La poeta coahuilense falleció el pasado lunes. Como homenaje, publicamos uno de los últimos textos que escribió y fragmentos de una reciente entrevista.2008-12-06•Antesala
Me arrasó el tiempoy yo no me di cuentacon su gran hocico azulsacudió mis horas,mis minutos, mis segundos,y yo no me di cuenta.Alguien me dijo:cuelga los hábitos de la poesía,me desperté y no pude.
La enseñanza fue uno de los grandes placeres de Enriqueta Ochoa (Torreón, 1928-Ciudad de México, 2008), por ello, hasta los últimos días de su vida recibía alumnos los fines de semana en su casa, además, formó a escritores y poetas en instituciones como la Universidad Autónoma del Estado de México, la UNAM, la Normal Superior del Estado de México y en la Sociedad General de Escritores de México. Enriqueta, quien comenzó a escribir desde los nueve años, se consolidó como una de las poetas más importantes de la literatura latinoamericana. En su obra reunió una serie de estampas en las que evoca su infancia, la familia, el amor y sus amores, las tragedias, la luz y a sus amigos.
En 1979 le fue otorgada La Paca de Oro como Hija Predilecta de Coahuila, y en 2008, la Medalla de Plata Bellas Artes, homenaje donde también celebró sus 80 años de vida junto a Víctor Hugo Rascón Banda y Hugo Gutiérrez Vega, entre otros.
Las vírgenes terrestres, Las urgencias de un Dios, Asaltos a la memoria, Retorno de Electra, Canción a Moisés, Los himnos del ciego, son algunos de los títulos que la autora publicó y que han sido traducidos al inglés, francés, alemán y japonés.
En una de las últimas entrevistas que concedió, publicada en estas páginas el 26 de abril de 2008 con motivo de sus 80 años, la poeta habló de su oficio literario, el libro que preparaba y sus pasiones. A continuación, presentamos unos fragmentos:
• Este poema, el libro que estoy escribiendo para mis 80 años, trata de mi relación con el conocimiento… de lo que se llama… pensar.
• Lo que deseo decirle a mis lectores es que se centren en lo que hacen, porque no hay cosa más triste que escoger equivocadamente las cosas y no encontrar su corazón.
• La poesía para mí no fue una casualidad ni un propósito, fue algo enviado desde arriba para quedarse siempre conmigo. Estoy decidida a servirle a la poesía hasta el último día de mi vida; desde los nueve años supe que yo iba a servirle siempre.
• El objetivo de mi poesía ha cambiado. Yo he cambiado. Antes era una poesía más ilógica, más rara. Sí…, era por haber leído casi puros esotéricos; lo que quería era conocer todo lo que se pudiera. Me interesaron los rosacruces, todos los que eran profundos. Y quería llevar esos conocimientos a la poesía.
• Tengo muchas pasiones, pero una muy importante es encontrar el corazón de las cosas. Me gusta mucho mirar —pero muy bien— las cosas, por qué se representan, saber por qué me estaba dañando o beneficiando. He querido conocer dónde se forman las grandes ideas, en dónde radica la luz; era una constante: ir y encontrar en mi palacio de las cosas, la gestación de ellas mismas, de todo, de casi todo. Encontré que todo es lo mismo. Que es el mismo corazón que yo encontraba en la música, en la poesía.
• La luz era muy importante para mí. La luz como tema, como tema central. Encontré que el origen de las cosas es, también, luz, luz pura.
• ¿Ahora qué elemento soy? Soy tierra, porque quedé aquí
.Enriqueta Ochoa
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