetan su Ley Orgánica y se maneja la autonomía por encima de la ley para solapar
la impunidad; con pésimos indicadores educativos, fraudes internos demostrados por
auditorias externas y la ilegalidad manifiesta por desacato flagrante de la Ley
al mantener un rector que no es, estos son los ejemplos que dan a los jóvenes y
a la sociedad sudcaliforniana como pruebas fehacientes de que esta Universidad está
muy lejos de los ideales de su pueblo.
Esta Universidad no es lo que se esperaba
de ella, es antidemocrática porque no permite a los universitarios elegir
libremente a sus autoridades, imponen rectores como antes imponían militares en
Baja California Sur, además es fascista porque al que defiende la legalidad y
no piensa como ellos lo persiguen, encubren fraudes y corrupción académica y usurpan
funciones públicas. Es la Universidad estatal de la impunidad.
Sin que sean el prototipo de todos sus
egresados, Narciso Agúndez, Alfredo Porras y Gustavo Cruz, son ejemplos de una
formación universitaria atada al poder político, son consecuencia del modelo
educativo corrupto que tanto han defendido las autoridades universitarias espurias,
el gobierno panista y el Congreso del Estado.
La Universidad autónoma no existe porque
nunca se lo han permitido, la auténtica, la del anhelo sudcaliforniano, la de
los verdaderos valores cívicos y democráticos, esa, sigue latente en espera de
mejores tiempos.
Así como el Cerro de las Chivas
permanece en su sitio a pesar de los cambios de residentes y de identidad a
nombre del progreso, la UABCS, la del anhelo sudcaliforniano, también sigue ahí, latente en espera de
mejores tiempos, ya que la que existe, la del estado, la que con la autonomía
encubre corrupción e impunidad, esa solo representa los intereses creados de
unos cuantos que a nombre del progreso la han moldeado para
distorsionar su propósito educativo.
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