martes, 17 de noviembre de 2009

EL JUICIO A LOS CEAUSESCU...




En nombre del pueblo se han cometido a través de la historia horrendos crímenes de lesa humanidad. Como lo comentamos en las columnas anteriores, el abominable caso del ex dictador comunista rumano, Nicolae Ceausescu y su esposa Elena, escandalizó a la comunidad internacional poco después de la Caída del Muro de Berlín, en diciembre de 1989.

Compartimos con los lectores de Malekón, fragmentos de una transcripción del juicio a puerta cerrada de esta diabólica pareja que hasta el final –ante el pelotón de fusilamiento- , se aferró a su delirio de grandeza, a la soberbia del sátrapa, al mundo de ficción creado por el poder absoluto, sin contrapesos. Traducción al castellano: Iñaki Mendiguren Garate.


FISCAL JEFE: Estimado presidente del tribunal, hoy tenemos que alcanzar un veredicto sobre los acusados Nicolae Causescu y Elena Ceausescu que han cometido los siguientes delitos: crímenes contra el pueblo. Llevaron a cabo actos que son incompatibles con la dignidad humana y el pensamiento social; actuaron de manera despótica y criminal; destruyeron al pueblo cuyos líderes proclamaban ser. Dados los crímenes que cometieron contra el pueblo, pido, en nombre de las víctimas de estos dos tiranos, la pena de muerte para los dos acusados. El pliego de acusaciones contiene los siguientes puntos: genocidio, de acuerdo con el Artículo 356 del Código Penal. Dos: ataque armado contra el pueblo y el poder del estado, de acuerdo con el Artículo 163 del Código Penal. La destrucción de edificios e instituciones del estado, sabotaje de la economía nacional, de acuerdo con los Artículos 165 y 145 del Código Penal. Obstruyeron el proceso normal de la economía.

FISCAL: ¿Han oído las acusaciones? ¿Las han comprendido?
CEAUSESCU: No respondo, sólo responderé preguntas ante la Gran Asamblea Nacional. No reconozco a este tribunal. Las acusaciones son incorrectas, y no responderé una sola pregunta aquí.

FISCAL: Anote: no reconoce los puntos mencionados en el pliego de acusaciones.
CEAUSESCU: No firmaré nada.
FISCAL: Esta situación es conocida. La catastrófica situación del país es conocida en todo el mundo. Todo ciudadano honesto que trabajaba duro aquí hasta el 22 de
diciembre sabe que no tenemos medicinas, que ustedes dos mataron niños y otra gente de este modo, que no hay nada para comer, no hay calefacción, ni electricidad.

Elena y Nicolae rechazan esto. Otra pregunta para Ceausescu: ¿Quién ordenó el baño de sangre en Timisoara? Ceausescu rechazó contestar.
FISCAL: ¿Quién dio la orden de disparar en Bucarest, por ejemplo?
CEAUSESCU: No respondo.
FISCAL: ¿Quién ordenó disparar a la multitud?¡Díganoslo!

En ese momento Elena dice a Nicolae: Olvídales. Ya ves que es inútil hablar con esta gente.
FISCAL: ¿No sabe usted nada sobre la orden de disparar? Nicolae reacciona con estupefacción. Aún se está disparando, dice el fiscal. Fanáticos a los que usted paga. Están disparando a niños; disparan arbitrariamente a los pisos. ¿Quiénes son esos fanáticos? ¿Son el pueblo, o usted les paga?
CEAUSESCU: No contestaré. No contestaré a ninguna pregunta. No se disparó un solo tiro en la Plaza del Palacio. Ni un disparo. No se disparó a nadie.
FISCAL: Hasta ahora ha habido 34 muertos.

Elena dice: Mira, y a eso lo llaman genocidio.
FISCAL: En todas las capitales de distrito, que usted pomposamente llamaba municipalidades, se sigue disparando. El pueblo era esclavo. Toda la intelectualidad del país huyó. Nadie quería hacer nada más para ustedes.


CEAUSESCU: No diré nada más. Sólo hablaré ante la Gran Asamblea Nacional.

Elena sigue susurrándole. Como resultado, el fiscal dice: Elena siempre ha sido habladora, pero no sabe mucho. He observado que ni siquiera es capaz de leer correctamente, pero se autocalifica de graduada universitaria.

Elena responde: los intelectuales de este país deberían oírles a usted y a sus colegas.

El fiscal cita todos los títulos académicos que ella siempre dijo tener.
CEAUSESCU: ¡Sus escritos científicos se publicaban en el extranjero!
FISCAL: ¿Y quién escribía esos escritos para usted, Elena?
ELENA CEAUSESCU: ¡Qué desvergüenza! Soy miembro y presidente de la Academia de Ciencias. ¡No puede hablarme de ese modo! La intelectualidad del país oirá de qué nos están acusando.
FISCAL: Nicolae Ceausescu debería decirnos por qué no responde a nuestras preguntas. ¿Qué le impide hacerlo?
CEAUSESCU: Responderé a cualquier pregunta, pero sólo en la Gran Asamblea Nacional, ante los representantes de la clase obrera. Digan al pueblo que responderé todas sus preguntas. Todo el mundo debe saber lo que está pasando aquí. Sólo reconozco a la clase obrera y a la Gran Asamblea Nacional, a nadie más.

El fiscal dice: el mundo ya sabe lo que ha pasado aquí. No os voy a contestar a vosotros, golpistas, dice Ceausescu.
FISCAL: La Gran Asamblea Nacional ha sido disuelta.
CEAUSESCU: Eso es imposible. Nadie puede disolver la Asamblea Nacional.
FISCAL: Ahora tenemos otro órgano dirigente. El Frente de Salvación Nacional es ahora nuestro cuerpo supremo.
CEAUSESCU: Nadie reconoce eso. Por eso el pueblo está luchando por todo el país. Esa banda será destruida. Ellos organizaron el golpe.
FISCAL: El pueblo lucha contra usted, no contra el nuevo foro.
CEAUSESCU: No, el pueblo lucha por la libertad y contra el nuevo foro. Y no reconozco al tribunal.
FISCAL: ¿Por qué piensa que está luchando la gente hoy?¿Qué piensa?
Ceausescu responde: Como dije antes, el pueblo lucha por su libertad y contra este golpe, contra esta usurpación. El golpe fue organizado desde el extranjero.

CEAUSESCU: No reconozco a este tribunal. No responderé más. Les hablo ahora a ustedes como simples ciudadanos, y espero que ustedes digan la verdad. Espero que ustedes no trabajen para el extranjero y por la destrucción de Rumanía.

El fiscal pide al defensor de oficio que pregunte a Ceausescu si sabe que ya no es presidente del país, que Elena Ceausescu también ha perdido todas sus funciones
oficiales de estado y que el gobierno ha sido disuelto. El fiscal quiere saber sobre qué base puede continuar el juicio. Debe aclararse si Ceausescu quiere, debe, o puede responder. En este momento la situación es más bien incierta.


Ahora el defensor de oficio, que fue nombrado por el tribunal, pregunta si Nicolae y Elena Ceausescu conocen los mencionados hechos: que él ya no es presidente, que
ella ha perdido todas sus funciones oficiales.

Él responde: Soy el presidente de Rumanía, y soy el Comandante en jefe del ejército rumano. Nadie puede privarme de estas funciones.

FISCAL: Pero no de nuestro ejército, no es usted el comandante en jefe de nuestro ejército.¿Qué es usted realmente?
CEAUSESCU: Repito: soy el presidente de Rumanía y el comandante en jefe del ejército rumano. Soy el presidente del pueblo. No hablaré más con ustedes, provocadores, y no hablaré con los organizadores del golpe ni con los mercenarios. No tengo nada que ver con ellos.

FISCAL: Por favor, anote: Ceausescu no reconoce las nuevas estructuras legales de poder del país. Aún se considera presidente del país y comandante en jefe del ejército. ¿Por qué arruinó usted tanto al país: por qué exportaba todo? ¿Por qué hacía pasar hambre a los campesinos? El producto que sembraban los campesinos era exportado, y los campesinos venían de las más remotas provincias a Bucarest y a las otras ciudades para comprar pan. Cultivaban el suelo según sus órdenes y no tenían nada para comer. ¿Por qué hizo pasar hambre al pueblo?

CEAUSESCU: No responderé a esta pregunta. Como simple ciudadano, le digo a usted lo siguiente: por primera vez yo garanticé que cada campesino recibiese 200 kilogramos de trigo por persona, no por familia, y que tuviera derecho a más. Es mentira que hiciese pasar hambre al pueblo. Una mentira, una mentira en mi cara. Esto muestra qué poco patriotismo hay, cuántas traiciones criminales se cometieron.

FISCAL: Usted dice haber tomado medidas para que cada campesino tuviera derecho a 200 kilogramos de trigo. ¿Por qué entonces los campesinos compraban su pan en Bucarest? Tenemos maravillosos programas. El papel lo aguanta todo. Pero, ¿por qué sus programas no son implementados? Usted destruyó los pueblos rumanos y el suelo rumano. ¿Qué dice como ciudadano?
CEAUSESCU: Como ciudadano, como simple ciudadano, le digo lo siguiente: en ningún momento hubo tanto ímpetu, tanta construcción, tanta consolidación en las
provincias rumanas. Yo garanticé que cada pueblo tuviera sus escuelas, hospitales y médicos. Lo hice todo para crear una vida decente y rica para el pueblo en el campo, como en ningún país del mundo.
FISCAL: Siempre hemos hablado de igualdad. Todos somos iguales. Todos deberían ser pagados de acuerdo con su trabajo. Ahora finalmente hemos visto su villa en
televisión, los platos dorados en los que comía, los alimentos que usted importó, fotos de sus lujosas celebraciones.
ELENA CEAUSESCU: Increíble. Vivimos en un apartamento normal, como cualquier otro ciudadano. Hemos asegurado un apartamento para cada ciudadano mediante las leyes oportunas.
FISCAL: Ustedes tenían palacios.
CEAUSESCU: No, no teníamos palacios. Los palacios pertenecen al pueblo.


El fiscal concuerda, pero subraya que los acusados vivían en ellos mientras el pueblo sufría.

CASA DE CITAS.- “¿Y EL MUERTO, EL INCREÍBLE?” JORGE LUIS BORGES.

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