Por José Luis Vázquez Ceja
El pasado 15 de abril del presente año, vía correo electrónico, un universitario de la UABCS lanza una réplica a un “escrito” publicado en el foro interno de esa Universidad. Primero, manifiesto mi ignorancia respecto a ese foro y, segundo, derivado de la argumentación de su réplica, seguramente, se refiere al artículo “Corrupción e impunidad: dos conceptos del poder” publicado en Tribuna de Los Cabos, el pasado martes 12 -04-11, y tomado también por otras redes sociales que se han sumado a la defensa de la autonomía universitaria. Antes de continuar aclaro, que no es uno sino varios artículos que he estado publicando sobre este tema en la misma Tribuna de Los Cabos y, sobre el cual se seguiré escribiendo hasta que la actual XIIl Legislatura derogue las reformas “fast track” que hizo la pasada Legislatura a la Ley Orgánica de la UABCS. De no lograr tal propósito, quedará la satisfacción de haber luchado por la nobleza y la dignidad de esta Universidad, que después del CIB, ahora CIBNOR, fue la primera y, sigue siendo la única, institución pública de educación superior y gratuita.
En cuanto a la información para mis artículos, una de las cuestiones aludidas por este distinguido universitario, jamás un articulista se atiene a una sola fuente informativa. En la UABCS tengo amigos de gran estima y prestigio académico a quienes he estado consultando o pidiendo su opinión a raíz de la flagrante violación “súper express” que hicieran a la autonomía universitaria la pasada XII Legislatura, el ejecutivo estatal y, sobra decirlo, coludidos con un grupo de “universitarios” , sin la más mínima consideración a la Comunidad Universitaria.
Respecto a las relaciones familiares en la UABCS, las cuales no niega sino aprecia este distinguido universitario, el artículo en cuestión jamás tuvo la intención de investigar “rama genealógica” de tales parentescos. Para ello, hubiera echado mano de la Guía familiar 1700-1900, de Pablo L Martínez, la cual trata del registro de las familias que fueron pablando poco a poco la península de Baja California durante los tres siglos pasados. No, el artículo citado trata de hacer evidente que las relaciones de parentesco en cualquier institución pública, como la UABCS, son de interés público cuando ocupan puestos burocráticos, de representación o cualquier otra función dentro de la institución, por las cuales reciben a cambio recursos económicos, vía salarios u otras prestaciones con recursos de la nación, o sea, los que aportamos todos nosotros. Por lo que tales relaciones familiares deben en espíritu y en los hechos estar sujetas a principios éticos y normativos, como quedan no sólo en el espíritu de nuestras Constituciones sino explícitamente en la Ley Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos y las correlativas aplicables a centros de investigación y universidades públicas. Concretamente, las aplicables cuando pueda resultar algún beneficio directo, su cónyuge o pariente consanguíneo o por afinidad hasta el cuarto grado, o parientes civiles, entre otras. Todo ello, nos lleva a que estas relaciones son de interés público y por ende sujetas a ser cuestionadas o demandadas por cualquier ciudadano.
Argumentar que en la Sudcalifornia hay muchos Castro, Agundez, Montaño, Arce, Cota, Davis, Bastida, Palacios, Beltrán, y que todo mundo está emparentado, es vivir en el pasado cuando se trataba de poblar la península, cuando, hasta en los matrimonios, se tenía preferencia por el primo, la prima o el pariente, eran relaciones patrimonialistas o matriarcales y hereditarias que fueron abolidas desde la Revolución Francesa y mucho tiempo después por la Revolución Mexicana. Que sexenio tras sexenio se presenten nepotismos y otras ilegales relaciones en los gobiernos estatales, incluidos los municipales, esto en ningún momento da motivo para que la UABCS las reproduzca sino al contrario, debería pugnar por ser el modelo de pulcritud y legalidad a seguir, esto es, ponerse a la cabeza de las instituciones públicas sudcalifornianas, puesto que es la institución pública cuya primerísima responsabilidad es la de formar hombres y mujeres libres y socialmente comprometidos.
La corrupción, el cinismo y otros males que también se reflejan en la UABCS no son dichos, como lo menciona nuestro distinguido universitario, sino muestras palpables del entramado institucional y político que estamos viviendo no sólo en la entidad sino en el país. Tal y como es conocido por todos, la mayoría de las agencias internacionales, incluyendo a la UNESCO, nos ubican como uno de los países más corruptos, ahora, con otra gloriosa calificación, como el más violento. En nuestro caso, el pasado gobierno ocupo el último lugar nacional en transparencia de información presupuestal (IMCO) y el segundo por delitos de despojo, entre otros desprestigios. En cuanto a impunidad, cinismo y prepotencia, solo hay que echar un vistazo a los últimos actos de la XII Legislatura, entre los cuales, esta la flagrante violación a la autonomía universitaria al reformar la Ley Orgánica sin consultar a la Comunidad Universitaria.
Quizá la pregunta vaya del porqué me entrometo en asuntos que sólo compete a los universitarios sudcalifornianos. Pues, quizá sea también esa bendita o mala costumbre que tenemos los egresados de la UNAM, particularmente los de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, de ser solidarios activos en la defensa a ultranza de nuestras instituciones públicas, particularmente, con las universidades, ya que su misión esencial es la de formar hombres y mujeres libres.
En nuestra UNAM, ese carácter empieza a formarse desde la Nacional Preparatoria, donde, además de la cátedra de excelentes profesores y del contacto y las relaciones fuera del aula entre profesores y compañeros, entre otras, éstas van hilvanando la identidad, la pertenecía y el orgullo de pertenecer a una institución pública como la UNAM. El resultado es la posesión de un auténtico espíritu universitario: Esa actitud y esa posición consciente de asumir retos ante cualquier tipo de autoritarismo contra nuestras instituciones públicas. Como la reciente violación a la autonomía de la UABCS, que muchos universitarios aceptaron con gran parsimonia, incluso, participando en procesos electoreros derivados de esas reformas a todas luces ilegales y por tanto sumamente cuestionadas.
Todavía no se forma en todos los profesores, estudiantes, trabajadores y autoridades de la UABCS, claro que hay muchas excepciones, un auténtico espíritu universitario para enfrentar desde una posición crítica e independiente las recientes violaciones a la autonomía universitaria. Obviamente, sin esta conciencia universitaria, tampoco la UABCS puede llegar a la edad adulta de la Razón, tal y como lo decía el filósofo alemán Emmanuel Kant, pese a sus 35 años cumplidos. El reto actual de la UABCS es avanzar hacia esa edad adulta de la que habla Kant.
El primer paso hacia ese reto de la UABCS, como la primera universidad pública, autónoma y gratuita en el estado, se traduce, como Comunidad Universitaria, incluido el grupo coludido con el poder estatal pasado y al parecer, también con el actual, es mostrar públicamente que no podrá cumplir con su misión esencial mientras no sea respetada plenamente su autonomía, tal cual se encontraba antes del decreto “fast track” que el pasado 11 de febrero del año en curso, votó y aprobó la pasada XII Legislatura. Sólo hasta entones, la Comunidad Universitaria de la UABCS se dará a la tarea urgente de cumplir cabalmente con su cometido central: formar hombres y mujeres, socialmente comprometidos, cultos, libres, con pensamiento crítico y humanista, con conocimientos científicos y tecnológicos para contribuir en la construcción de una sociedad educada, culta, equitativa, solidaria y responsable.
No hay justificación alguna para que esta Universidad, que podría llegar a ser un modelo de desarrollo académico, desarrollo científico y tecnológico, de difusión cultural y extensionismo universitario, y que por cuestiones o intereses inter grupales o ajenos a la propia institución, ocupe el antepenúltimo lugar en la escala de calificaciones del listado de universidades de la ANUIES (Evaluación 2009) o que haya perdido –la única que tenía—la certificación de la carrera de Biología Marina, entre otros errores y señalamientos que privan en su haber por Auditoría Superior de la Federación. No tenemos más que la unidad para salir de la actual crisis de legalidad y autoridad.
Como cualquier ciudadano, con un mínimo de sentido común, la Comunidad Universitaria, profesores, estudiantes, trabajadores y autoridades, deberá proponerse como misión: superar esta crisis de legalidad y autoridad en la que se ha visto envuelta por los atropellos violatorios a su autonomía desde las esferas del poder gubernamental y político. No ver esta situación desde esta perspectiva, estaremos perdiendo lo más valioso de cualquier institución pública: La confianza, la credibilidad y la certidumbre. Y, lo más valioso en nuestras instituciones públicas como la UABCS: La dignidad.
Nota aclaratoria: El universitario replicante del artículo “Corrupción e impunidad: dos conceptos del poder”, es ingeniero de profesión, pertenece a la planta académica del CIBNOR desde 1997, profesor de asignatura de la UABCS desde 1999, Maestro en Ciencias y a unos cuantos meses de graduarse como Doctor en Ciencias; colaborador en un par de proyectos científicos con apoyos superiores a los 10 millones de pesos, además de líder sindical en el CIBNOR, acaba de integrase, vía el departamento de Sistemas Computaciones, a la Junta Consultiva de la UABCS. .