Pronta recuperación a Andrés Manuel López Obrador, hospitalizado luego de sufrir un infarto esta madrugada.
Los desacuerdos políticos no deben engendrar rencores personales.La enfermedad nos recuerda lo vulnerable que somos. Frágiles, pasajeros, de miedos trocados en soberbia y sed de trascendencia. En contrición, perdón, reconciliación. Miserables aquellos que han querido aprovechar el difícil momento por el que atraviesa el polémico dirigente político para vomitar su odio.
Pudo haberlo hecho de manera mas impersonal, guardando las
formalidades burocráticas, con un boletín, o el twit ya enviado.
Pero lo hizo de viva voz, antes de iniciar
un discurso en Palacio Nacional.
La circunstancias propiciaron un gesto
inédito en nuestra historia política contemporánea: el presidente pronunciando
el nombre de su más acérrimo, virulento,implacable, irreductible enemigo
político,para enviarle un saludo solidario hasta la cama de hospital donde se
repone de un infarto agudo al miocardio.
El puente de palabras tendido ayer por la
mañana de Palacio Nacional al Médica Sur, podría ser el mensaje político
más significativo del convulsivo primer año de gobierno de Enrique Peña.
No seguir dando acuse de recibo con el
prurito de que se trata de otra simulación del enemigo, sería un grave
error.
En la conferencia de prensa de ayer por la
noche, Andrés Manuel Jr dejó pasar una invaluable oportunidad de agradecer el
gesto de Peña sin necesidad de "reconocer" al Presidente, pero sí al
hombre, a un ser humano al que por primera vez, en circunstancias
extraordinarias, se le concede el BENEFICIO DE LA DUDA.
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