En la crisis mexicana actualizada por los gasolinazos, inciden
factores externos propios del mundo globalizado.
Tal es el caso de la brutal caída de los precios del petróleo y
el triunfo electoral de Trump.
Pero la oposición al degradado gobierno de Peña Nieto no los
mencionan ni por equivocación.
O son muy provincianos e ignorantes, o muy cínicos y perversos ,
o todo eso junto.
El caso es que no se ven por ningún lado liderazgos responsables
dentro de las llamadas "izquierdas" mexicanas.
Una izquierda moderna, democrática, tendría como objetivo
prioritario una campaña informativa sin tintes ideológicos y electoreros.
Sin mayor interés que la claridad mental de la sociedad en su
conjunto.
Decirle a la gente, al "pueblo", que el mundo ha
cambiado radicalmente desde la expropiación petrolera de 1938 y la
nacionalización de la industria eléctrica de 1960, y con ello el concepto de
soberanía nacional.
Informarle que hay fenómenos nuevos de interdependencia en el concierto
y desconcierto internacional. Que " el aleteo de una mariposa en la Selva
Negra puede desatar una epidemia de gripe en NY".
Esto no sería para rescatar a un gobierno priísta hundido en un
descrédito ganado con creces. Hundido en un mar de corrupción y frivolidad
hecho en casa. "Orgullosamente mexicano".
No, sería para ofrecerle a la ciudadanía mejores elementos de
juicio sobre la gravedad del momento, y así encauzar la resistencia civil por
vías pacíficas y democráticas.
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