lunes, 30 de noviembre de 2009

RELEVO GENERACIONAL EN EL PRI ESTATAL..


Una cerrada, vibrante ovación, estremeció el atestado salón María Teresa del hotel Gran Plaza, y el corazón del joven Ricardo Barroso Agramont: era el instante inaugural de su presidencia del Partido Revolucionario Institucional en un acto presidido por la dirigente nacional Beatriz Paredes.

Fue una explosión catártica, poco usual en esta clase de eventos políticos en los que la “militancia” suele jugar el papel de comparsa al ritmo que le dicta el guión de los operadores políticos.

Un grito alborozado ante la promesa de un nuevo rostro, de un relevo generacional, penosamente diferido a pesar de las circunstancias de la derrota del 99 y sus secuelas...

Antes, el aplausómetro había marcado diferentes y contrastantes registros: el cálido reconocimiento de siempre para el ex gobernador Angel César Mendoza Arámburo, y los clap clap clap descompasados al resto de los otros ex , algunos todavía con ganas de reverdecer laureles, como Antonio Manríquez Guluarte, Raúl Antonio Ortega Salgado, y José Antonio, “ el ultra disciplinado”, Valdivia…cuyo nombre provocó sarcásticos murmullos entre la concurrencia:”¿ Y ese apestado qué hace aquí, si se hincó ante el enemigo?” .

A la hora de los discursos, el nuevo dirigente priista logró vencer el nerviosismo inicial, y delineó con claridad el siniestro perfil del enemigo. El de la alternancia fallida: nepótico, depredador, plagado de mercaderes y aventureros que invaden tierras y han multiplicado criminalmente la deuda pública sudcaliforniana..Un panorama desolador que ha llevado al hartazgo social.

Fue un discurso leído, sin margen para la improvisación, lo que le restó vivacidad a la palabra del flamante líder. Faltó también el mensaje autocrítico, el deslinde con aquellos que tanto daño le hicieron al partido, y que allí estaban, de cuerpo presente, regodeándose en el onanismo emocional del flash back, en la lucha por la supervivencia política luego de una década de sospechoso silencio ante las tropelías de la Familia en el poder, algunos enriquecidos hasta la impudicia.

Beatriz Paredes se dio cuenta de la omisión de Barroso y se abocó a llenar el vacío, con una frase que hizo a mi Chori levantar la ceja al estilo de María Félix o Pedro Armendáriz: “Nos echaron porque cometimos errores….”.

Nada de echarle la culpa a supuestos traidores o a las componendas del Peje con Zedillo, como lo sigue difundiendo un delirante general Valdivia, descontextualizando citas del periodista Ricardo Alemán, mientras calla ante la barbarie del neoperredismo espurio, al igual que otros distinguidos priistas...


El propio Angel César, no solamente ha callado: recientemente justificó de alguna manera el saqueo a la UABCS al declarar que él también, en su momento, “ violó la ley” para fundar y consolidar nuestra universidad pública.. Por respeto a su imagen, a su herencia política, Angel César no debió haber aceptado el homenaje que le rindieron los esquiroles que tienen tomada la UABCS a nombre de la FAMILIA.

Pero también los juniors se la han pasado sin ver ni oír los signos del desastre mientras siguen cobrando suculentos cheques en la alta burocracia federal. Ahí está el caso de Carlos Mendoza Davis, delegado del IMSS en el estado, uno de los prospectos políticos mejor formados, en buena medida bajo la tutela de una figura de la talla de Jesús Silva Herzog , el ex secretario de Hacienda y ex embajador de México en Washington.

Entendemos que su responsabilidad le exige ser institucional, pero también que los fines de semana podría dedicarlos para hacer política, denunciar los atropellos sufridos por su pueblo( que tanto dice amar), por parte de los mismos saqueadores de la UABCS.
No estaría mal que el nuevo dirigente priista, hiciera un llamado generacional a estas reservas partidistas, para que definieran públicamente su verdadera filiación. Que digan si ya hicieron el crossing al panismo, o siguen fieles, aunque calladitos y timoratos, acomodaticios, al tricolor que les dio de comer y el privilegio de una educación de calidad.

Fue una de las tareas que le dejó Beatriz a Barroso Agramont: “ Quienes quieran regresar, tendrán que hacerlo por convicción…y hacer cola.”.

Y en eso andan muchos ante la inminencia del nuevo sol mexiquense llamado Enrique Peña Nieto Ah, porque ellos ya maduraron:: “ Siempre hay que estar con el ganador..”

Sobre todo cuando la opacidad personal, la grisura política, la patética carencia de luz propia, los obliga acercarse al astro emergente para robarle un poco de brillo. Es el caso de Mario Vargas Aguiar, que luego de perdonarle al gobernador Cota un trato humillante al sacarlo a rastras de la sede de la dirigencia del PRI estatal, se convirtió en su comparsa como diputado local.
Una vez cobrados los “recursos” destinados a la abortada pre campaña presidencial de Montiel (padrino de Peña Pieto, quien lo exoneró )la víspera del 2006, Varguitas se autoexilió en el Edomex, acogiéndose a la luz y la sombra de su nuevo Jefe político.

Allá está muy bien, claro, la distancia es un buen pretexto para no comprometerse con el escabroso tema sudcalifoniano. Que la batalla la den otros, los “correligionarios” que se quedaron en el papel de una desvencijada oposición, donde el poderoso caballero de Don Dinero, ya no brilla con el fulgor de los tiempos dorados.

Ellos regresarán en el momento oportuno, eunucos montados en el dedo de su patrón que ya se siente presidente, a seguir parasitando el esfuerzo ajeno.

Si a esta unidad, sin controles de calidad de la militancia, se referían los dirigentes priistas en sus discursos del sábado, el PRI volverá a traicionarse a sí mismo.
De aquí la urgencia del llamado a una redefinición de convicciones y de lealtades por parte de Ricardo Barroso Agramont, nieto del tío Félix. La ovación que le tributaron el día inaugural de su liderazgo partidista, es un claro mandato en este sentido.

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