miércoles, 9 de julio de 2014

REENCUENTRO CON ALI

IN MEMORIAM: ALÍ CHUMACERO (Acaponeta, Nayarit, 9 de julio de1926/ Ciudad de México, 22 de octubre 2010)

  DF, OTOÑO DEL 82.- Declinaba el cocktail party que siguió a la ceremonia de premiación  del   Certamen Internacional de Poesía Plural 1982.
  Ya bien envinadillo y con el diploma correspondiente a la "mención
  honorífica" del concurso ganado por el poeta hondureño, Edgar O` Hara,
 enrollado en la bolsa trasera del pantalón,hacía uso del mingitorio cuando a mi lado apareció la recia figura de uno de los jurados: Alí Chumacero.

 -Gracias por la mención, maestro- le dije a manera de saludo.

  -Yotelodiyotelodiyotelodi -respondió de corridito el autor de Palabras en reposo". 

   -Gracias, maestro -acerté a decir, sorprendido por la familiaridad
    conque Alí se dirigía al desconocido jovenzuelo  que se atrevía  abordar a la enigmática figura literaria  que -en un caso parecido al de Rulfo-  no había vuelto a publicar otro libro desde 1956.

  -¡Qué gracias ni que la chingada !Vamos a celebrarlo! !Vámonos!-
   ordenó el Presidente del Jurado Calificador.

 Y fuímonos..

 
   Con el exquisito poeta sudcaliforniano,Javier Manríquez( Cuaderno de San Antonio), uniéndose al  grupo, salimos del salón contiguo a Reforma de 18(sede de Excelsior), y abordamos el destartalado VW del Collins (un psiconalista lacaniano  miembro de la célula coyoacanense, Sigmund Freud, del PCM, también   paisano bajapeninsular), y por iniciativa de Alí realizamos una escala estratégica en un "aguaje" de la siniestra colonia Guerrero, donde adquirimos varios pomos con sus respectivas cajas de sodas y botanas.

 Enfilamos rumbo a la Portales, a la casa del Collins. El anfitrión despertó a la anfitriona y el copeo se reinició mientras en el horno crujían varios pares de codornices.

 El Penny Manríquez, erudito, literaturo de a deveras, profesional de la palabra, estaba arrobado, subyugado por la aureola literaria y la viril figura del gran poeta mexicano.

Quería meter a guevo a Alí en una conversación eminentemente literaria: 

¿Por qué dejaste de escribir? ¿Compartes el desgarramiento de Rulfo? ¿Cuántas cuartillas le recortaste a Pedro Páramo?¿Qué te parece Paz en TV?  ¿Te gustan lo Espigos? ¿Qué me dices de la poesía de Montes de Oca? ¿Te sabes de memoria el Responso del Peregrino? ¿Recuerdas alguna de Amado Nervo?

Y Alí,¨divertido, deslindando:

   -Eso vale madre; a mi háblenme de culos. Lo único importante es la mujer: la mujer, la mujer, la mujer.  ¡A mi se me hace que ustedes son una bola de putos!-, gritó con  su inmarcesible acento nayarita y esa sonrisa pícara impulsando la copa  para decir salud con los tres desconocidos; que poco antes del   amanecer se multiplicarían con la llegada de los sobrevivientes del Café Concert:, encabezados por su director artístico, el músico Daniel Tuchmann, y un elenco  de alarido:

Oscar Chávez (primo hermano del poeta Eduardo Lizalde), su hermano y representante,Armando(el otro Lobo Feroz); Donaro Poveda y Tosca, de la novisima Trova Cubana;  el guitarrista yucateco, líder del Grupo Machete, Jorge Buenfil; Ramoncito Sánchez y el Job, del grupo Garabato; el bataquero argentino, el Chino Rossi, ,y unas "tortitas" encandiladas por el fogón del escenario cantonovero en boga y el carisma de Chávez, entre las que se distinguían por su talento, belleza y sensualidad, las chihuahuenses Gabriela Roel y Lorena Villatoro, que ya hacían sus pininos en el teatro y el  cine independientes.

 Y la luz del "alba de rosáceos dedos" avivó la hoguera de la fiesta y llegó de nuevo la noche y con ella otras botellas y otros amigos, exóticas aves nocturnas, fauna entre la que Alí se sentía en sus "meras nadadas".
Ahí seguía el bardo de Acaponeta   presidiendo la fiesta, enfundado en su impecable traje azul, pleno en su embriaguez, recordando, ahora sí, a Rulfo, a José  Carlos Becerra y su parentesco literario con Claudel y Perse, a la revista  Tierra Nueva, a González Durán, José Luis Martínez y Leopoldo Zea, pero  también a la puta de a cinco centavos que a principios de los años treinta, lo hiciera hombre allá en Guadalajara.

Al despertar el  tercer día, vi que el lecho de Ali estaba vació.Lo  encontré en la barra de la cocina preparándose una cuba muy especial: ¡Bacardi con peñafiel de fresa!. 

Al filo del mediodía el poeta se despidió de sus azarosos compañeros de juerga, y abandonó la maltrecha nave del capitán Collins. Ningún pliegue -ni en el nudo de la corbata -del elegante traje azul celeste delataba las horas que había servido como piyama.

 Alí iba fresco y sonriente: tenía que presentar un libro en el Fondo de Cultura  Económica.

   1997.- Quince años después, en una cantina del centro histórico de Tepic,
 muy cerca del busto de Amado Nervo y de la Fundación Cultural Alica, 
institución convocante del Premio Nacional de Poesía Alí Chumacero, tuve oportunidad de recordarle  al autor de Losa del Desconocido, aquella fenomenal juerga.

Si realmente se acordaba o no, es lo  menos. Su respuesta fue, como siempre,  encantadora.


-!Pero cállate la boca! Del Fondo me fui con una amiga y se le perdí una semana a mi mujer! -presumió Ali, rodeado por Dionisio Morales, Alfonso Chumacero(hermano mayor del poeta homenajeado), el pintor Miguel Angel Saldaña,  y unas suculentas sobrinas que se dejaron venir de Acaponeta a saludar al célebre tío, y a conocer a los premiados..
   
   Y Alí volvió a hablar de su tema favorito: La mujer, las mujeres. Y a recordar sus primeras gonorreas, su familiaridad con el condón  mucho antes del boom del Sida, a la puta de a cinco centavos que lo hizo
   hombre en la Guadalajara de los años treinta; a aquella inolvidable amante de Morelia, quien 50 años después lo buscaría y lo encontraría  durante un encuentro literario en Zacatecas; sus relaciones peligrosas
   con hijas de poderosos funcionarios públicos; y, claro, al gran amor de su vida: Lourdes, la musa del Responso del peregrino("Mi mejor poema").  La mujer que le aguantó todo y celó a su hombre hasta el final.
   
 Esta vez, aquel joven bajacaliforniano con el que Alí se había topado en el baño de  Reforma 18, llevaba bajo el brazo otro diploma: el del Premio Nacional de Poesía Alí Chumacero.

 
CASA DE CITAS: "Yo, pecador, a orillas de tus ojos/   miro nacer la tempestad."    Alí Chumacero

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