lunes, 23 de enero de 2012

Un toque del Sahara en Los Cabos, Baja California Sur

Excelsior       Lunes, 23 de Enero del 2012 - México D.F.


Con túnicas y turbantes, los viajeros comienzan la aventura por las playas desérticas de este destino, como si se tratara de una región de África
Isabel Gordoa
CIUDAD DE MÉXICO, 22 de enero.- Los Cabos no sólo es un destino concurrido por sus centros de hospedaje de clase mundial, restaurantes gourmet, exclusivos campos profesionales de golf, su emblemático Arco, monumento natural formado por rocas y las playas con aguas templadas a las que cada año arriban ballenas; también ofrece actividades no tan conocidas por los turistas, como un recorrido en camellos traídos del Sahara.
La travesía inicia a bordo de una camioneta 4x4 conocida como Unimog. A bordo, un guía brinda información a sus pasajeros sobre la flora y fauna que circunda el trayecto desértico, donde se realiza una parada para caminar y admirar la naturaleza que alberga el sitio.
Es común observar varios tipos de cactáceas, como un cardón llamado Don José de 20 metros de altura y más de 350 años de edad. A veces es posible ver insectos, reptiles, serpientes y arácnidos, en medio de caminos de arena que da la sensación de ser interminable.
Durante el trayecto, el guía narra historias, como la de los Pericúes, un grupo étnico ya extinto, nativo de Los Cabos, quienes antiguamente se dedicaban a la caza, recolección y pesca, esta última actividad se realizaba con las espinas de un cactus llamado biznaga, que servía de anzuelo, actualmente la pulpa de esa especie se usa para la fabricación de un dulce tradicional mexicano: el acitrón. También se encuentra la planta lomboy o Jatropha cordata. El guía dice que su sabia se utilizaba como colorante para elaborar las pinturas rupestres, para protección solar y como humectante de labios.
Los dromedarios
Después de la caminata por el desierto, la Unimog continúa su camino hasta llegar a una playa virgen, propiedad del Rancho San Cristóbal, donde esperan ocho camellos para transportar a sus visitantes en un paseo por la playa y el desierto. Estos dromedarios conocidos por tener una sola joroba, llegaron a México el primero de enero del 2011 junto con Sidi, su entrenador, un nómada de la tribu Tuareg del desierto del Sahara, quien considera a estos animales miembros de su familia.
Comenta que los camellos, son animales sagrado para su tribu por lo que deben recibir un trato especial. Dentro de estos cuidados, los dromedarios son alimentados con toda
especie de vegetales y algunos frutos, así como maíz, avena y alfalfa. Cada segundo día reciben un baño en temporada de calor y en invierno cada cuatro días. Asimismo, los mantienen en un estado libre de estrés, con tres días de descanso a la semana y caminatas libres por los arenales.
El tour
El paseo inicia en una plataforma especial para montar a los camellos. Cada dromedario cuenta con espacio para dos pasajeros, custodiados y guiados por una persona, pero antes de ingresar, Sidi indica las reglas de seguridad.
Es importante que las personas estén bien aseguradas al asiento y estén correctamente sentadas, no se permite tomar fotografías durante el trayecto para evitar que los viajeros caigan si no están bien sujetos. Todos deben de llevar un casco protector y, por último, deben relajarse, pues su estrés se contagia a los animales.
Por las playas desérticas de Los Cabos, con túnicas y turbantes comienza la aventura como si del Sahara se tratara. Durante el trayecto, Sidi platica un poco acerca de la historia de estos animales. Menciona que esta especie es originaria de América del Norte y han existido desde hace más de 800 mil años. Comenta que los camellos fueron trasladados hacia Alaska, rumbo al Oriente Medio hasta llegar a África y después de miles de años, durante las guerras de Estados Unidos en la presidencia de Franklin Pierce, así como en México con Plutarco Elías Calles, fueron requeridos para combate ya que se pensaba que eran animales fuertes y veloces, sin embargo, los caballos sustituyeron esta labor.
Al terminar el recorrido, los dromedarios regresan a la plataforma. Allí los visitantes se despiden de los camellos con un té verde con menta y miel de abeja, símbolo de bienvenida, honor y gratitud, tradición de los nómadas del desierto del Sahara. Al final, es posible tomarse una fotografía y darle un beso al camello Powder, un dromedario amistoso de seis años de edad.
Después de estar en contacto con la naturaleza, la Unimog lleva a los turistas a una casa típica mexicana, donde se realiza una clase de preparación de tortillas hechas a mano, para
después acompañar los guisados ya elaborados por cocineras típicas de la región, como el pollo con mole, arroz, frijol, huevo con nopal y picadillo de carne, así como aguas frescas.
Para finalizar la travesía, se realiza una degustación de tequila blanco, reposado y mezcal. De regreso hacia Los Cabos, se admiran las panorámicas del desierto de Baja California Sur

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