Alejandro Álvarez
El
duopolio televisivo y los patrocinadores del deporte nacional buscan desesperadamente
un motivo para encender la pasión de “el respetable” (así le llaman
eufemísticamente al público aficionado) y convencerlo de que somos una potencia
mundial. Esta semana le tocó el turno al tradicional duelo futbolístico
América-Guadalajara calificado como el “super clásico”. No importaba que ambos equipos anduvieran
arrastrando la cobija de media tabla para abajo, ni el escándalo escenificado
hace pocos días por las turbas de dizque aficionados agrupados en las porras
oficiales. Lo importante es vender basura con su moñote de espectáculo y para
eso cuentan con las armas principales: la televisión y los comentaristas.
Pero
empecemos por lo primero, el mote de “super clásico”. Hace unas décadas
existieron ciertos encuentros que despertaban el interés porque los
protagonistas casi siempre ocupaban los primeros lugares en los campeonatos y
el encuentro servía para dar al ganador una ventaja definitiva en la temporada.
El América conocido como los “millonetas” por sus nóminas muy altas,
representaba a la capital, el centro político y administrativo del país, y el
Guadalajara, conocido como “el rebaño sagrado” representaba a la provincia en
progreso que alcanzaba las alturas de gran metrópoli. Ambos equipos con una
larga cadena de campeonatos conquistados. Había otros dos o tres clásicos, como
el clásico tapatío Atlas-Guadalajara, el clásico regiomontano Monterrey-Tigres
o el clásico capitalino Pumas-América. Después la publicidad engañosa llenó de
clásicos la liga mexicana de futbol de forma que había que destacar el viejo
duelo y en un prodigio de imaginación le llamaron el “super clásico”. La
realidad es que los “clásicos” y “superclásicos” han perdido relevancia
deportiva en una liga futbolística en la que priva la mediocridad, la
inconsistencia y el negocio de dos empresas: Televisa y Tv Azteca.
Para
disfrazar esta engañifa ponen de comentaristas-locutores a personas cuyo mérito
y cualidad única sea gritar y mal describir lo que se está viendo en la
pantalla: Fulanito regresa la pelota a Sutanito que lanza un pase muy largo que
no alcanza Perenganito. ¿Pensarán que los televidentes son invidentes? No, lo
que sucede es que son incapaces de hablar de planteamientos técnicos, de
estrategias, de las rotaciones de los jugadores, de sus jugadas prefabricadas.
O sea que no saben de futbol y el espacio lo llenan no sólo de palabrería sin
sentido sino que causan un enorme daño a la lengua castellana. Veamos algunos
ejemplos.
Locutor
(L): Fulanito anestesia el esférico y lo duerme de maravilla.
Significado
(S): Un jugador domina el balón muy bien.
L:
Fulanito revienta el balón a tierra de nadie.
S:
Un jugador le pega al balón muy fuerte pero sin dirección adecuada.
L:
Entra a la cancha sutanito con el quince en los dorsales.
S:
Entra en cambio un jugador con el número quince en la camiseta.
L:
El cancerbero hace piernas y se cuelga de la pelota.
S:
El portero corre, brinca alto y toma el balón.
L:
Perenganito mete hielo en la jugada.
S:
Un jugador conserva el balón por mucho tiempo.
L:
Fulanito manda servicio por la punta de la izquierda.
S:
Un jugador tira libre desde la esquina izquierda.
L:
Sutanito la toca, pisa, talla y la enseña.
S:
Un jugador hace alarde de dominio del balón.
L:
Al tal equipo le faltó intensidad.
S:
A un equipo le faltó entusiasmo.
L:
A sutanito no le surten de balones.
S:
A un jugador no le pasan la pelota.
L:
Fulanito negocia servicio lateral.
S:
Un jugador logra conservar el balón con saque de manos.
Y
así se la pasan los noventa minutos del partido interrumpidos ocasionalmente
con un grito de gol que debe durar varios minutos, con repeticiones desde todos
los ángulos posibles. Y desde luego el manejo a discreción de los apodos, el
turco, el cui, el oso, el negrito, el canguro, el pollo, el maza, el sambu,
etcétera larguísimo.
Por
si esto fuera poco está la estafa del papelón de nuestros mejores jugadores en
el extranjero. El mejor de todos, un tal “Chicharito” Hernández se ha vuelto
especialista en calentar la banca o jugar los diez minutos finales con el
Manchester United. En el Real Sociedad que ocupa el sexto lugar en España juega
Carlos Vela que se nos hace pasar como el gran delantero con doce goles en el
lugar once de la tabla de goleadores, 16 goles por debajo del líder Cristiano Ronaldo
que lleva 28. El portero Guillermo Ochoa, con su bonita diadema, guarda la
portería más perforada del futbol francés, la del Ajaccio que marcha en último
lugar. Andrés Guardado se lo sacudió el Valencia y lo mandó a un equipo de
Alemania que marcha a 30 puntos del líder. Giovani dos Santos, delantero famoso
por su vida nocturna, está contratado en el equipo Villarreal de la liga
española que marcha a 27 putos del líder. Giovani ha anotado 10 goles y ocupa
la posición 19 de la tabla de goleadores. Esas son las glorias deportivas del
futbol azteca en el extranjero, pomposamente llamados “los europeos”.
En
uno de los anuncios televisivos que refleja perfectamente la calidad y
proyección del fut mexicano los locutores muertos de risa gritan: “si te vas a
enchilar, mejor enchílate rico”, así anuncian un pollo picoso. Por cierto, el
“super clásico” lo ganó el América 4-0 con cuatro obsequios de la defensa del
“rebaño sagrado”. Por si a alguien le interesa.
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