martes, 18 de marzo de 2014

BUEN VIAJE, PIBE..








Respondo a una llamada perdida y una voz de mujer joven me pregunta quién habla. 
Le digo que me acaban de llamar de ese número desconocido y me explica que ha estado llamando a los números de los amigos registrados en el cel de su padre que acaba de morir hace unas horas.

- ¿Y quién es tu padre? 
- El Pibe...Rubén Delgado...El Pibe...Me recomendó mucho que le avisáramos. Estamos en funeraria del Carmen de Abasolo, cerca de 5 de Febrero.

- Mis condolencias para ti y tu familia. 

El Pibe Delgado, leyenda de la farándula porteña de los setentas/ochentas a quien tenía muchísimos años sin ver.

Tan violento como generoso dueño de bares y antros. Famoso por su dandysmo y habilidad para pelear, sobre todo con los pies, que utilizaba como si fueran manos con ojos, látigos, puñaladas con botines de punta afilada y tacón reforzado con placas de acero en los costados.

La primera vez que lo vi en acción, fue en un baile de la prepa y concierto de los 39.4, una banda de Guadalajara, en la terraza del Perla.

Espiridión de la Cueva, como también se hacía llamar, estaba muy tranquilo compartiendo mesa con novia y amigos, cuando hizo su reaparición en sociedad nada menos que otro fuera de serie: el Pulpo Peña Hage, intelectual y buzo prof
esional paZeño(portilusino) que había estado un buen rato fuera de circulación luego de haber sufrido una descompresión.
Difícil trance que sorteó con una dieta de barbitúricos contra la ezquizofrenia(traía carrilleras de ARTANE que repartía cual somas entre sus fans) y escribiendo una novela de 500 páginas, aun inédita, donde cuenta cómo las frondas de coral se transformaban en "arbolitos de navidad"allá en las profundidades abisales de San Locos. 

El Pulpo, un atlético peso completo de dos metros de estatura y más de cien kilos, llegó esa noche al Perla como siempre sonriente y perfumado, peinado a la flat up, con unos apretados jeans, botas puntiagudas y unos medallones de la Era de Acuario colgando sobre su ronco y peludo pecho engalanado con una playera de la BAJA MIL . 
Se acercó a la mesa del Pibe, sacó una pistolita de petardos, y le disparó muy cerca de la oreja, haciendo saltar al de por sí muy nervioso, aprensivo Espiridión. 

(Todo mundo sabía que el Pibe había quedado afectado de los nervios luego de que una gringa compañera de la secundaria Morelos,la Fay, le había dado a probar subrepticiamente un ácido lisérgico)

Rec
uerdo la figura delgada, alta del Pibe patinando sobre la resbaladiza pista, tratando de conservar el equilibrio, de buscar un punto de apoyo mientras aleteaba con los brazos y lanzaba patadas buscando la bien afeitada mandíbula del Pulpo que seguía disparándole toda la carga de la pistolita de petardos, muerto de la risa ante el desconcierto de la concurrencia y de los músicos , que no sabían, no sabíamos, si se trataba de un montaje, un performance, o un pleito real.
El caso es que nadie salió lastimado. El Pibe nunca pudo tocar al Pulpo, y el Pulpo no andaba buscando pleito: "Pura cura".

Buen viaje amigo Rubén, Pibe, Espiridión de la Cueva. 
Gracias de nuevo por todas las noches que nos brindaste desde el galmoroso CHINA TOWN hasta las más modestas cantinas de barriada de tus últimos días.

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