http://jornadabc.mx/opinion/03-06-2015/memorias-defenas
CIUDAD DE
MÉXICO.-Aquí dejas de ser el rupestre
bato del norte, la cholla ambulante del desierto califórnico, el patasalada del
estero, para convertirte en todo un
"caballero", y además, "joven".
Un "
joven caballero".
Y qué decir
de ese derroche de ternura en eufónicos
diminutivos: "su sopita", "el cafecito", "el pancito", "su
cuentita".
Ya sé que
estoy en la "ciudad de las espinosas cortesías", pero de cualquier
forma se agradece pues te embarcan en un
viaje en el tiempo.
Te recuerdan
que aquí viviste veinte de los años más álgidos de tu vida, y la memoria aviva
el sentido de pertenencia a pesar de las dimensiones devoradoras de la urbe.
Hay un vínculo íntimo, entrañable entre la
ciudad y tu personaje, que así irrumpe entre la anónima multitud con un nombre
y una historia propios.
Una aventura
que inicia con los años universitarios, en la UNAM, entre las facultades de
Derecho y de Filosofía y Letras, a partir de 1971.
Tiempos de
la resaca del 68 y la matanza de San Cosme. De los conciertos rockeros en el
campus, los encuentros iniciáticos en
las humeantes “islas”, y las arengas revolucionarias de los “comités de lucha”; la huelga de tres meses, toma de Rectoría y el caos sembrado por
Castro Bustos y Mario Falcón.
DE las
escapadas a la vecina FFyL para escuchar
de viva voz a leyendas literarias como Juan José Arreola y José Revueltas; a
maestros como Antonio Alatorre y Adolfo Sánchez Vázquez, entre otros.
Años de los
primeros contactos con el taller literario del poeta Juan Bañuelos, en el décimo piso de la torre
de Rectoría. Del bombazo en el auditorio Jus Semper durante la conferencia de
los “nuevos filósofos “ franceses.
De la brega de
Heberto Castillo, uno de los presos políticos del 68, recién excarcelado de Lecumberri,
convocando a la formación de un nuevo partido: el Partido Mexicano de los
Trabajadores.
De la
presidencia de Echeverría, ex secretario de Gobernación de Díaz Ordaz, recibido a pedradas cuando intentó entrar a
la Facultad de Medicina, y del llamado de Carlos Fuentes sintetizado en una
frase : “Echeverría o el fascismo”.
Tiempos de
la economía mixta, del desarrollo estabilizador, la sustitución de
exportaciones; de las guerrillas de
Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, maestros rurales egresados de la normal de
Ayotzinapa, y de su asesinato; de la Liga 3 de septiembre y la “guerra sucia”.
De la primera crisis económica anunciando el
fin del “milagro mexicano”, que estallaría con tintes catastróficos en el
sexenio de José López Portillo, quien alucinado por el boom petrolero había
llamado a “administrar la abundancia”, y al final de su mandato, en un lance
desesperado ante la fuga de divisas, nacionalizaría la banca.
A la vuelta
de los ochenta, ya con Miguel de la Madrid en el poder, la inflación se disparó
. A la crisis económica vino a sumarse la crisis política cuando el sismo del
85 puso al descubierto la inoperancia del gobierno ante la emergencia, y la “sociedad civil” irrumpió para llenar el
vacío.
En esta
etapa ya eras un padre de familia, único proveedor, funcionario
de Difusión Cultural de la Facultad de Estudios Superiores de Cuautitlán( UNAM ), colaborador del diario Unomasuno, y Jefe de Información
de la revista Cultura Norte, del Programa Cultural de las Fronteras, dirigida
por el maestro Edmundo Valadés.
Condición
clasemediera que te permitió aquilatar en la economía familiar el impacto del
fenómeno hiperinflacionario, y deducir sus alcances en los sectores sociales
más vulnerables.
Al mismo
tiempo, publicabas tus primeros libros de poesía: Mar en sombras( UNAM/INBA), y Azuvia(FCE).
El régimen
priista se desquebrajaba , y en 1987 ,en el partido de Estado surgió la
“corriente democrática”(como la bautizó el Unomasuno), encabezada por
Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, e Ifigenia Martínez.
La demanda
de democracia interna no prosperó y los disidentes fueron echados del PRI. Cárdenas lanzó su candidatura presidencial
acuerpado por el PARM, y lo que comenzó con una desangelada concentración en el
Zócalo una tarde gris y lluviosa, poco a poco se convirtió en una revuelta
cívica que desembocó en el Frente Democrático Nacional, con la suma del Partido
Socialista Unificado de México(PSUM) que aportó su registro y la abdicación de
su candidato, Heberto Castillo, a favor de Cárdenas.
Como miembro
de la células culturales del FDN, periodista,
ciudadano, viviste la apoteosis de la esperanza en las impresionantes
concentraciones, sin acarreados, en el Zócalo; y la tensa noche del 6 de julio,
cuando Bartlett, el secretario de Gobernación y máxima autoridad electoral, anunció la “caída del sistema” de cómputo al desbordarse la votación a favor de Cárdenas .
Consumado el
megafraude electoral, volvimos al Zócalo, ahora como parte de una sociedad
indignada que exigía acciones radicales, la toma de Palacio Nacional, fuertemente resguardado.
“Usted
ordene, señor presidente”, era el grito rubricado por los machetes de los
contingentes campesinos que apuntaban hacia el centro del poder priista.
Una palabra
de Cárdenas, y el país se hubiera incendiado. La lucha sería por la vía legal, anunció
un anticlimático hijo de Tata Lázaro . La multitud cantó por última vez en esas
históricas jornadas el himno nacional, y
se dispersó.
La “vía
legal” se concretó en la creación de un nuevo partido: el Partido de la
Revolución Democrática, fundado el 5 de mayo de 1989.
El mismo(¿?)
que, desde 1997, gobierna esta megalópolis.
Vuelve la lluvia sobre el Valle de México.
Llueve en tiempo present
No hay comentarios:
Publicar un comentario