sábado, 5 de octubre de 2013

RECORDANDO LA HUELGA DE AEROCALIFORNIA


Alejandro Alvarez



Antecedentes. El 24 de julio del año 2008 la prensa nacional informaba: “A partir de hoy (jueves 23 de julio) a las 13:30 horas se notifica a todo el personal de tierra y aire de AeroCalifornia SA de CV que desde las 14:00 horas serán suspendidas su operaciones al no haber acreditado el pago del adeudo correspondiente”; el texto era parte del boletín emitido por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT). El adeudo referido era entonces por aproximadamente 260 millones de pesos por derechos y servicios no cubiertos ante la SCT.  En octubre de ese mismo año publiqué la siguiente nota que he venido reproduciendo –y seguiré haciendo– cada año, por considerarlo de interés público. He aquí el texto publicado en octubre de 2008 en El Sudcaliforniano.
“La impunidad, dijimos en este espacio hace algunas semanas, fue el invento maravilloso que instrumentó el PRI para gobernar el país y que los otros partidos han heredado como cosa normal en su modus operandi donde gobiernan. La conmoción que hoy nos estremece al redescubrir las relaciones entre el hampa y los cuerpos policiacos es sólo una cara de la podredumbre que carcome el tejido social en su totalidad. No sólo la delincuencia organizada sino también empresarios,  funcionarios de alto nivel de todo tipo de dependencias y no se diga políticos encumbrados han gozado de impunidad e inmunidad a pesar de las más diversas formas de estafa descarada que han ejercido sobre la ciudadanía.
En nuestro estado tenemos un excelente ejemplo de ello. Más de mil quinientos trabajadores sin empleo y varias decenas de miles de viajeros estafados es el saldo visible de la impunidad que disfrutó el todavía dueño de Aerocalifornia Raúl Aréchiga Espinoza al menos durante los últimos cuatro años. Habrá que sumar en esta historia delictiva del señor Aréchiga deudas por cientos de millones de pesos al fisco, al Seguro Social e Infonavit. Veamos una breve semblanza de este pillo de marca. Se recordará que en abril de dos mil seis la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) suspendió los vuelos de Aerocalifornia por no respetar las normas de seguridad para volar. Se pudo corroborar de manera fehaciente la práctica de la “canibalización” de refacciones en las aeronaves de esta empresa. Esto quiere decir que tomaba piezas y equipo de un avión fuera de servicio para reemplazar las de otro en servicio. Esta medida extrema de sanción se ejecutó después de quince meses de advertencias al empresario, es decir que tuvo desde finales de dos mil cuatro para atender las observaciones de la DGAC sobre las deficiencias en las medidas de seguridad para volar. Todo parece indicar que el accidente de un avión de Aerocalifornia en julio de dos mil cuatro en la ciudad de México fue lo que abrió la pequeña caja de Pandora. Pero ésta era sólo la gota que derramaba el vaso de irregularidades de Aerocalifornia. Para ese entonces ya se sabía que la empresa debía más de 700 millones de dólares por no pagar servicios como limpieza, alquiler de aeropasillos y salas móviles, consumo de combustible, control de vuelos para operaciones de aterrizaje y despegue, renta por pernocta de aviones en aeropuertos, aportaciones patronales al Seguro Social y hasta cuotas sindicales. Extraña complicidad del gobierno panista (entonces Felipe Calderón, nota mía) con el empresario de marras. Pero además uno se pregunta ¿por qué el gobernador estatal Narciso Agúdez y el presidente municipal de La Paz Víctor Castro, ambos  perredistas, hicieron eco de las teorías del “complot” contra el rapaz Aréchiga encabezando por ello manifestaciones de apoyo indirecto a este empresario? Noventa días después y una vez verificado que se solventaban las medidas de seguridad Aerocalifornia fue autorizada para reiniciar sus servicios. Sin embargo sus cuantiosos adeudos fueron pasados por alto por las autoridades federales y locales.
Después de reiniciadas las actividades de Aerocalifornia a mediados de dos mil seis Aréchiga continuó sin problemas su política de no cubrir los pagos por servicios aeroportuarios, pero además lógicamente sin pagar la deuda acumulada hasta ese momento. La versión oficial de la más reciente cancelación de vuelos de Aerocalifornia es por mantener un adeudo de doscientos sesenta millones de pesos a la SCT por uso del espacio aéreo que no pagaba desde hace dos años. Pero siguió sin cubrir los pagos del Seguro Social, Infonavit, Afores y Hacienda de manera que  resulta incomprensible cómo una empresa pudo mantenerse en activo por tantos años ante dependencias que son bravísimas con los pequeños empresarios y causantes cautivos a los cuales les embarga sus bienes con eficiencia y celeridad fulminantes. Al mismo tiempo que cuajaba esta infamia con su línea aérea el empresario Aréchiga fue vendiendo sus negocios a la vista de sus acreedores oficiales. Así fue como vendió la concesión de un canal de televisión y después la empresa local de televisión por cable y aparentemente la red radiofónica estatal. El señor Aréchiga en toda esta negra historia jamás dio la cara, mucho menos una explicación y ni pensar que alguna vez pasó por sus neuronas la posibilidad de ofrecer una disculpa a quienes afectó, pero que al mismo tiempo lo hicieron millonario. Esa es impunidad de la buena, no fregaderas”.

Hasta el momento los trabajadores de la aerolínea continúan en una huelga que se ha ido sepultando en el olvido. El dirigente sindical que inició la huelga ya falleció. El empresario Raúl Aréchiga hasta donde se sabe vive a salvo en los Estados Unidos. Y los ex trabajadores se rascan como pueden esperando ver algún día lo que queda de su liquidación. Un caso más de impunidad. 

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