(La Jornada BC)
Pues aquí, “casual”, tratando de sortear
el dèjà vu del "carro completo" más anticlimático de que se tenga memoria en el sur de la Península de la Baja California, antiguo Territorio Federal administrado por gobiernos militares.
Pues aquí, “casual”, tratando de sortear
el dèjà vu del "carro completo" más anticlimático de que se tenga memoria en el sur de la Península de la Baja California, antiguo Territorio Federal administrado por gobiernos militares.
El PAN dándole al PRI una sopa de su propio chocolate. Recordándole- y recordándonos- los "tiempos felices" de la inmovilidad política, del partido "prácticamente único", fuera del cual campeaban las “ideas exóticas”..
No hay fiesta en la esquina de los vencedores. De aquellos rumbos se desprende un fuerte tufo a resumidero de sentimientos culposos. Como que se les pasó la mano, y el aplastamiento a un enemigo en desbandada, hasta parece con” mensaje” incluido.
Una decapitación política.
Tampoco existe la percepción social de la emergencia de nuevos liderazgos como contrapesos a esta inercia decadente.
El hedor de las cloacas desbordadas durante la campaña no se disipará con los primeros llamados a la reconciliación por parte de militantes priistas, ni la promesa de gobernar " sin rencores" del gobernador electo.
En 1999, luego de ganar limpia y contundentemente la gubernatura abanderado por el PRD, ex priista Leonel Cota prometió lo mismo trepado en una jardinera de la explanada de un desbordado malecón, y no cumplió.
Fueron 12 años de rencores vivos.
En 2015, el derroche de recursos públicos, y privados de dudosa procedencia, para lubricar la maquinaria azul; el envilecimiento provocado por del dinero como medida del éxito o el fracaso electoral, que impone las reglas del juego no escritas; las filtraciones de audios con muy comprometedores contenidos, han dejado una sensación de bochorno, de baja presión o sofocón social, en sintonía con los vaporosos preludios de la temporada adelantada de ciclones.
Una resaca post electoral con sabor a derrota colectiva en medio de una tensa tregua de la narcoviolencia.
El PRI enmascarado de azul, plagado de ex priistas y ex perredistas, con un candidato hijo de un ex gobernador echeverrista y lopezportillista, aplasta con las mismas prácticas clientelares a un PRI debilitado por sus pugnas internas, desfasado, asfixiado en su vacuidad ideológica, pereza mental, decadencia cultural.
Y las paradojas terminales, diría Kundera, se replican como en una comedia de engaños, farsa carpera.
Nunca como ahora habíamos visto a tanto “negrero” multimedia (“Cuidadores de honras ajenas”, diría Scherer) al servicio de un candidato oficial, alfil del gobernador.
Los mismos que sí festejan y hablan en términos tan prefabricados como grandilocuentes de Su Majestad: "la Voluntad Popular manifestada en las urnas".
¿Quién tendrá más méritos en campaña para aspirar a la Dirección de Comunicación Social del nuevo gobierno y pasar de beneficiarios a repartidores del óbolo oficial?
El "carro completo" del 2015, es un PRI azulado, un Prian, con menos oficio que el original en sus buenos tiempos, más desfachatado y anacrónico.
Y en otra pista del mismo escenario, el espectáculo del joven candidato del viejo PRI que no sale de su estupor luego de la noche que se le vino encima, y le reveló que había ido a la batalla rodeado de "traidores".
Nunca escuchó las advertencias de que estaba reciclando mucho cascajo, y había perdido mucho tiempo en los desayunaderos y otras pasarelas del relumbrón político. "Desangelado como el de Loreto- dijimos en este mismo espacio al inicio de campaña- fue el acto tricolor en el kiosko del malecón.
Hay un ambiente anticlimático en torno a un Barroso que promete un “nuevo rumbo” rodeado de emisarios del peor pasado priista.
Por ningún lado aparece ese grupo de jóvenes brillantes que traen el futuro no en la pose fanfarrona del junior metrosexual, sino en la palabra y actitud renovadoras, críticas.
“(…) Desde su primera exitosa campaña por la gubernatura en 2011 a la fecha, ya llovió.Tiempo suficiente para que ya tuviéramos algún atisbo de esa ruptura generacional que avalara la novedad del giro que pregona. ¿Un “nuevo rumbo” sin deslindes con el pasado priista, los excesos que propiciaron la derrota del 99?
“No es su tema”, responden algunos de sus cercanos, casualmente miembros del grupo responsable de aquella debacle de hace 16 años. Un deslinde autocrítico con el viejo PRI y la defensa de la autonomía de la UABCS, su alma mater(es abogado titulado por esa institución), se antojan-entre otros temas- más que necesarios para potenciar la campaña y volver a derrotar al desangelado Picore, cómplice de los testaferros del poder que mantienen secuestrada nuestra universidad pública.”
Ese deslinde autocrítico nunca llegó, al tiempo que los jerarcas del CEN del PRI, abandonaban a su suerte al joven candidato. “A RBA – ratificamos semanas más tarde-le están aplicando una sopa de su propio chocolate priista, y al parecer no tiene los recursos conceptuales, una retrospectiva histórica, para abrir la mira , deslindar con ese pasado, y decirnos de una buena vez qué demonios quiere decir cuando habla de un "nuevo rumbo".
Sin una base ética y referencia conceptual, chamaqueado por el dino salinista Gamboa, por quienes creía sus amigos, sus líderes, el reclamo post electoral de RBA, pierde credibilidad, fuerza.
Pero a sus 35 años, con el escaño senatorial esperándolo a mitad del mandato, aprendido el sano ejercicio autocrítico, RBA seguramente encontrará la forma de reinventarse políticamente.
Caso muy distinto al de Narciso Agúndez, que delirante llama a sus huestes a la “revuelta social”. Allá en Los Cabos, donde los hermanos Agúndez Montaño han perdido la Joya de la Corona, a manos de su compadre y ex correligionario perredista, Arturo de la Rosa, flamante alcalde electo del acaudalado municipio austral.