martes, 2 de febrero de 2010

RESABIOS DEL 99


La foto de la infamia, publicada a todo color en la primera plana del papelón oficial, es la síntesis excrementicia de la generación coyuntural del 99. Nada más faltó esa penosa caricatura del doctor Frankenstein Cota, quien debió haber presidido esa vomitiva “cumbre”.

Una versión aldeana y lumpenizada de “la generación del fracaso; genéticamente impedida para la grandeza”, como denominó el periodista Ciro Gómez Leyva a la clase política mexicana , de todos colores y sabores, que no supo estar a la altura de la transición democrática a partir del 97.

Alguna vez el director editorial de Milenio Diario y conductor del programa Telefórmula de la tarde, dio el nombre de 20 protagonistas de primer orden del escenario político nacional. Así que ya se imaginarán lo que dirían estos analistas políticos si le echaran un ojo a la macabrota carcajada de los más cerriles epígonos de esa decadencia.

La otra posibilidad es que enmudecieran ante la obscenidad ciertamente inefable.
Aquí ya no se trata de análisis político, si no psiquiátrico y criminológico.
La dimensión política ha quedado reducida al lenguaje gestual típico del crimen organizado.

Por más que le busques, no encontrarás el más mínimo resabio de un discurso político, de una narrativa que necesariamente implica la reflexión crítica del contexto histórico.
Ninguno de ellos ha leído un libro- de ningún tipo- en toda su vida. Es más, Narciso, el coyuntural jefe, se jacta de ello y de su fobia por los intelectuales y todo lo que huela a cultura. Este es el sello, la marca de la cuadra del 99. El resumen de esa mascarada: La historia transformada en historieta.

Puros “muertos de hambre”, diría Rodimiro Amaya, el único de los siete cabecillas sonrientes que ya tenía resuelto su problema económico antes de incursionar en la política. El Rody es uno de mis amiguitos de la infancia, vecino de la calle Madero antes de emigrar al Valle donde su padre, el Indio Amaya, empezó a hacer fortuna. Lo volví a ver ya convertido en secretario general de gobierno de Leonel Cota.
Recordando aquellos tiempos infantiles, me llamó la atención su fijación en una imagen que lo marcó para siempre: jugando en la selvática huerta de los Carrillo, una mañana se encontró al patriarca de la familia meciéndose en una poltrona con un cofre sobre las piernas: “Mira mijito”, le habría dicho el anciano tomando y desgranando un puño de perlas y de monedas de oro.

Esta anécdota me lleva a otra cortesía de un ex negrero de Porras en sus tiempos de recalcitrante priista. Alfredo lo habría invitado a su casa, donde tenía un baúl, si no lleno de perlas y monedas de oro, sí de fajos de billetes, Rolex y otra joyitas.
Mientras platicaban, Porras no dejaba de acariciar los fajos de dólares y la joyería. Al final le obsequiaría una botella de Buchanan y un cheque por mil devaluados pesos, a cambio de una líneas laudatorias:”Porras es un político de gran aliento. Será noticia…”.


Y vaya que lo fue, pero como personaje fársico, especializado en trabajo sucios, de comparsa. A Porras lo conocí recién llegado de la provincia de la provincia con sus pantalones de terlenka acampanados y sus camisas de rayas torombolescas que causaban las risa burlona de sus nuevos amigos paceños, algunos de ellos gente nice, solvente y alivianada, que se convirtieron en el modelo a seguir del pueblerino Chabelón..

A mediados de los 90, me lo encontré en la sede del PRI en Tijuana, como parte de un grupo de priistas sudcalifornianos que rodeaban la monumental figura de Alberto Alvarado Arámburo. Yo andaba cubriendo para el San Diego Hoy la jornada electoral bajacaliforniana, y ellos habían sido enviados como “observadores”. Invité a Porras y al Pepe a que me acompañaran en mi recorrido, y de entrada advertí en Alfredo el síndrome del “viajero inmóvil”, el que puede darle la vuelta al mundo sin desprenderse de su rancho mental, como de manera tan patética lo ilustra otro de los convocados a la cumbre de la infamia: Ricardo Gerardo Higuera, un tipo que tiene serias dificultades para expresarse verbalmente.

Alfredo parecía gallina recién comprada en el asiento trasero, y más aun cuando nos metimos a un bar e iniciamos la charla. Me preguntaron cómo la veía. Eran tiempos difíciles: el país se convulsionaba luego del asesinato de Colosio, la irrupción zapatista, el “error de diciembre”, el encarcelamiento de Raúl Salinas…Y en BC se afianzaban el CAF y el PAN después de la ruffomanía. Cité a mis autores y publicaciones favoritas, libros, artículos, reportajes, experiencias directas en la práctica del periodismo.

De repente, por el gesto de azoro de mis interlocutores, me di cuenta que mis palabras estaban cayendo en un vacío. Tuve que detenerme para verificar la falta de contacto. Baste decir que Porras, dirigente priísta, no sabía de la existencia de la revista Proceso ni mucho menos quien era Julio Scherer .Su única fuente de información eran las columnas locales donde “ya era noticia”.

Esta anécdota la publiqué en el Semanario SUR, hace casi una década, cuando Porras era presidente municipal de La Paz. “No sabes cómo me ha servido eso que escribiste, es toda una lección”, me dijo en un fortuito encuentro por esos días. Pero en los hechos no se vio ningún cambio, sino todo lo contrario

Cada uno de los fotogénicos “líderes morales” son una cruel paradoja en si mismos.
El rebuznante Salgado, disfrazado de ecologista, mientras contamina el ambiente con sus desechos neuronales, su cinismo, y el hedor de sus patrullas, que su correligionario, el Frank Cardoza, tuvo que reportar ante el Niño Verde luego de padecerlo en un cuarto de hotel en el DF.

Víctor Guluarte, el folclórico Julio Preciado de la huizapolítica-famoso por su francachelas municipales que terminaban en un charco excrementicio y profilácticos manguerazos -, dando el salto de “líder moral de la Nueva Izquierda”, a los brazos de una de las principales responsables de la catástrofe educativa mexicana: la Chucky Gordillo y su PANAL

De los otros dos… ni hablar. Simplemente inefables.

No hay comentarios:

La prueba del poder

  Que Milei es un "facho", dice nuestro pròcer. ESO estaría por verse una vez sometido a la prueba del poder. Hasta donde sabemo...