Written by David Alberto Muñoz (Phoenix, Arizona)
Los días pasaban uno tras otro y cada uno de nosotros interpretábamos a nuestra manera los textos que escuchábamos.
Lunas de octubre 2009 Por David Alberto Muñoz
La Paz y Cabo San Lucas, Baja California.- Al igual que una brisa de mar, el encuentro literario Lunas de octubre se llevó a cabo en medio de amigos, colegas y escritores que por cuatro días sacudieron literalmente estas dos hermosas poblaciones resucitando la palabra escrita yacida detrás de instantes llenos de imaginación. Un oleaje de pensamiento, emoción, luchas, tragedias y comicidad caracterizaba la costa de Baja California Sur, donde se celebró el VI Encuentro Literario junto con nuestras propias existencias, al descubrirnos a nosotros mismos, y percatarnos que ya tenemos varios años de conocernos.
Las ciudades nos recibieron con su inigualable tranquilidad. Una paz sublime, dibujada por las calles algo desoladas, que parecían sudar un aroma a cocos con ginebra, mientras que los poetas, narradores y ensayistas, revisaban sus textos a última hora para darles el toque mágico necesario.
Desde la ciudad de Tijuana principiaron las mesas al encontrarme con Roberto Castillo, Alfonso García Cortes, Karina Balderrábano y Olga García. Si nos hubiéramos puesto de acuerdo no hubiésemos logrado viajar en el mismo vuelvo. Así, llenos de expectación, principiaron las disertaciones, los abrazos, los chistes, la carrilla, el planeta se detuvo con el paso de la palabra escrita, lugar, donde todos al igual que fantasmas perdidos descansamos.
De inmediato principió la celebración. Paco Luna y su jarana, la sobria presencia de Enrique Servin con sus Tres poetas tarahumaras, la fotografía del médico Jesús López Gorosave, Dulce Chiang con su ritmo poético, Armando Alanís y su narrativa tan particular, José Vicente Anaya y su Peregrino, la hermosa sonrisa de Bibiana Padilla, el joven cineasta Josué Mendoza Alemán quien presentó el resultado de su trabajo de hace un año, documentando como viven los escritores que surgen desde las alcantarillas con letras en las manos intentando conjugar un verbo en un tiempo nuevo, y utilizar un adjetivo calificativo para sustituir al pronombre personal. Sin poder faltar por supuesto, Edmundo Lizardi con su energía y presencia.
Los días pasaban uno tras otro y cada uno de nosotros interpretábamos a nuestra manera los textos que escuchábamos. Volteábamos buscando la luna llena que se nos había prometido. Bebíamos una, dos o treinta copas, al calor de la noche, sin perdernos en la habitación de un hotel junto a la Marina con barcos estacionados como si fueran taxis en busca de marineros.
Se hablaba, se intercambiaban ideas, propuestas escritas quizás en noches solitarias donde la palabra es la única amiga que nos acompaña y nuestro disertar se convierte solamente en un gemido que surge como un cántico que celebra, cuestiona, intriga y ama la compleja experiencia humana.
Todo esto y más fueron Lunas de octubre 2009.
© David Alberto Muñoz
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