miércoles, 29 de mayo de 2013

El triunfo del América y la importancia de la actitud



Alejandro Álvarez

El pasado domingo me senté a ver la final del futbol nacional esperando ver perder al club América. No es necesario aclarar que estoy muy lejos de ser fan de ese equipo. Me tuve que tragar varios sapos a partir de ese evento.
Me sorprendió la mentalidad triunfadora del América, la actitud de competencia hasta el último segundo. Ese espíritu de lucha sólo lo había visto antes en los Pumas de la UNAM -aclaro que tampoco soy fan Puma-. Me llamó la atención el juego rápido de primera intención, muy preciso y hacia delante de los americanistas. Nada que ver con el juego ratonero dormilón de sobar la pelotita y abusar del clásico pasecito corto para atrás hasta llegar al portero. Nunca se notó que tenían un jugador menos en la cancha, al contrario parecía que los disminuidos eran los cruzazulinos.
Difícil fue encontrar al mejor jugador águila pero Chucho Benítez –que parece un tractor en el área- aunque no anotó distrajo todo el tiempo a la defensa que tenía que dedicar dos o tres azules para controlarlo. Del portero águila ni qué decir de su determinación y habilidad -aunque a los delanteros azules les faltó puntería-. Hasta el Maza, que para mí ya es cartucho quemado, tuvo que ponerse a la altura en la defensa. El Piojo Herrera que como jugador fue violento, grosero, agresivo e indisciplinado como entrenador fue otra revelación (para mí).  Desde los primeros juegos de la liguilla tuvo un futbol ofensivo, nada de especular con el marcador. Si durante todo el partido el América hubiera estado con sus once jugadores habrían goleado al Cruz Azul, no  queda la menor duda. Memo Vázquez, el entrenador del Cruz Azul, por el contrario con dos goles globales de ventaja tempranera se tiró a la clásica hamaca conformista a comerse el tiempo haciendo gala de una soberbia que no le conocía. Al final de los noventa minutos y antes de iniciar los tiempos extra la imagen de Vázquez era de la derrota andando. De los jugadores Pablo Barrera fue la gran decepción, todo lo contrario del Chaco Jiménez que aún lesionado luchó palmo a palmo. Me temo que esta buena final del fut nacional carcomido por unos cuantos dueños de clubes y por la mediocridad del sistema de competencia, haya sido sólo un rayo en cielo sereno. Que volveremos al negocio mercantilista exacerbado, a la falta de respeto y consideración del futbolista y a un sistema de juego especulador en el que lo que menos importa es el espectáculo y el aficionado.  Pero por ahí queda una vaga esperanza de que esa mentalidad y estrategia americanista pueda contagiar a otros clubes.


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