miércoles, 18 de noviembre de 2009

LAS LÁGRIMAS DE EROS...



Héctor Tajonar
2009-11-18•Acentos. MILENIO DIARIO.

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Soyez amoureuses et vous serez heureuses.(Enamoráos y seréis felices)Paul Gauguin

Eros existe, su inmenso poder se extiende a todos los tiempos y latitudes, es fuente de placer y felicidad, de pasión y sufrimiento, así como de creación artística del más alto nivel estético. Se puede dudar o negar la existencia del Dios con mayúscula, pero no cancelar o reprimir la fuerza incontenible del dios pagano del amor y el deseo, como infructuosamente lo ha intentado la Iglesia católica a costa del creciente abandono de sus templos, especialmente por los jóvenes.
Eros define la naturaleza humana misma, porque antes que un ente racional, el hombre es un animal erótico, único ser de la naturaleza capaz de convertir su actividad sexual en erotismo, como lo ha mostrado Georges Bataille, autor del libro Las lágrimas de Eros, que da título a una extraordinaria exposición presentada actualmente en el Museo Thyssen-Bornemisza, de Madrid.
El erotismo humano difiere de la sexualidad animal porque quienes lo practican ponen en juego su ser interior. Aclara Bataille: “La actividad sexual de los hombres no es necesariamente erótica. Lo es sólo cuando no es rudimentaria, cuando no es simplemente animal” (Erotismo, p. 46). Es la dimensión espiritual del ser humano, aliada con la imaginación concupiscente, la poesía y el juego, la que hace posible el erotismo, así como el arte inspirado en él.
La muestra, curada con inteligencia y refinado gusto por Guillermo Solana, director artístico del Thyssen, reúne obras maestras o representativas del arte erótico occidental, de los siglos XVI al XXI, las cuales conviven en 15 capítulos relacionados con temas mitológicos y bíblicos. (por razones de espacio sólo aludiré a algunos de ellos, pero invito al lector a visitarla, sea real o virtualmente en la página del museo, y a consultar el catálogo que contiene un estupendo ensayo escrito por el propio Solana).
En el Banquete platónico se narra que Eros, hijo de Penia (Pobreza) y Poros (Riqueza), está dotado de una naturaleza intermedia (metaxy), que lo hace mediador entre lo mortal y lo inmortal. Acaso esa sea la referencia más remota del vínculo entre Eros y Tánatos (la muerte), retomada por Bataille. Por su parte, el mito del nacimiento de Afrodita o Venus, la contraparte femenina de Eros, está narrada en la Teogonía de Hesíodo: Venus nació después de que su hermano Cronos (el tiempo) separó a sus padres Urano (el cielo) y Gaia (la tierra), cortó los genitales de su padre y los arrojó al mar, y de la espuma-esperma que se formó, surgió Afrodita. Este mito está representado en la exposición por dos lienzos del siglo XIX (Amaury-Duval y Bouguerau), una escultura de Rodin, una fotografía de una adolescente en la playa (Dijkstra, 1992) y un óleo de Currin (1998), el cual fue escogido como portada del catálogo.
En Eva y la serpiente, otro de los mitos fundacionales de la cultura occidental, se identifica a la sierpe con el mal, y ese simbolismo se hace extensivo a la mujer y el erotismo. “La tradición de la exégesis bíblica atribuye a Eva la introducción del pecado en la tierra y el doble papel de tentada (por la serpiente) y tentadora (de Adán)” —señala Solana. En este apartado destacan pinturas de Gossaert, Von Stuck y La encantadora de serpientes, de Rousseau; así como dos estupendas fotografías de White y Avedon.
Del mito de la esfinge, como devoradora de hombres, menciono una acuarela de Moreau y una fotografía de Mapplethrope; en tanto que el erotismo de la sirena está expresado con la fuerza característica de Courbet en Mujer en la olas: una bella ninfa surge de la espuma del mar mostrando sus pechos y brazos en alto, como metáfora de la explosión amorosa.
Para representar las tentaciones de San Antonio se incluyen obras de Wellens de Cock, sucesor del Bosco; Cézanne, Picasso y Saura. Del martirio de San Sebastián descuellan pinturas del Bronzino, Reni, Ribera o Moreau, así como una espléndida escultura de Bernini. El mito de la liberación de Andrómeda por Perseo está plasmado en obras de Rubens y Jordanes, Millais, Doré, Dalí o Bellmer. Del beso como manifestación del encuentro amoroso se han reunido piezas de Géricault, Munch, Rodin, Von Stuck, Ernst, y Magritte. También se han incluido tres videos de Bill Viola.
La Venus dormida, una de las obras maestras de Delvaux, yace en medio de una acrópolis, acompañada por un esqueleto, figuras espectrales y una luna en cuarto menguante. El óleo nos refiere al sueño eterno y la pregunta de Valéry: ¿por qué lo que crea a los seres vivos los crea mortales?

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