domingo, 7 de noviembre de 2010

SEÑOR PROCURADOR ¿DÓNDE ESTÁ LISSET SOTO?

Alejandro Alvarez



Desaparecida hace cuatro semanas en la ciudad de La Paz, presumiblemente secuestrada, de la niña Lisset Soto no se sabe nada o al menos las autoridades siguen sin dar indicio alguno de sus pesquisas, ni siquiera de sus líneas de investigación. Una de las obligaciones básicas de los gobiernos es brindar seguridad a los miembros de la comunidad, certeza de que sus órganos de justicia persiguen el delito con eficiencia y capacidad. ¿Es posible decir que este gobierno cumple cabalmente con estas obligaciones? Desafortunadamente cada hora que pasa mina la esperanza de que este terrible suceso concluya para bien de los afectados. Mientras, como resultado de tal hermetismo, circulan versiones inverosímiles sobre el caso, que no sólo alimentan la fantasía y el morbo popular sino que todas, sin excepción, curiosamente eluden la exigencia para que la autoridad cumpla con los fines para los cuales está ahí y omiten la necesidad del castigo severo para quienes urdieron tal infamia. Señor Procurador de Justicia: ¿Hasta cuándo? ¿Dónde está Lisset?



LOS PARTIDOS COMO EDUCADORES CÍVICOS

Vayamos a las formalidades teóricas más elementales. Los partidos son constitucionalmente entidades de interés público, se sostienen con el dinero de todos. En su existencia y funcionamiento la sociedad avanza en el camino de la democracia. Las disputas electorales y el acceso al poder son sólo un medio para el logro del fin supremo que es lograr el bienestar material y espiritual de los ciudadanos. Pero los partidos no pueden ser sólo campañas electorales, conteo de votos y recursos de inconformidad. Tienen por sobre todo una tarea muy seria para justificar su existencia: educar cívicamente a la sociedad, a todos, niños, adultos y ancianos. Debieran ser los ejemplos de un actuar maduro, de tolerancia, de claridad en sus mecanismos internos de democracia, del mérito que tiene convencer con argumentos, de la necesidad de esgrimir ideas, de tener consistencia en las convicciones, de esforzarse por hilar argumentos lógicos y así conquistar la preferencia de los electores y de los no electores. Pero ¿qué es lo que tenemos en realidad en el actuar cotidiano de los partidos? Desprecio por la inteligencia, de sus propios miembros y de quienes los vemos desde lejos. No nos consideran dignos de explicar su desempeño, no le dan cuentas a nadie que no sean sus propias camarillas. Parecen decirnos: hoy digo que es negro y mañana que es blanco, si me creen bien y si no también. Primero que encuestas, luego que consulta ciudadana, que es mejor congreso de delegados, finalmente dedazo desde el deefe, es igual. Desprecio por la civilidad para dirimir las diferencias. Lo que mejor se emplea son las trampas. Trampas para destruir al contrario, entre más tramposos, mejor. Como buenos tahúres lo importante es tener siempre cartas bajo la manga, explotar los pasajes oscuros del rival. Exaltar al amigo hasta que se convierte en obstáculo, después se convierte en basura. Hay carencia total de convicciones. Ayer estuve con los rojos, hoy estoy con los amarillos, mañana con los azules, pasado mañana quién sabe, eso no importa. Lo realmente trascendente para ellos es quedar pegados a la chiche del presupuesto oficial. ¿Teoría política? Para qué, es un estorbo. ¿Teoría económica? ¡Menos! La única regla es no tocar a los grandes monopolios, empezando por los estatales de donde sale gran parte del presupuesto para alimentar las ineficiencias de la burocracia. Que se construyan hoteles y cantinas, esa es la síntesis de la teoría del desarrollo estatal. Darle su visitadita a los grandes empresarios para que se mochen con las campañas a cambio de no molestarlos con engorrosos impuestos a las ganancias exorbitantes. Esa es su teoría monetaria. ¿Convencer con ideas a los ciudadanos? ¡No hombre! Si se les promete un terreno, si se les da seguridad en la invasión de un predio particular, si se les asegura una chambita de burócrata de cuarta, si se les reparten dos kilos de frijol, un litro de aceite y cinco latas en cada mitin ¿Para qué complicarse la existencia con ideas exóticas? Los partidos están creando una sociedad a su imagen y semejanza y de manera recíproca la sociedad así formada sostiene a los partidos con el mismo código genético.

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