Alejandro
Alvarez
Para que no
empiecen con especulaciones de que ya estoy como los viejitos con aquello de
que “todo tiempo pasado fue mejor”, debo confesar de antemano que efectivamente
así pienso. Pero también les recuerdo aquel dicho que reza “viejos los cerros y
todavía echan palos”. Siéntense a meditarlo bien (albur aparte). Volviendo al
tema. Difícil es encontrar referencias comparativas que nos hagan calificar
“objetivamente” –dirían los científicos– la evolución del grado de malandrinez
entre tiempos distantes, digamos durante las últimas cinco o seis décadas. Lo peor que podríamos hacer sería confiarnos
de las cifras oficiales o de los opositores políticos. Para unos siempre vamos
pa’ delante y para los otros siempre vamos pa’ trás.
El tema de la delincuencia ha preocupado siempre pero no se qué tan
comparables sean los más terribles asesinos de cada época. Gregorio “Goyo”
Cárdenas, también conocido como “El
estrangulador de Tacuba” conmovió al país por cometer cuatro crímenes en quince
días del año 1942; tres de ellos contra prostitutas y el último contra Graciela
Arias, quien fuera su condiscípula en la
Facultad de Química. Se cree que asesinó a esta última porque se negó a ser su
novia y, ya encabronado (o sea muy enojado), la mató en su coche para llevarla
después a su domicilio –el de Goyo–, y enterrarla junto con las otras tres
víctimas y unos animalitos que pudieron ser sus mascotas. No se supo si don Goyo
cometía necrofilia o zoofilia, pero se cree que hacía experimentos con los
cuerpos exánimes ya que en su jardín también se encontraron cadáveres de
conejos y gansos. Al respecto se sabe que Goyito de niño padeció encefalitis lo
que le causó aparentemente un daño neurológico irreversible. A raíz de su
enfermedad, Goyo padeció de eneuresis y empezó a dar muestras de crueldad hacia
los animales, se ensañaba torturando pollos y conejos. Al parecer a los perros
les tenía respetillo ya que de estos animalitos no había rastros en su jardín-panteón.
Curioso el Goyo. Ya para rematar esta historia no podemos dejar de mencionar el
hecho de que liberado Goyo al cumplir su
condena fue ovacionado en la Cámara de Diputados por ser considerado un claro
ejemplo de readaptación social. Lo que habla con precisión de que al menos la
inteligencia y seriedad de los diputados
no ha cambiado desde entonces. De
tiempos del Goyo es Higinio Sobera de la Flor, conocido como el “Pelón” Sobera –así le apodaban, no
jueguen con esto que es serio– quien desde pequeño mostró trastornos de
la personalidad muy marcados. Sin motivo, hacía extraños ademanes con las manos
(algo así como las Roque señales de los priístas) y ruidos anormales con la
garganta (como porristas del América). El Pelón Sobera empezó su corta pero
famosa carrera delincuencial en marzo de 1952 durante un incidente de tránsito que resolvió metiéndole cinco
plomazos a la persona con la que discutía. Huyó, se refugió en un hotel de
Paseo de la Reforma y a las pocas horas de su primer crimen, cometió otro, el
de Hortensia López, mujer a la que no
conocía pero que en la calle le echó el ojo, la metió a un taxi y ahí mero se
la ejecutó (o sea que la mató). Tremendamente zafado el Pelón Sobera quien con
sus dos crímenes también causó revuelo como asesino serial. La conducta del
taxista, quien miró tranquilo todo el proceder del Pelón, muestra que tampoco
este gremio ha cambiado mucho, igual que los diputados.
Ya más de nuestros tiempos está Edgar Jiménez, alias El Ponchis también
conocido como “El niño sicario” granuja que al ser atrapado a finales del año 2010
tenía catorce años. Integrante del Cártel del Pacífico Sur,
su identidad era desconocida pero por fotografías que él mismo subió a Internet,
se supo que estaba relacionado con más de 300 muertes violentas registradas en
el estado de Morelos, donde tenía la tarea de decapitar y mutilar
los cuerpos de sus víctimas. Las hermanas de El Ponchis, según
testimonios, tenían como encargo el traslado de personas “levantadas” así como
de cuerpos mutilados, antes de ser arrojados a la vía pública o en las
carreteras de esa entidad. Será lo que sea pero puestas así las cosas tanto
Goyo Cárdenas como el Pelón Sobera eran un par de damas de la caridad ante El
Ponchis y sus hermanitas. Entonces qué ¿estamos mejor o peor que antes?
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