SADA(de gorra), con el escritor sonorense radicado en el área de San Francisco, Manuel Murrieta. |
La última vez que vi en este mundo al escritor y amigo, Daniel Sada, fue en su depto de la Condesa en el DF (¿Habrá otra Condesa?).
Fuimos la poeta jarocha, Silvia Tomasa( quien nos había invitado a un encuentro literario ), el escritor chihuahuense, Enrique Alberto Servín Herrera, y quien trata de contar esta anécdota.
Se nos unieron el narrador saltillense, Armando Alanís( vecino del Sada)y otro escritor colaborador de Nexos.
Daniel estaba ya muy enfermo, pero nos recibió con la sonrisa de siempre.
("Oiga Daniel-le preguntó Edmundo Valadés, en un encuentro en Tijuana 1988- ¿nos podría revelar el secreto de su risa?).
Estuvimos charlando y tomando café turco del mercado de Mixcoac por un buen rato, hasta que el autor de Registro de causantes empezó a sentirse incómodo, dejó de hablar, y....¡Nos corrió!.
Cuando ya íbamos de salida y comentamos que se nos antojaban unos taquitos al pastor en el Tizoncito, al Dany Boy le brillaron sus ojitos chinos y cambió de opinión.
"¡Vamos!", dijo, ante la alarma de Adriana, su esposa.
Y nos fuimos. Se comió, al modo cochi, como diez tacos rebajados con dos chelas.
Estaba feliz. Y aquí entre nos, me reveló el motivo de su disgusto.Le "caía muy mal" el amigo de Armando, colaborador de Nexos.
Le habían dicho que el tipo había hablado muy mal de su obra.
Pinchi Daniel, cómo te desgastaste con esas veleidades tan pendejas, infantiles.
Presente estás, aquí, en el corazón de los amigos que te quisimos más allá del accidente literario, la víspera de tu cumpleaños
No hay comentarios:
Publicar un comentario