sábado, 23 de octubre de 2010

LAS SÉPTIMAS LUNAS ...DE LA LUNA

Claudia Luna Fuentes



A Gaby, Rosina, Vianka y Susana

Cristales de luz y sílice, diminutas lajas atravesadas por el sol, así son las partículas de arena en la playa de Los Cabos. Nosotros ya flotamos en el agua salada. Desde el cielo, un pelícano traza una veloz línea recta que encaja frente a nosotros, salpica nuestros rostros. Entra y engulle, luego flota como pequeña barcaza un rato; observamos el armazón anguloso de su figura. Alza el vuelo.

Son las 8 de la mañana. El agua es cálida. Podemos ver el fondo, cardúmenes siguen cerca de nosotros, los pelícanos también. Hay algo de mansa calma en el ritmo del mar, algo de apacible vientre. Impensable su docilidad, su acunamiento mientras flotamos. Su olor es suave, el ardor en los ojos es mínimo. Está de buenas, tranquilo. Las risas salpican la escena y algo dice Susana sobre la comunión del momento. Estamos en un escenario dispuesto para nosotras. Así iba a ser. Así es.


Ya había vivido esto, durante el sueño. Acudí al mar para develar el sueño, y esa profunda tranquilidad feliz de retornar al origen. Volver al agua, al punto de nacimiento de todos los seres.

El cielo aún no ha incendiado con su calor la playa, es una temperatura de fuego lentísimo que va llegando, poco a poco. Podríamos seguir allí, mecidas en el Mar de Cortés, sin embargo salimos. Gabriela Bautista continúa fundando recuerdos en la eternidad de sus fotografías. Nos vamos llenas de sal.

Regresamos al Museo de Historia Natural de Los Cabos, para escuchar a más de 45 escritores y periodistas culturales reunidos para compartir poesía y prosa en Lunas de Octubre, encuentro gestado por Edmundo Lizardi desde hace siete años. En él, seis estados de la República Mexicana y dos de la Unión Americana tuvieron presencia con textos que muestran además de la diversidad literaria, el tatuaje de la biculturalidad, esa influencia peleonera del ser chicano, de los escritos alimentados con neologismos.

Entre las voces impactantes del encuentro destacan las de Patricia Medina, Sylvia Tomasa Rivera y Rosina Conde, escritoras emblemáticas de Guadalajara, Veracruz y Tijuana. O las de Ignacio Trejo del Distrito Federal, Enrique Servín de Chihuahua, y Alfredo García Valdés y Armando Alanís Canales, ambos de Coahuila.

Estuvieron presentes Margarita Mendoza, Vianka Santana, Mercedes Reynoso, Calafia, Raúl Fernando Linares, Ivan Gaxiola y Christopher Amador, entre tantos otros que concluimos las jornadas en el memorable Hotel California ubicado en Todos Santos.

Con la hospitalidad del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, este encuentro literario se extendió fuera de horario con charlas entre cerveza y comida, pensamientos como extensiones de las interminables tazas de café; escuchando a los autores importantes mientras comíamos tacos de pescado y marlin o platillos regionales.

Enrique Servín con su memoria prodigiosa, recitaba versos en portugués, escribía en árabe algunos nombres y nos regalaba referencias para lecturas personales, como la estadounidense Eudora Alice Welty y su cuento “El Sombrero Morado”.

Un tema importante fueron las reflexiones sobre el periodismo cultural y sus revistas, desde el testimonio experimentado de Ignacio Trejo. Miguel Ángel Quemain habló de la necesaria resistencia en las planas culturales en la prensa escrita. Se hizo énfasis sobre la necesidad de una mayor presencia de corte cultural en radio e internet, pues la cultura como registro, refleja cómo lee la comunidad creativa y el público su momento social.

Fueron muchas voces, nutridos pensamientos. Y todo esto frente a una luna a la mitad de sí misma, elevándose por las noches entre sahuaros, desierto y mar. Edades distintas con un fin igual. Como por ejemplo, Margarita Mendoza, Ivan Gaxiola y yo, que por encima de las distintas generaciones, encontramos un campo sembrado que nos interesa por igual, que de cierto modo nos hermana: las letras y sus danzas; y esto es también decir: la vida.



claudiadesierto@gmail.com

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