Llegas por fin ante la cajera del Chedraui(¡Vaya nombrecito!), con tu preciosa carga de jamón serrano, queso, almejas en escabeche, pan y vino, todo para una prometedora velada con viejas amistades.
Pagas, aceptas el redondeo(¿Para cuál...? Para el que tú
elijas),rechazas la oferta de un rascaypégale! y la de disponer en efectivo;
recibes el ticket, te sellan el boleto del estacionamiento, y al tomar las
bolsas levantas la vista extendiendo una monedas a quien las ha cargado con tus viandas.
Aquella mirada en la
que bailotea una irónica sonrisa se te hace familiar.
Claro que lo recuerdas, pero de dónde...
- Sí, sí soy...- dice este hombre con el poco pelo que
conserva completanente blanco; cuerpo diminuto y encorvado, con sus ojos azules un tanto velados a través
del grueso cristal de sus anteojos.
Aprieto las monedas y
las bolsas de plástico pesan plomo.
- ¡ Mago..!
- El mismo, cabrón...El mismo que te atendía en aquel bar del malecón.
De eso hace más de una década. Los dueños de ese negocio, miembros
de una prominente familia política local, lo despidieron sin pagarle lo que por
ley le correspondía.
Gente déspota, abusiva
falsa.
Por eso el jr es
ahora candidato a diputado.
- ¡Para eso me gustaba!.
El Mago estuvo yendo y viniendo a Los Cabos, Loreto, y hasta Ensenada y
Tijuana fue a dar.
Regreso con alergias y las articulaciones y los huesos
resentidos por los fríos.
Junto con un amigo puso un expendio de clamatos y botanas
que tronó en 6 meses ahogado por las deudas.
Algo parecido pasó con la cocina económica. Hasta que se
canso...
-Y aquí me tienes...
El Mago es uno de
tantos casos de personas que alguna vez fueron o intentaron ser pequeños
empresarios, trabajar honestamente como responsables jefes de familia, y fueron arrasados por los tiempos
del sálvese quien pueda.
Ahi esta, en Waldos, el vecino que tenía una bien surtida
tiendita de abarrotes hasta que llegaron los
Oxxos.
En Walmart, el amigo que en sus buenos tiempos, antes de la
llegada de las grandes plazas comerciales, era propietario de una próspera
carnicería.
O el señor de la llantera fulminado por una multa de 50 mil
pesos cortesía del SAT.
En Comercial Mexicana, Soriana, Arámburo, estas historias se
repiten, multiplican.
Una nueva generación de "fosforitos" de la tercera
edad nostálgicos de su antiguo changarro, que ahora dependen de la buena
voluntad del cliente.
No hubo,no hay para ellos, ninguna red de seguridad social.
Y eso que tuvimos 12 años de gobiernos de
"izquierda".
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