Por: Osama Bin López.
“Valor sudcaliforniano” es uno de los programas más relevantes del
gobierno de Baja California Sur 2011-2015. Creado desde el sistema DIF, este
programa tiene como objetivo “fortalecer la funcionalidad social de la familia”
como premisa para encontrar la solución a muchos de los males que aquejan a
nuestra sociedad. Cohetes, fanfarrias y un enorme despliegue de recursos
publicitarios acompañaron a lo que se consideró la joya de la corona azul. A
tal grado que, más rápido que a prisa, los corifeos del sistema empezaron a
futurear con una sucesión intra-familiar.
Sin embargo, distintos acontecimientos han provocado que la sociedad
sudcaliforniana se percate, cada vez más claramente, de que las familias azules
no son exactamente el “role model” que pretendían ser. Al pretender ser familia
de aparador, la familia oficial empezó a ser señalada hasta por los mas mínimos
detalles, principalmente, y para no quedarse fuera de la moda, las pifias
feisbuqueras de las niñas Covarrubias, a quienes papi tuvo que disculpar públicamente.
Que oso. Y, si bien, entre propios y extraños corrían rumores sobre las
“travesurillas” conyugales del gobernador, quien vino a dar la nota fue el
dirigente del blanquiazul Herminio Corral Estrada, cuando su esposa reclamó por
el feis, de manera telenovelesca, a la amante de su marido como había
desbaratado a su familia. No solo eso. De entre las grietas del sistema también
empezaron a salir olores de corrupción e impunidad. Santiago Cervantes, de
Salud; Pancho Pelayo, quien a partir de 2011 vio crecer sus cuentas bancarias;
y muy en especial, las acusaciones por despojo vertidas sobre Aurelio Ortíz, su
familia y varios funcionarios de SEP, DIF y SALUD. Las denuncias interpuestas
por los afectados ante las instancias correspondientes, duermen el sueño de los
justos. Más recientemente, Panchito Pelayo, diputado federal y sobrino oficial,
ha dado de nuevo que hablar. El señor Aristeo Orozco, ha denunciado al
personaje de marras de haber conspirado junto con su presunta amante de haberlo
despojado de su menor hija, haciendo uso de sus influencias. Bonita ficha el
tal Pelayo. Finalmente, el escándalo armado por el tristemente célebre José
Manuel Santoyo, jefe de policía política durante las últimas tres
administraciones viene a ser la cereza del pastel. Este personaje fue
sorprendido por la policía municipal en los manglares del Comitán teniendo
relaciones sexuales con una fémina. No solamente armó un escándalo, lanzando
imprecaciones y amenazas a los oficiales que solo cumplían con su deber. En días
posteriores los policías han denunciado el acoso de las autoridades estatales,
dando cuenta de la prepotencia que parece ser la característica sello del
panismo gatopardo que nos gobierna. Valiente “valor sudcaliforniano”.
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