jueves, 18 de febrero de 2010

FE DE ERRATAS...BREVE RECUENTO HISTÓRICO





Por poco y me cuelga Juan Carlos Alvarado Soto con la fibra óptica (“cortesía” de Slim) que enlazaba la conversación telefónica. Y con muchísima razón: no le había gustado una línea del último párrafo de la semblanza dedicada a la memoria de su padre del pasado miércoles, que afirmaba: “Y es que Alberto era un ignorantón, como ciertos bultos.”

Mil disculpas a la familia Alvarado Alvarado Soto, a los lectores. Fue un garrafal error de mi parte. No hay excusas, pero si explicaciones sobre los gajes del oficio. Lo cierto es que de último momento quise cambiar una frase afirmativa sobre el gusto de Alberto por la Historia, dejé el era, pero se me olvidó poner el NO, o no se guardó debidamente el cambio.

La frase correcta sería: “Alberto NO era un hombre ignorantón como ciertos bultos” Rematada con la anécdota ilustrativa: “Y si no que lo diga el músico Daniel Tuchmann a quien en una de esas reuniones de la sudcalifornidad en el DF, le espetó: “Mira mi Danny, la Historia no se hace con un saxofón”. .


Una frase pronunciada en el contexto de una fraternal charla precisamente sobre historia universal, nacional y local, en la que AAA demostró que sus interpretaciones del presente estaban avaladas y matizadas por una memoria conceptual del pasado.

Que estemos de acuerdo o no con sus conclusiones, sería otro momento de ese diálogo lamentablemente frustrado con su trágico fin.

Por ejemplo, en lo personal no comparto su afirmación de que la “Historia no se hace con un saxofón”,acotada por la ironía propia de un político de la época del carro completo priista, del partido prácticamente único, hacia un músico rockero, representante de la contracultura que tanto resquemor causara en personajes como Díaz Ordaz y Echeverría, los antihéroes del 68; y en general en todo el establishment contra el cual se dio la rebelión juvenil de aquel año axial que tuvo en el Mayo parisino su paroxismo.

BREVE RECUENTO HISTÓRICO

El saxofón como instrumento musical, es también símbolo de la revolución cultural, artística, que en los sesenta le dio un vuelco dramático a la historia y al mundo contemporáneos. El sax fue el instrumento emblemático del movimiento jazzístico que, conjugado con las luchas de Luther King y Malcom X, reivindicó la negritud como parte viva, radical(de raíz) de la sociedad estadunidense, en esa década en que se concretaron las acciones afirmativas de los derechos civiles del presidente Johnson.

Es más, siempre el arte, las rebelones culturales, se anticipan históricamente a los cambios políticos. La revolución liberal inglesa, en el s. XVII, influenciada por el protestantismo(el erasmismo y la Reforma religiosa de Lutero), y encabezada por caudillos políticos como Oliver Cromwell, y hombres de letras como John Milton(asesor de Cromwell en su lucha contra Carlos I) prefiguró la Revolución Industrial.

La Ilustración, el enciclopedismo francés, y sus expresión cultural con vanguardias artísticas como el neoclasicismo, con la consigna de “Atrévete a saber..”, deducida por Immanuel Kant, se proyectaron nada menos que en el advenimiento de lo que la historiografía registra como la época moderna, a partir del estallido de la Revolución Francesa de 1789.

Bajo el influjo de esta modernidad, asimilada por la dinastía borbónica de la Corona española, se dieron los movimientos independentistas americanos, incluida la independencia estadunidense, alimentada ideológicamente por su propia tradición anglosajona pero también, paradójicamente, por la Francia de Luis XIV, quien envió tropas de apoyo a Washington..

Hace poco, Héctor Aguilar Camín, comentaba en Nexos que los grandes movimientos de ruptura mexicanos, la Independencia, la Reforma y la Revolución, no habían sido detonados por demandas económicas, sino por razones políticas, ideológicas, y en el sentido más amplio, agregaríamos, culturales.

El movimiento independentista mexicano es inconcebible sin la influencia de intelectuales, escritores y periodistas, como Joaquín Fernández de Lizardi, por ejemplo, que con su sátira política, deudora de Moliere y Rabelais, abrió brecha a los cambios históricos. Obras claves como el Periquillo Sarniento y la Quijotita y su prima(publicados como folletines seriados en el Pensador Mexicano), combinadas con las modernistas reformas borbónicas: en lo político, la secularización del poder que a la postre expulsó a los jesuitas; en lo administrativo, la creación de la intendencias, la división geopolítica a imagen y semejanza de la francesa; y la reforma fiscal que le apretó las tuercas a la oligarquía criolla a favor de la Corona.
Un proceso que a partir de 1786 instrumentó el visitador Gálvez, apuntalado a la vuelta del siglo por la Constitución de Cádiz de 1812, que aniquilaba el régimen absolutista e instauraba uno liberal, y en cuya elaboración- asediada por la fiebre amarilla y la invasión francesa a la España de Carlos III y su hijo, Fernando VII, quien abdicaría a favor de Napoleón I-- participaron diputados americanos como el novohispano representante de Coahuila, Miguel Ramos Arizpe, el autor del proyecto instaurador de los municipios en comunidades con más de mil habitantes..

Los alcances transoceánicos de La Pepa, como se le conocía popularmente a esta Carta Magna, por haber sido promulgada el día de San José, se advierten en su artículo primero, el cual derivaría en la concesión de la nacionalidad y ciudadanía españolas a buena parte de los habitantes de la Indias, trasformadas en provincias del nuevo Estado español.

La nación española es la reunión de los españoles de ambos hemisferios”.

La Reforma, tendría en la deslumbrante generación de liberales mexicanos, encabezados por intelectuales, periodistas, escritores, como Francisco Zarco, Melchor Ocampo, Ignacio M. Altamirano, y sobre todo, el más puro y radical de todos ellos: Ignacio Ramírez, el gran Nigromante. Que no dudó en romper con Juárez por considerar que las Leyes de Reforma, atentaban contra la integridad de los pueblos indígenas al disolver la propiedad comunal y dividirla en parcelas individuales, sin redes de protección estatal. El mismo hombre que siendo Ministro de Justicia e Instrucción del primer gobierno juarista, fue confundido con un mendigo en el tren que viajaba hacia Paso del Norte(la actual martirizada Ciudad Juárez), y quien respondió al gendarme que lo reprendía, identificándose con una frase para la Historia: “Sí, oficial, mendigo, pero por la patria…”
. .
Estos apóstoles de la Reforma, fueron la inspiración del Apóstol de la Democracia, Francisco I. Madero, quien con el libro La Sucesión en 1910, y la aplicación de su patrimonio personal al financiamiento de periódicos independientes en la periferia norteña mexicana, preparó el terreno para el estallido revolucionario.

Madero, miembro de una acaudalada familia de terratenientes coahuilenses, no tenía mucho qué reclamarle a la política económica de los científicos(positivistas) porfiristas, al contrario; el diagnóstico sobre la situación del país apuntaba en otro sentido: el “envilecimiento de la vida pública mexicana.”

El movimiento del 68, punto de inflexión de la transición democrática mexicana, tampoco tuvo causas económicas. En ese momento del milagro mexicano y del desarrollo estabilizador, la economía crecía desde 1940 a un ritmo de 7 al 8 por ciento anual. La demanda central del 68 era:”Diálogo democrático”.


¿Cómo la ve don Alberto? Creo que usted estaría de acuerdo conmigo en que ya va siendo hora de generar en nuestra tierra una revuelta cultural que renueve y dignifique nuestra vida pública. Una Alianza por la Democracia…y la Cultura. Veneno puro para las hordas que hoy depredan nuestros valores fundacionales.


CASA DE CITAS.-“La idea de una desigualdad ancestral y de un país que acumula agravios hasta que explota es un atajo socorrido para explicar los estallidos de la historia
mexicana. Pero el atajo explica poco. Revísense los estallidos del siglo XX y se verá que las mechas detonantes no fueron la desigualdad ni la pobreza, sino la política. No las carencias abajo, sino los pleitos arriba.

Para combatir la enésima reelección de Porfirio Díaz se levantó Francisco Madero en 1910. Para vengar el golpe de Estado de Victoriano Huerta contra Madero se levantaron los gobernadores de Sonora y Coahuila en 1913.
Para ver quién ganaba entre los ejércitos de Obregón y Carranza y los de Villa y Zapata se libró la guerra civil de 1914-1915(…) El movimiento del 68 no nació de la pobreza, sino de los recintos de la modernidad que eran las aulas universitarias. Su bandera no fue combatir la desigualdad social, sino el autoritarismo del gobierno. Las guerrillas que siguieron fueron más hijas de la ideología que de la pobreza, aunque se radicara en zonas pobres como el estado de Guerrero. Ideológica también, más que indigenista o porrista, fue en su proclama original la rebelión del EZLN. Fruto de la impunidad homicida, más que de la crisis económica, fue el año de sangre de 1994. La historia de la violencia mexicana parece decir que la pobreza y la desigualdad no se incendian por sí mismas. Necesitan una espoleta. Hasta ahora, esa espoleta no ha sido el agravio social, o la privación económica, sino la discordia política
.” HÉCTOR Aguilar Camín.

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