lunes, 24 de agosto de 2015

FOSFORITOS


Llegas por fin ante la cajera del Chedraui(¡Vaya nombrecito!), con tu preciosa carga de jamón serrano, queso, almejas en escabeche, pan y vino, todo para una prometedora velada con viejas amistades.

Pagas, aceptas el redondeo(¿Para cuál...? Para el que tú elijas),rechazas la oferta de un rascaypégale! y la de disponer en efectivo; recibes el ticket, te sellan el boleto del estacionamiento, y al tomar las bolsas levantas la vista extendiendo una monedas a  quien las ha cargado con tus viandas.

 Aquella mirada en la que bailotea una irónica sonrisa se te hace familiar.

Claro que lo recuerdas, pero de dónde...

- Sí, sí soy...- dice este hombre con el poco pelo que conserva completanente blanco; cuerpo diminuto y encorvado,  con sus ojos azules un tanto velados a través del grueso cristal de sus anteojos.

Aprieto las monedas y  las bolsas de plástico pesan plomo.

- ¡ Mago..!

- El mismo, cabrón...El mismo que te atendía en  aquel bar del malecón.

De eso hace más de una década. Los dueños de ese negocio, miembros de una prominente familia política local, lo despidieron sin pagarle lo que por ley le correspondía.

Gente déspota, abusiva  falsa.
 Por eso el jr es ahora candidato a diputado.

- ¡Para eso me gustaba!.

El Mago estuvo yendo y viniendo  a Los Cabos, Loreto, y hasta Ensenada y Tijuana fue a dar.

Regreso con alergias y las articulaciones y los huesos resentidos por los fríos.

Junto con un amigo puso un expendio de clamatos y botanas que tronó en 6 meses ahogado por las deudas.

Algo parecido pasó con la cocina económica. Hasta que se canso...

-Y aquí me tienes...

El  Mago es uno de tantos casos de personas que alguna vez fueron o intentaron ser pequeños empresarios, trabajar honestamente como responsables jefes de familia,  y fueron arrasados por  los tiempos  del sálvese quien pueda.

Ahi esta, en Waldos, el vecino que tenía una bien surtida tiendita de abarrotes hasta que llegaron los  Oxxos.

En Walmart, el amigo que en sus buenos tiempos, antes de la llegada de las grandes plazas comerciales, era propietario de una próspera carnicería.

O el señor de la llantera fulminado por una multa de 50 mil pesos cortesía del SAT.

En Comercial Mexicana, Soriana, Arámburo, estas historias se repiten, multiplican.

Una nueva generación de "fosforitos" de la tercera edad nostálgicos de su antiguo changarro, que ahora dependen de la buena voluntad del cliente.

No hubo,no hay para ellos, ninguna red de seguridad social.


Y eso que tuvimos 12 años de gobiernos de "izquierda".

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