La enfermedad del domingo(Netflix 1918) es una espléndida
película española,escrita y dirigida por Ramón Salazar, con música de Nico
Casal y protagonizada por Bárbara Lennie, Susi Sánchez, Miguel Ángel Solá,
Greta Fernández, Richard Bohringer, David Kammenos y Fred Adenis.
La he estado viendo a pausas, con regresos y repasos de
algunos pasajes, pues al parecer, o se me está olvidando el español, o esta
copia es de mala calidad, pues no alcanzo a captar las palabras y por tanto lo
que significan o dicen los protagonistas.
Ya me ha sucedido con algunos acentos ibéricos, de algunas regiones mexicanas, e incluso,
barrios de mi propia ciudad.
A pesar de esta falla, he disfrutado de esta obra de arte
cinematográfica, que narra el reencuentro de la hija abandonada y su madre, 37
años después.
Mientras presidía una suntuosa fiesta en la residencia que
comparte con su marido, Anabel (Susy Sánchez), es abordada por una de las
camareras contratadas ex profeso, quien le revela que es Chiara, la hija
abandonada en una casa de los Pirineos
franceses casi cuatro décadas atrás, por razones que no se mencionan.
Y le pide que le cumpla un deseo. Que vaya a pasar 10 días
con ella. Previa consulta a su marido, y abogados, Anabel accede y empieza una
tortuosa convivencia.
El rencor de hija se aviva con la presencia de la
madre, y no olvida que fue un domingo
cuando ella se fue.Tiene momentos explosivos en que llega a la agresión física.
Un día acude a una fiesta en el pueblo, se emborracha con un
desconocido, y regresa a casa con el tipo totalmente ebrios. La madre acude a
ayudarle a entrar a la modesta casa o cabaña, empujando al compañero de farra
al suelo.
Chiara tarda dos días en recuperarse de la tremenda resaca,
pero no de su angustia original. Decaimiento, mareos, desmayos, con una visita
al hospital.
Al salir, le confiesa a la madre que su enfermedad es
incurable. Que se quiere morir, y quiere que ella oficie la ceremonia de su
muerte.
Las escenas finales en un paraje idílico, son
estremecedoras.
Ambas desnudas con el fondo de una cortina de humo a la
orilla del lago, y las lenguas de fuego de una hoguera; madre e hija
abrazadas ya dentro del lago , y Chiara
desvaneciéndose lentamente en los brazos de su madre, sobre el agua, bajo el
agua...
El cuerpo se resiste a la asfixia, y patalea. Anabel hace
acopio de fuerzas y lo mantiene sumergido.