viernes, 23 de octubre de 2009

ROBERTO CASTILLO...LECTURAS LUNARES 09









compadre, soy loko,
no desquiciado,
por eso escribo como pienso.
un abrazo desde playas del norte.


Las palabras, esas criaturas de la noche…

Vengo aquí a contarles que para mí los mejores y los peores seres de la noche son mis propios miedos, alegrías, deseos, fantasías y recuerdos que se convierten en palabras, esas que emergen entre escenas goyescas que hacen brotar los más extraños caprichos. Un escritor olvidable decía que “la naturaleza tiene dominios y el hombre tiene demonios”, y así, aivoi, navegando diaria y nocturnamente con mis propias sonrisas y temores; cantando, sufriendo, disfrutando, perriándola pues, combatiendo como guerrero contra la sociedad y mis propios temores y, al mismo tiempo, celebrando también los amores sin fronteras, porque ese es mi oficio, gozar y luchar con el pensamiento y el cora, debatiéndome por expresar en palabras encarnadas la vida y las revolcadas que ésta me pega a cada rato, pero también testimoniando las dulzuras que enmielan mis pasos por este mundo convulsionado junto a mis mujeres, mi familia, mis comadres y compadres y todos mis amigos y compas del mundo, los reales y los virtuales, sin olvidar a los enemigos de la vida que siempre se hacen presentes con armas y tarjetas de crédito.
En este encuentro, en esta mesa, vengo a compartir con ustedes algunos ejemplos de trabajos literarios que manifiestan los demonios dulces de la creación de lo que hablo, lecturas ejemplares para mi vida: comienzo por citar a Trilce, del máster César Vallejo; de Thomas de Quincey, Del asesinato considerado como una de las bellas artes; Opio, de Jean Cocteau; Sastrerías, del Walter Medina; Testamentos de Francois Villon; El Infierno de Dante; La Biblia del Ateo, antología aún no traducida al español de Joan Konner; Apócrifos, de Karel Capek; ¡Qué viva la música!, de Andrés Caicedo; Veinte poemas para leer en un tranvía de Oliverio Girondo, Rayuela de Cortázar o Humillados y ofendidos de Dostoyevski, o los poemas de Bob Dylan o Patti Smith o Tom Waits, por mencionar sólo algunos; por otro lado, también otras creaciones literarias de un placer casi indescriptible, porque para eso se escribe, para decir lo que casi no se puede, donde coloco mis siguientes lecturas de cabecera: Cantos del oasis del Hoggar, poemas amorosos de los nómadas tuaregs del norte de Africa; el Cantar de los Cantares, de Salomón; algunos textos de Neruda, Sabines o Enriqueta Ochoa; los poemas amorosos escritos por mujeres chinas chinos de las dinastías Tang y Ming; o las poetas japonesas como Yosano Akiko o Lady Ukón o los cantos poéticos de David Crosby como Guinnevere o Neil Young y su poema After the Gold Rush o los poemas de Bob Dylan y Joni Mitchell.


Cada quien tiene, pues, su propia antología, según su generación o sus gustos, cada quien crea sus propias raíces para aterrizar, para aferrarse a la vida, dependiendo de la época de lectura, o de la infinita soledad o la gozosa compañía, o el súbito descubrimiento emocional nocturno o las broncas limoneras del corazón; poetas de la frontera, poetas del límite, textos que nos hacen mirar la vida y el cielo de otra manera; nuevas formas de percibir la realidad, esas palabras, creaturas de la noche, criaturas de la imaginación.


Pero no sólo en la literatura escrita están las criaturas de la noche, también los loquitos urbanos, esos seres desclasados del mundo, esos relegados de la vida, utilizan el lenguaje poético para expresar sus mundos tan ajenos a nosotros.


Yo he conocido a compas instantáneos en Tecate, Hermosillo, Los Angeles, La Paz, Wattsonville, Monterrey, Anchorage, Tijuana, San Diego, Mexicali, Prescott, el Deefe, que hablan, sin saberlo, como Lewis Carroll, como Vallejo, como e.e. cummings, Girondo, Cortázar, Huidobro o cualquier shamán poseído por la encarnación del lenguaje. Por eso hoy, como si fuera un corrido norteño, vengo a compartir con ustedes mi pensamiento de los seres de la noche.
Va, pues, un homenaje a los desclasados de la vida!

unoso


enlunado en mayeras, encabronciado por ausenciarias de poemáticos cortaziantes, con desconcierto, alimaba lagrimeras, encerveciante y fumarolo, con tenente del blues sabanero por ausentadas textículas pal presentare de jupiteños. porsí compromoturo.
lentoso compiúrer, manualete obrencillo, pensires y sentares, escriturabando naderías como sonetes y sonadillas, iniciabila escritural maravillante, al mayor así io creyébale.
aparentosas las palabreras brinyoleaban en cefirantes airetes venusinas y nocturnábilas.

dosero


prontoso, sin espereras, añorantino y desgarrantioso, iba trastabillantero y rasposudo en la nochera de escriturales. sufrifrí por el caminote nochuda de mi cora impensabilero: andales, escribelele rapidoso, angustio del oficiante, preocuposo mas concientare que prontamente tenamine paterminare la tatare cecutera.

tresiante


sabatino llegose fotocopiosas las escriturientas paginotas de julito. brincolete de broncosas gratiseras, responzabilizante paterno de historiales sangrosas, escrituraba anticronífero... paginal... luciente... disponsable de cubrientes argentosas y compales comprometeres, adquisionados en tequiliantes noctirumbeos.
crecieronle caracteres cientos, surgientes de la choyita desquiciante, presurienta, confortina inchainch.

sorpresería a los resteros de la mesuca?
gustarante la escriturosa loqueral al publicense?
julito contentare en residente fosal?

cuartero


franzapero y nilyunoso, alpartire de la textura argentinosa julial, escribiere minape dioquis, despacioso y ululero, mientras sonriflera de otros, imaginátabe de luna luna tu pocuer, memoriante y lucriento, salvatiño de la crisera escriturosa.
cornochivero tecloso, metaforiaba invencionales terminajos ocurrentinos y jocales, apartire del julioso, principeramente diun texticuliento, soneto gótico, quevasi:


Esta vernácula excepción nocturna,
este arquetipo de candente frío,
quién sino tú merece el desafío
que urde una dentadura taciturna.

Semen lunas y posesión vulturna
el moho de tu aliento, escalofrío
cuando abra tu garganta el cortafrío
de una sed que te vuelve vino y urna.

Todo sucede en un silencio ucrónico,
ceremonia de araña y falena
danzando su inmovilidad sin mácula,

su recurren espacio catatónico
en un horror final de luna llena.
Siempre serás Ligeia. Yo soy Drácula.
exemplificant, sonatín de esdrujuleros acentines, ludicín verbolera de nocturnales vineros, desmañanes de museras laborales en hojillas garrapatiales, justificantiosas de relojeras bioniqueras, letrillones de coras, arritmias, pasioneras y bluses sinfines, disfrutares, al endar de la viditosis.

quintura
termineta la mesuca redondal, tranquilentón,... lentafiasa... mocurrán... pero extrañoso de tu sabriento uyuyuy, vivire dandodando morami sin límites ni estopas ni flamesus,
pero eso sí, mija,
¡nafura...!
¡nafura...!

el róber castillo
johnytecate@hotmail.com
playas de tijuana
verano del 2009

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