viernes, 28 de junio de 2013

LEONEL, NARCISO Y MARCOS, TRILLIZOS PERFECTOS


Alejandro Alvarez

Las supuestas discrepancias o diferencias entre los últimos tres gobernadores del estado es una invención. Su código genético político es tan similar que se puede decir que fueron producto de un parto perfecto de trillizos.
Los tres parten de un tronco común incuestionable, el PRI. Los tres se separaron de su tronco maternal por la misma causa: los intentos de la jerarquía priísta por intentar cortar sus aspiraciones políticas sintiéndose cada uno de ellos merecedores de un mejor futuro en el escemario del poder sudcaliforniano.
Los tres patearon la cuna que los meció como estrategia para engañar incautos. El discurso de enterrar el “régimen autoritario” , el ”viejo régimen” les dio buenos dividendos. Como todos los trillizos cada uno tiene sus ocurrencias. Leonel tuvo sus puntadas democratoides cuando llamó a “las bases” elegir a los colaboradores en  el gabinete. El experimento no aguantó la prueba de la realidad pero cómo entretuvo a la fanaticada. El caso de la elección del director de cultura fue la cerecita del pastel. Un tal Huizapol con el apoyo de mariachis y teiboleras arrasó las elecciones del sector cultural. Que después este baluarte de la cultura sudcaliforniana se haya volteado y regresado al corral del priísmo es otra historia. En su afán de disfrazarse de pueblo Leonel vendió el avión del gobierno y casi remató la residencia oficial. Había ahí fantasmas que tenían que desaparecer a la brevedad, las almas de sus ex correligionarios, padrinos y maestros: Alberto Alvarado, Víctor Liceaga y Guillermo Mercado.
Narciso, después de su separación del seno priísta y afiliación al feudo familiar conocido como Partido del Trabajo, puso en práctica todo lo aprendido en la escuela tricolor. Así, en la región de Los Cabos fue un maestro en la práctica del clientelismo y la práctica super especializada de invasión de predios,  extorsión a terratenientes y venta de seguridad a hoteleros. Su brazo político, el ladrón Uzcanga se encuentra en la cárcel en calidad de chivo expiatorio. Con finas prácticas priístas concentró tal poder que convenció a su pariente (hermano trillizo) Leonel de apuntarlo con su dedo poderoso en su vertiginosa carrera hasta instalarlo en el tronito del palacio de cantera. El ejercicio del poder de don Narciso tuvo como su columna vertebral aparecer en las portadas de la prensa local con una banderita inaugurando cuanta cosa se le ponía enfrente y mirando a la cámara con su mirada extraviada. Narciso fue la caricatura provinciana del presidencialismo que adoró en su educación política básica.

Del trapecista priísta-perredista-panista Marcos Covarrubias hemos escuchado hasta el hartazgo los lugares comunes de la más rancia clase política local y la repetición del juego lo que hace la mano hace la trás. Para muestra está su discurso en un reciente desayuno con el grupo Madrugadores de Los Cabos. Aquí van unas perlas (léanse con tono lopezportillista): “…el estado se encuentra en paz  y  las manifestaciones de los pequeños grupos inconformes se han resuelto en corto tiempo……Baja California Sur es el mejor lugar para vivir del país…….en Los Cabos se acabaron las invasiones alentadas por el gobierno… ha habido avances en la procuración de Justicia, se mejoró la actitud de los funcionarios…. se tienen los menores índices de homicidios dolosos y de los que se han presentado durante estos dos años el 92% se han resuelto….bla…..bla….bla…”. Como toda la banda que le antecedió, a Marcos Covarrubias le asaltan los sueños enfermizos de prolongar su reinado. No en balde su esposa ya se siente la Eva Perón choyera. ¿Alguien duda de la hermandad de los últimos tres gobernadores? El siguiente gobernador –que seguramente será priísta también– puede completar los cuatrillizos del ciclo contemporáneo “de nuevo cuño” en el poder de la entidad.

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