Alejandro
Álvarez
Corría el año de 2008. Las tribus perredistas
–todas de origen priísta– planeaban cómo
eternizarse en el poder. Que si aquel ya le tocaba la gubernatura, que si a ese
otro la diputación, que si aquel una
presidencia municipal. En fin lo que faltaban eran puestos porque perredistas
dispuestos a “sacrificarse” por el pueblo brotaban hasta de las piedras. Veían
pasar a la gente por debajo del hombro sintiéndose ya en ejercicio del
siguiente puesto, desde luego superior al actual.
A través de un funcionario del gobierno
estatal se estableció una cita con el señor Yuan Yee, por entonces presidente municipal de Loreto, para
convencerlo de construir un relleno sanitario para la ciudad de Loreto y
clausurar el basurero eternamente incendiado donde se depositaba la
basura. Había recursos federales para
tal efecto, sólo faltaba el terreno para lo cual se requería que el presidente
municipal negociara su compra con el ejido eventualmente afectado. Tal como se
había convenido, a las 12 horas en punto estábamos en la oficina listos para la
entrevista. El lugar estaba desierto y esperamos que alguien se apareciera. Una
secretaria se presentó, le dijimos el motivo de nuestra presencia y lo de la
cita previa, entonces nos dijo: “el presidente ha organizado audiencias
públicas, si quieren tomar turno los apunto pero hay varias personas antes”.
Nos
quedamos mudos. “¿Entonces qué, los anoto?”, reiteró la secretaria.
Hicimos un intento de protesta. “Pero
señorita, hace una semana que concertamos la cita, venimos desde La Paz y
todavía tenemos que ir a Santa Rosalía”. De nada valió, casi dándonos la
espalda alcanzó a decir: “Pues si se animan allá los espero en la plaza donde
está despachando el presidente”. Con la dignidad un tanto maltrecha y un coraje
entripado nos acercamos a la placita a tomar nuestro turno.
El sol
caía a plomo, en medio de la plaza debajo de una sombrilla playera y detrás de
una mesa metálica de jardín despachaba Yuan Yee. Quienes esperábamos turno lo
rodeábamos a una distancia prudente, unos de pié y otros sentados en jardineras
y sillas.
Frente
a Yuan, sobre la mesa, un frutero con manzanas, ciruelas pero sobre todo uvas
que se derramaban por los bordes del frutero, daba un toque pintoresco al
cuadro. En posición reposada, sumido en el asiento y ligeramente sesgado
respecto al ciudadano en turno, con las piernas cruzadas, Yuan aparentaba
escuchar. De cuando en cuando volteaba a
uno y otro lado agitando su mano y sonriendo para saludar a parientes, funcionarios
y amigos que caminaban a lo lejos.
Periódicamente estiraba su manita para
arrancar pequeños racimos de uvas que se llevaba a la boca mordisqueándolas con
calma y discretamente limpiando el jugo que escurría por las comisuras de sus
labios y diciendo “Anjá” a su interlocutor. El pelo largo y lacio se movía
levemente con el viento y se lo
reacomodaba pasando mechones de cabello detrás de sus orejas. Era la imagen de
un reyezuelo feliz y contento en pleno ejercicio del poder.
Llegó nuestro turno. Continuó la misma tónica de
escuchar sin escuchar hasta que una joven atractiva que pasaba a unos cinco
metros provocó que Yuan saltara como canguro detrás de ella para saludarla y
abrazarla con afecto. Nos vimos hablando solos mientras concluía el inesperado
encuentro. A lo mejor para componer un poco la descortesía nos señaló el frutero
y dijo: “Anden agarren con confianza, cómanse una frutita, están re buenas las
uvas, ¿qué me decían del basurero?”.
Como pudimos concluimos la explicación. Todo
parecía indicar que era tiempo perdido. No había nadie que tomara nota de nada.
La secretaria sólo indicaba a las personas que seguían en turno y Yuan sin papel ni lápiz seguía saludando
agitando su mano a diestra y siniestra. Apenas hizo un intento de enderezarse y
nos estiró la mano para despedirse y decir: “Ahí estamos, ¿no? Me avisan cuando
todo esté listo”.
Nos
volvimos a mirar con sorpresa y pensé «¿sabrá quiénes somos y a qué vinimos? »
Hoy el reyezuelo está en problemas, su cámara
imperial está separada de los corredores por unos barrotes. A la borrachera de
poder del PRD ha continuado una cruda de época. Ah! el basurero sigue igual que
antes. No, peor, ahora tiene el doble de basura al aire libre.
1 comentario:
Excelente reseña del rey municipe ahora ahora convertido en raterillo en prisión.
Publicar un comentario