La urgencia de la redefinición de convicciones y lealtades de esos priistas que navegan en azuladas aguas con la sospechosa bandera de la indefinición política, debería de estar como punto prioritario en la agenda de la renovada dirigencia estatal de ese partido.
Urge ese llamado al deslinde político de cara a la opinión pública, no solamente por las razones éticas subyacentes en una medida tendiente a establecer controles de calidad de la militancia( del personal, o recursos humanos, dirían los de Wall Mart y Home Depot, “obras cumbres” del chichonsmo teletonero regateándole el mérito a la impersonal y trasnacional inercia de los mercados), o por simple pose para el consumo de nuestro inverorsímil rancho mediático.
( ¿ Y las familias de las víctimas del truene de Aerocalifornia, no merecerían otro Teletón, oh Gnomo Filantrópico que con quebradiza vocecilla le endulzas el oído al misercordioso “Ingeniero”, quien mientras le suelta 38 millones a Televisa, castiga con un presupuesto anual de 495.327 mil pesos a su propio Centro de Educación Especial ?) .
Encabezando y encauzando esa convocatoria, la nueva dirigencia daría un paso muy significativo en su objetivo fundamental: el cumplimiento de su promesa de un verdadero relevo generacional. Paradójicamente, en esa franja fronteriza, camaleónica, gatopardista, podría encontrarse el perfil político a la medida de las expectativas partidistas y sociales que la promesa del relevo generacional encarnado por Ricardo Barroso Agramont, ha generado de cara al 2011.
Me refiero al caso concreto, excepcional, de Carlos Mendoza Davis, delegado en funciones del IMSS en su tierra nativa, BCS. La excepcionalidad de Carlos empieza por su formación cultural, su amplia trayectoria académica y fogueo profesional dentro y fuera del país. Es un joven brillante y, hasta donde sabemos, limpio.
Un hombre joven que ha salvado el vacío de la X Generation(la del desencanto y la vacuidad cultural), mediante una educación de la calidad, que lo ha puesto en sintonía con los avatares del mundo contemporáneo, perspectiva sin la cual no se podría aspirar a hacer una lectura correcta del entorno doméstico.
.
Como simple ciudadano- diría Ceausescu ante el fiscal del Frente de Salvación Nacional rumano- , les diría a los priistas renovadores, que no deben dejar pasar la oportunidad de sondear esta posibilidad: Carlos es un prospecto político moderno, es decir, actualizado, compenetrado con su tiempo- el tiempo presente, escenario, dice Paz, de la modernidad-, indescifrable sin el conocimiento del pasado y la imaginación del futuro.
Si se decidiera a dejar la empanizada ambigüedad de su silencio institucional, y dar la batalla por su gente, Mendoza Davis tendría como aliados a los tres tiempos fundacionales que dieron sentido, orden, al caos original, y crearon al conjuro del verbo inaugural, el reino de la Historia.
Del pasado inmediato y familiar, podría retomar la valiosa herencia política y moral de su padre, Angel César Mendoza Arámburo, el ex gobernador sudcaliforniano más querido… o menos vilipendiado, según se vea.
Particularmente, la obra cultural y educativa, que pide a gritos el depredado Presente.
Veneno puro para las prácticas clientelares y los demás nichos del rezago político y ciudadano. Veneno puro para las inercias que siguen ahogando a su partido, obstaculizando el prometido cambio de piel
El Presente(al pronunciar el término ya es pasado) ofrece también en bandeja de plata, a un grupo político en el poder cada día más lumpenizado, sin el contrapeso de una verdadera oposición política, quintaesencia del “analfabetismo moral” referido por Monsiváis al deslindarse del pejismo..
Se han puesto de a pechito estos espurios “izquierdistas” y “demócratas”, listos para el arrastre, para una faena de alta calidad política, sustentada en un discurso que penetre en la mente y los corazones de nuestra gente, con un puntual recuento e interpretación política de la suma de agravios(nepotismo, gula, saqueo, esquirolismo, regresión caciquil), complementado con una propuesta de Futuro, que tiene que empezar con el desagravio a la palabra clave: Democracia.
Y la esencia de la democracia es la libertad de expresión, en todas sus modalidades, tal y como surge en el Agora ateniense allá en el S. V A.C. Y la libertad de expresión corresponde a la libertad de pensamiento que a su vez deriva de la libertad de acceder a la educación y la cultura.
Recordemos que cada gran parteaguas histórico tuvo su aparejada revolución cultural. El espíritu independentista tuvo en el escritor y periodista Joaquín Fernández de Lizardi, a uno de sus principales divulgadores. El movimiento de Reforma, se engalanó con toda una generación de luminarias literarias, intelectuales, jurídicas, políticas: los Nachos Ramírez y Altamirano, Guillermo Prieto, Melchor Ocampo, y claro, el inmortal indio de Gueletao, Benito Juárez García.
A la Revolución le abrió brecha en la conciencia ciudadana un libro: La sucesión presidencial de 1910, escrito por Francisco I. Madero, un acaudalado heredero de una de las más ricas familias coahuilenses, que sin embargo vivía como franciscano en su finca de San Pedro de las Colonias, quien además financió a muchos periodistas independientes como los Flores Magón, Filomeno Mata, Heriberto Frías, y al propio José Vasconcelos, con el Antirreleccionista.
En ese libro publicado en 1909, hace 100 años, Madero hacia el siguiente recuento de los estragos del poder absoluto: “…la corrupción del ánimo, el desinterés por la vida pública, un desdén por la ley y una tendencia al disimulo, al cinismo, al miedo. En la sociedad que abdica de su libertad y renuncia a la responsabilidad de gobernarse a sí misma, hay una mutilación, una degradación, un envilecimiento…”
Como vemos, el diagnóstico maderista sigue vigente un siglo después. Por lo tanto, la propuesta de rescatar su mística, la pureza de su apostolado democrático, no es ningún anacronismo, ninguna cursilería, ningún trasnochado romanticismo. Las ideas son exóticas sólo para aquellos que no tienen ideas…
Urge ese llamado al deslinde político de cara a la opinión pública, no solamente por las razones éticas subyacentes en una medida tendiente a establecer controles de calidad de la militancia( del personal, o recursos humanos, dirían los de Wall Mart y Home Depot, “obras cumbres” del chichonsmo teletonero regateándole el mérito a la impersonal y trasnacional inercia de los mercados), o por simple pose para el consumo de nuestro inverorsímil rancho mediático.
( ¿ Y las familias de las víctimas del truene de Aerocalifornia, no merecerían otro Teletón, oh Gnomo Filantrópico que con quebradiza vocecilla le endulzas el oído al misercordioso “Ingeniero”, quien mientras le suelta 38 millones a Televisa, castiga con un presupuesto anual de 495.327 mil pesos a su propio Centro de Educación Especial ?) .
Encabezando y encauzando esa convocatoria, la nueva dirigencia daría un paso muy significativo en su objetivo fundamental: el cumplimiento de su promesa de un verdadero relevo generacional. Paradójicamente, en esa franja fronteriza, camaleónica, gatopardista, podría encontrarse el perfil político a la medida de las expectativas partidistas y sociales que la promesa del relevo generacional encarnado por Ricardo Barroso Agramont, ha generado de cara al 2011.
Me refiero al caso concreto, excepcional, de Carlos Mendoza Davis, delegado en funciones del IMSS en su tierra nativa, BCS. La excepcionalidad de Carlos empieza por su formación cultural, su amplia trayectoria académica y fogueo profesional dentro y fuera del país. Es un joven brillante y, hasta donde sabemos, limpio.
Un hombre joven que ha salvado el vacío de la X Generation(la del desencanto y la vacuidad cultural), mediante una educación de la calidad, que lo ha puesto en sintonía con los avatares del mundo contemporáneo, perspectiva sin la cual no se podría aspirar a hacer una lectura correcta del entorno doméstico.
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Como simple ciudadano- diría Ceausescu ante el fiscal del Frente de Salvación Nacional rumano- , les diría a los priistas renovadores, que no deben dejar pasar la oportunidad de sondear esta posibilidad: Carlos es un prospecto político moderno, es decir, actualizado, compenetrado con su tiempo- el tiempo presente, escenario, dice Paz, de la modernidad-, indescifrable sin el conocimiento del pasado y la imaginación del futuro.
Si se decidiera a dejar la empanizada ambigüedad de su silencio institucional, y dar la batalla por su gente, Mendoza Davis tendría como aliados a los tres tiempos fundacionales que dieron sentido, orden, al caos original, y crearon al conjuro del verbo inaugural, el reino de la Historia.
Del pasado inmediato y familiar, podría retomar la valiosa herencia política y moral de su padre, Angel César Mendoza Arámburo, el ex gobernador sudcaliforniano más querido… o menos vilipendiado, según se vea.
Particularmente, la obra cultural y educativa, que pide a gritos el depredado Presente.
Veneno puro para las prácticas clientelares y los demás nichos del rezago político y ciudadano. Veneno puro para las inercias que siguen ahogando a su partido, obstaculizando el prometido cambio de piel
El Presente(al pronunciar el término ya es pasado) ofrece también en bandeja de plata, a un grupo político en el poder cada día más lumpenizado, sin el contrapeso de una verdadera oposición política, quintaesencia del “analfabetismo moral” referido por Monsiváis al deslindarse del pejismo..
Se han puesto de a pechito estos espurios “izquierdistas” y “demócratas”, listos para el arrastre, para una faena de alta calidad política, sustentada en un discurso que penetre en la mente y los corazones de nuestra gente, con un puntual recuento e interpretación política de la suma de agravios(nepotismo, gula, saqueo, esquirolismo, regresión caciquil), complementado con una propuesta de Futuro, que tiene que empezar con el desagravio a la palabra clave: Democracia.
Y la esencia de la democracia es la libertad de expresión, en todas sus modalidades, tal y como surge en el Agora ateniense allá en el S. V A.C. Y la libertad de expresión corresponde a la libertad de pensamiento que a su vez deriva de la libertad de acceder a la educación y la cultura.
Recordemos que cada gran parteaguas histórico tuvo su aparejada revolución cultural. El espíritu independentista tuvo en el escritor y periodista Joaquín Fernández de Lizardi, a uno de sus principales divulgadores. El movimiento de Reforma, se engalanó con toda una generación de luminarias literarias, intelectuales, jurídicas, políticas: los Nachos Ramírez y Altamirano, Guillermo Prieto, Melchor Ocampo, y claro, el inmortal indio de Gueletao, Benito Juárez García.
A la Revolución le abrió brecha en la conciencia ciudadana un libro: La sucesión presidencial de 1910, escrito por Francisco I. Madero, un acaudalado heredero de una de las más ricas familias coahuilenses, que sin embargo vivía como franciscano en su finca de San Pedro de las Colonias, quien además financió a muchos periodistas independientes como los Flores Magón, Filomeno Mata, Heriberto Frías, y al propio José Vasconcelos, con el Antirreleccionista.
En ese libro publicado en 1909, hace 100 años, Madero hacia el siguiente recuento de los estragos del poder absoluto: “…la corrupción del ánimo, el desinterés por la vida pública, un desdén por la ley y una tendencia al disimulo, al cinismo, al miedo. En la sociedad que abdica de su libertad y renuncia a la responsabilidad de gobernarse a sí misma, hay una mutilación, una degradación, un envilecimiento…”
Como vemos, el diagnóstico maderista sigue vigente un siglo después. Por lo tanto, la propuesta de rescatar su mística, la pureza de su apostolado democrático, no es ningún anacronismo, ninguna cursilería, ningún trasnochado romanticismo. Las ideas son exóticas sólo para aquellos que no tienen ideas…
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