Alejandro Alvarez
Hoy viernes 24 de mayo se publica la nota
sobre la muerte de Arnoldo Martínez Verdugo conocido por haber ocupado el
puesto de Secretario General del Partido Comunista Mexicano desde principios de
los sesenta hasta principios de los ochenta del siglo pasado. Era de
personalidad aparentemente desapasionada. De acuerdo a la tónica de las
dirigencias burocráticas de los partidos comunistas del mundo –dictada desde
Moscú- aparecía generalmente de traje y corbata. Compartió luces con el
dirigente obrero Valentín Campa, militante comunista ferrocarrilero de gran
carisma, preso innumerables veces a causa de sus actividades sindicales.
Con timidez Martínez Verdugo se unió a algunas
de las primeras críticas a la Unión Soviética que se generaban en los partidos
comunistas de Europa, a finales de los setentas. Impulsó la campaña
presidencial sin registro de Valentín Campa en 1976 la cual se dice que logró
casi un millón de votos. Sin duda alguna el mérito principal de Arnoldo fue la
apertura a los acuerdos con los pequeños grupos de izquierda con los que
conformaron el Partido Socialista Unificado de México (PSUM) en 1981 con lo
cual despareció el PCM.
Posteriormente fue parte importante de la
dirigencia del Partido Mexicano Socialista (PMS) resultado de la unión del PSUM
y del Partido Mexicano de los Trabajadores donde militaban Heberto Castillo,
catedrático universitario, y Demetrio Vallejo, también dirigente
ferrocarrilero. Por último contribuyó a la conformación del Partido de la
Revolución Democrática (PRD) que surgió al unirse el PMS con una facción
priísta encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas cuya campaña presidencial en 1988
fue el impulso para integrar al PRD. Con la muerte de Arnoldo Martínez se
cierra el capítulo de los viejos militantes comunistas. Quedan algunos de sus
pupilos como Pablo Gómez y Amalia García de cuya filosofía comunista no quedan ni rastros.
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