domingo, 28 de diciembre de 2008

DEL OBISPO DE MIRA AL SANTOCLÓS COCACOLERO...

Nikelaos(Pátara, 278, actual Turquía), huérfano desde niño al llevarse la peste a sus acaudalados padres, quedó bajo la tutela de su tío, el Obispo de Mira(ciudad entonces griega, actualmente turca), a quien sucedió cuando ya el iluminado sobrino había demostrado su amor al prójimo al desprenderse de toda su fortuna familiar a favor de los más desprotegidos, particularmente de los niños, de quienes se convirtió en un milagroso protector inspirado por el Cristo sublimado, como diría Erasmo, en LA LOCURA DE LA CRUZ. 
Al fallecer Nekelaos, su cuerpo permaneció impoluto, perfumado y venerado durante siglos, hasta que, ante la amenaza de los Infieles, fue rescatado por unos marineros que lo trasladaron a Bari. De aquí su leyenda pasó al resto de Europa para ser reciclada con distintos nombres y representaciones antropomórficas: Del Noel francés al Sinterklaas que en el siglo XVII llegaría desde Holanda a América vía la Nueva Amsterdam, hoy Nueva York, donde más tarde, en los albores del siglo XX, perdió su condición de duende, su esbeltez y su verdor, gracias al ingenio de los publicistas de la Coca Cola… 
Este Santa Claus rubicundo, de blanca barba, traje y gorro rojiblancos, con trineo jalado por renos, residente de un Polo Norte aún lejos del deshielo-, que ya no regala nada, fue convertido desde entonces a la nueva fe de la religión consumista, y hoy por hoy es, junto con Slim y Gates, uno de los vendedores más “exitosos” del Mundo.
De un mundo que empieza a sumergirse en la primera crisis global del capitalismo, luego de la agorera caída de Wall Street en este feneciente 2008. 
El largo y sinuoso proceso de la conversión del Obispo de Mira en el Santoclós(como decimos en México) moderno, producto de la mercadotecnia gringa, culmina con su inclusión(a partir del siglo XIX), como personaje central de las celebraciones de la natividad, del nacimiento de Cristo(asimiladas por Roma a las paganas saturnales del solsticio de invierno) , desplazando en el imaginario colectivo al propio Jesús. Precisamente el hombre, el líder histórico, que fue de la palabra fundadora a los hechos, y expulsó  del templo a los metcaderes avalados por el Sanedrín de Cleofás y clica. 
Hagamos votos porque la ecuménica crisis actual sea una oportunidad de revalorar y reivindicar la verdadera palabra y la acción justiciera de Jesús, que nos advirtió del peligro del diablo disfrazado de mercader y que por hacerlo fue sacrificado mientras el ladronzuelo de Barrabás recibía el indulto del "pueblo"…
Amen...sin acento en la E..

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