Decía Octavio Paz que mientras existiera la posibilidad de que dos personas con ideas encontradas pudieran confrontarlas libremente, existiría la posibilidad de la democracia. Entre las grandes figuras de nuestra historia, Juárez y Madero, fueron profundamente respetuosos de este derecho inalienable, y respetaron la libertad de expresión y de prensa a pesar, o en virtud, de las condiciones de zozobra política que les tocó librar.
Ambos fueron acosados por esa prensa libérrima y un poder legislativo independiente. Una vez restaurada la República, Juárez vivió sus últimos 5 años –de 1867-72- arrinconado en Palacio Nacional por la turbulencia política y la virulencia crítica de sus correligionarios liberales de ala radical- Ignacio Ramírez y Francisco Zarco, entre otros- que no olvidaban el ignominioso tratado McLane-Ocampo(concesiones como la del istmo de Tehuantepec), y le reclamaban los efectos contraproducentes de las Leyes de Reforma , particularmente de la Ley Lerdo(disolvente de la propiedad comunal), que si bien habían desamortizado los bienes del clero en nombre del ideal republicano, los principales beneficiarios del remate de estos bienes habían sido los mismos terratenientes que habían apoyado a Maximiliano, a los que se sumaron los neo latifundistas liberales.
El caso del “Apóstol de la Democracia”, es aún más dramático. Su hermano Gustavo lo definió en los siguientes términos:”Los diarios muerden la mano que les quita el bozal”
.De quien se había negado a atentar contra la libertad de prensa, “ tan necesaria para que cumpla su alta misión.”.
Diarios capitalinos como El mañana, por ejemplo, proponían volver a la “Ley Mordaza”, mientras se preguntaba:”¿Qué nos queda del orden, la paz y la prosperidad interna y del crédito, del respeto y prestigio en el extranjero que México gozaba bajo el gobierno del general Díaz?”
Francisco Bulnes- “no precisamente un maderista”, acota Enrique Krauze- , no tenía la menor duda:” La prensa dirigía una campaña salvaje a favor del regicidio”.
Pero el Apóstol fue siempre fiel a sí mismo, a su karma, a su mística contra el poder absoluto. Ante la vileza, y el envilecimiento de la vida nacional, altura de miras; tan alta como esas voces que guiaban al espírita en nombre de una Providencia justiciera: “Prefiero hundirme en la Ley que sostenerme sin ella”.
A Madero se le acusó de todo, dice Manuel Bonilla:”…de ser corto de estatura; de no tener el gesto adusto y duro el mirar; (…) de no ser general; de decir discursos;(…) de ser optimista;(…) de haber saludado a Emiliano Zapata dándole un abrazo y de haberle dicho , tratando de atraerlo al sendero de la paz, que lo creía un hombre integérrimo; de no ser asesino; de estudiar el espiritismo y ser masón; de ser nepotista- sin fijarse en que su nepotismo lo ejerció para exponer a sus familiares a los riesgos de la guerra-; de haber subido en aeroplano; de bailar, y naturalmente, de haber impuesto a Pino Suárez”.
El poeta Juan José Tablada, escribió una farsa, Madero Chantecler, en la que de manera eufemística le reclamaba su falta de “huevos”.
“ Qué paladín vas a ser
Te lo digo sin inquinas
Gallo bravo quieres ser
Y te falta, Chantecler,
Lo que ponen las gallinas”
Otro poeta – figura del modernismo literario iniciado por Darío-, Ramón López Velarde, uno de los redactores del Plan de San Luis, le hace justicia a la figura de Madero en estas líneas de 1912:
“..Yo sí soy de abolengo maderista, de auténtica filiación maderista y recibí bautismo de mi vida política en marzo de 1910, de manos del mismo hombre que acaba de libertar a México… una de las satisfacciones más grandes de mi vida ha sido estrechar la mano y cultivar la amistad de Madero, y uno de mis más altivos orgullos haber militado como el último soldado del hombre que hoy rige el país..si la administración de Madero resultase el mayor de los fracasos, eso no obstante, sería yo tan lealmente adicto a Madero como le he sido desde la tiranía del general Díaz..No estaremos viviendo en una República de ángeles, pero estamos viviendo como hombres, y ésta es la deuda que nunca le pagaremos a Madero”
Una República de Hombres…de seres humanos que aspiraban a ser ciudadanos, seres liberados del yugo de la ignorancia y sus degradantes secuelas, dueños de su albedrío y de su destino, mediante la conquista del Sufragio Efectivo...flor y nata de la libertad de expresión en su vertiente cívica y política: ciudadana...
No solamente de pan, de obra material, de trenes de progreso, vivían estos ángeles caídos del falso paraíso de los científicos porfiristas. El ideal democrático, y el apostolado ejercido por Madero, habían detonado el proceso revolucionario que a la postre, febrero de 1913, reclamaría al apóstol como martir.
DE MADERO A LA “REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA”
Parece una blasfemia, y lo es, aunque necesaria para la prueba del contraste, relacionar la gesta maderista con los falsos mesías del presente y su “Revolución Democrática”.
La revuelta cívica del 88, con el hijo del legendario Tata Lázaro encabezando el gran Frente Democrático Nacional contra todo el aparato del estado mexicano, incluyendo casi la totalidad de los medios escritos y electrónicos, fue una gesta democrática contra otro poder casi absoluto, o dictablanda, diría Paz, “del partido prácticamente único”,diría Salinas.
Una vez consumado el megafraude electoral a favor del delfín neoliberal de De la Madrid, una palabra de Cárdenas habría incendiado el país. En las concentraciones posteriores al 6 de julio, las multitudes que desbordaban el Zócalo y todo el Centro Histórico, se lo pedían, los campesinos apuntando con sus machetes hacia Palacio Nacional: “ ¡Usted ordene, señor presidente!!”.
Calculando los riesgos de un baño de sangre, Cuauhtémoc sacó a relucir su temple de estadista y decidió continuar la lucha por la vía legal. Un año después, nace el Partido de la Revolución Democrática, que ya en el anticlímax, la resaca y la represión no logró reciclar la energía social aglutinada en el FDN.
Pero el daño ya estaba hecho, y la apertura democrática se expresaba en las reformas políticas y electorales, y en las urnas de la alternancia con el PAN como el principal beneficiario, hasta que el mismo Cuau - el gran “perdedor” del 88, y flojo candidato el 94- regresó el 97 para conquistar la Jefatura de Gobierno del DF, en lo que fue también la restauración de los derechos políticos de los capitalinos, que se extendieron a la facultad de elegir a los representantes de una Asamblea Legislativa.
Aunque el PRD no tenía realmente una vida democrática interna, su influencia en la vida nacional se había reflejado en estas aportaciones democráticas..Hasta aquí todo iba más o menos bien. Pero llegó el 2000 y Cárdenas volvió a ser derrotado en la contienda presidencial, dejando el escenario a su engendro político, el también ex priista, Andrés Manuel López Obrador.
Si bajo la sombra del caudillo fundador, el debate de ideas había sido desdeñado, bajo la aureola del Mesías Tropical( como lo denominó Enrique Krauze), sería una herejía. Como dirigente partidista, Amlo se decantó por un pragmatismo electorero que al sumar por sumar, en el pecado llevó la penitencia.
Pero la figura del Peje, ya sucesor de CCS en la Jefatura de Gobierno, creció a partir de sus cotidianas y madrugadoras conferencias de prensa, difundidas con gran cobertura por los medios, y la increíble estulticia del presidente Fox al decidir el desafuero de su enemigo político.
Con solo nadar de a muertito alcanzaría la presidencia, coincidían los más sesudos analistas. Es más: ya se sentía presidente. “ Andrés Manuel huele a poder”, escribió en uno de sus últimos artículos en Milenio, el “pejista de derecha”, Federico Arreola. Y con la soberbia y los instintos mesiánicos y caciquiles a flor de piel, vino la debacle.
Covarrubias, su encuestadora de cabecera, se lo hizo saber la tarde noche del 2 de julio, pero el Peje prefirió ocultar la realidad, mentir, para luego victimizarse.
Si su discurso era de pobreza extrema (primero los pobres… de mente y espíritu), con al derrota quedó en sus puros huesitos maniqueos, simplistas, anacrónicos. Y si antes no se había dado el debate de ideas, ahora mucho menos, pues ya el Mesías nos había evitado la molestia de pensar por nosotros mismos dándonos la Verdad peladita y en la boca: la realidad no tenía matices, todo era blanco o negro, Izquierda(los buenos) o Derecha( los malos).
Uno de los más respetables intelectuales de izquierda, Roger Bartra, considera que la influencia más nefasta del pejismo contra el proceso democrático, es, más que el bloqueo de avenidas , el “bloqueo a la libre circulación de las ideas, al debate político”.
Y vaya que los sudcalifornianos sabemos de las miasmas de esta peste política.
CASA DE CITAS.-“A pesar de la larga lista de críticas, ninguna había logrado sacudir la seguridad de la autosatisfacción de Andrés Manuel López Obrador que la de Mariano Azuela Guitrón. El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación encontró la metáfora del autoritarismo populista que se basa en la ignorancia y las pasiones de las personas: la obra Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, escrita a partir del cuento El bombero de 1951. La historia simple es la de un bombero que tiene la función de quemar libros y bibliotecas porque en el mundo del futuro no debía de haber cultura ni inteligencia. Los gobernantes, por tanto, mandaban a partir de las tinieblas culturales de la sociedad. (...) De nuevo el fantasma del analfabetismo político y cultural. Esa ignorancia de la gente es aprovechada por los líderes que mueven masas en función de los apasionamientos basados en el desconocimiento cultural de la realidad.
“Para Azuela- en su mensaje directo a López-, la libertad se explica sólo en función del conocimiento cultural.” Carlos Ramírez, Indicador Político.
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