martes, 31 de enero de 2017

BROTES NACIONALISTAS






Cuando en su último informe de gobierno López Portillo estatizó la banca- control de daños por la fuga de capitales-, y pronunció con voz quebrada frases como aquella de "¡Ya nos saquearon una vez; no nos volverán a saquear!", golpeando con rabia la tribuna presidencial, se juntaron las fiestas patrias septembrinas con las ganas de creer.
La noche de ese día difícil nos sorprendió en Coyoacán, en los alrededores de El Parnaso y La Guadalupana, en la plaza donde una multitud de jóvenes de todas las tendencias políticas y existenciales obligó a un grupo de rock a retirarse del escenerario para dar paso al mariachi, y, ya en el climax nacionalista, al Himno Nacional.
Para no darle chance al corrosivo escepticismo, ya de retirada el reportero compró una banderita tricolor que colocó con gusto de taxista en el espejito retrovisor de su vochito superbeetle, importado temporalmente desde la zona libre de BCS al "macizo continental".
A este fervor patrio siguió una terrible depresión.
Estalló la crisis económica con un fenómeno inédito en México: la hiperinflación que hizo añicos el poder adquisitivo de las mayorías, particularmente el de las hipersensibles clases medias.
Un "mal humor social" agudizado por el sismo del 85, la permanencia en el poder de un régimen de partido "prácticamente único", la cerrazón mediática con Televisa y Azcarraga Milmo, declarado "soldado del PRI", a la cabeza,y la violencia que empezaba a dispararse con crímenes como el del periodista Manuel Buendía, y el del agente de la DEA Enrique Camarena, torturado y ejecutado por ordenes del capo del Cartel de Sinaloa-asentado en Guadalajara-, Rafael Caro Quintero.
El sentimiento nacionalista, ahora confabulado con exigencias de apertura democrática, resurgió a finales de la década con el movimiento neocardenista-derivado de la expulsión del PRI de Cuauhtémoc Cárdenas y demás integrantes de la "corriente democrática"- que aglutinado en el Frente Democrático Nacional dio una formidable batalla electoral en 1988.
Tiempos en que la maxima autoridad electoral era el secretario de Gobernación, en este caso, Manuel Bartlett.
Sí, el mismísimo distinguido aliado de AMLO ya indultado por lo de aquella "caida del sistema"que selló el fraude que entronizó a Salinas.
El fenómeno Trump ha vuelto ha provocar al patriota que todos llevamos dentro. Ahora redimensionado por las redes sociales.
Ojalá podamos vencer la fatalidad del péndulo, y no volver a pasar de la euforia a la tragedia.
Los Trump " hechos en México" asechan, pescan a río revuelto, gritan "al ladrón, al ladrón", mientras repiten las mismas consignas nacionalistas de la época de López Portillo.

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