jueves, 28 de abril de 2011

RETOS DEL NUEVO GOBIERNO MUNICIPAL PACEÑO


Alejandro Alvarez

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) vuelve a gobernar el municipio de La Paz después de 15 años. Leonel Cota Montaño en su calidad de priísta –calidad que en realidad nunca perdió, pese a sus brincos circenses– presidió el cabildo paceño de 1996 a 1998. Después iniciaría su carrera hacia la gubernatura pero ya con el disfraz de perredista. Cota Montaño como presidente municipal dio inicio a las medidas de modernización capitalista de la ciudad porteña, que después impulsaría como gobernador.  Una de ellas fue eliminar el proteccionismo a la vieja clase empresarial local que dominaba el comercio. Bajo su mandato se abrieron los mercados locales a las grandes cadenas comerciales. El primer clavo en el ataúd del pequeño comercio lo colocó Cota Montaño. Otra de las medidas que marcaron su administración municipal fue la liberalización salvaje del negocio de bienes raíces y la inversión de megadesarrollos turísticos. Estas políticas las llevaría también tiempo después al ámbito estatal. El centro de las inversiones y el poder económico se trasladó hacia Los Cabos y la clase política de esa región parecía tomar posiciones definitivas de largo plazo. La llegada de Marcos Covarrubias al gobierno estatal rompe aparentemente con ese esquema, pero esa es otra historia sobre la que después regresaremos.
La tercera medida que se recuerda de Leonel Cota en su gobierno municipal fue el inicio de la inversión en infraestructura urbana, particularmente la pavimentación de calles y avenidas. Que también trasladaría como parte de su política ya en la gubernatura. En síntesis, el paso del entonces priísta Cota por la presidencia municipal paceña fue un buen ensayo de lo que realizaría como gobernador, y de hecho fue su plataforma de apoyo para su victoria electoral en 1999.
Estela Ponce Beltrán se encuentra en muchos sentidos en una posición similar a la que enfrentó su camarada Cota. Es innegable la intención de Ponce Beltrán de llegar a la gubernatura estatal y en mucho dependerá de su desempeño al frente del cabildo durante los próximos años. El problema más grande que enfrenta es que el modelo delineado por Cota y sus secuaces se ha agotado y la capital del estado puede ser el laboratorio perfecto para ejecutar un golpe de timón, instrumentar medidas que detengan el avasallamiento de las grandes firmas comerciales sobre el pequeño y mediano comercio, acotar el espacio de influencia del capital extranjero en la especulación de tierras e impulsar otros sectores de la economía para diversificar el desarrollo e impulsar el empleo bien remunerado. El muncipio paceño es un espejo de lo que es el estado en materia de desigualdad. Se tiene una región al norte empobrecida, los jóvenes dejan los pueblos ante la falta de perspectivas. La delegación Los Dolores muestra los signos claros del abandono y del clientelismo partidista que aprovechando las carencias alimentan la política de la dádiva que lo único que provoca es la prolongación de la pobreza. En la parte sur el acaparamiento y especulación con la tierra para el turismo y el desorden en el crecimiento  llevan el mismo destino que lo que ha sucedido en Los Cabos. 
En materia urbana será fundamental tener una clara política hacia la evidente escasez de agua que no sólo se puede basar en la instalación de desalinizadoras sino particularmente en el impulso de una cultura de uso y aprovechamiento racional de ese recurso por los habitantes, la modernización del organismo operador y de la infraestructura hidráulica y que todos paguen el agua que consumen.
Los sitios de disposición de residuos sólidos urbanos (basura) no cumplen con lo dispuesto en la norma oficial en esa materia. También es preciso impulsar una nueva cultura de los habitantes en materia de reducción en la generación de sus residuos, su separación, reuso y reciclaje.
En materia de seguridad, se requiere urgentemente capacitar a la policía y hacerla eficaz. El incremento en robos de casa habitación  ha sido artificialmente silenciado, ya no digamos el escandaloso comercio de substancias ilícitas. Y finalmente el transporte urbano debe dignificar al usuario. El reto para la nueva administración municipal se podría reducir a unas cuantas palabras: voltear la mirada a los ciudadanos.

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