Héctor Tajonar.MILENIO DIARIO.
¿El exhorto presidencial a defender la imagen del país, y su reclamo implícito, “también se vale hablar bien de México”, carece de autocrítica. No obstante, pienso que recomponer la imagen del país es una tarea urgente y compleja.
Es innegable que la violencia desatada por el combate al narcocrimen es una realidad cotidiana y aterradora, a la que la mayoría de los medios de comunicación, nacionales y extranjeros, le asignan una importancia excesiva, sea por razones periodísticas o comerciales. La violencia se ha vuelto un espectáculo noticioso, lo cual es redituable para los medios pero perjudicial para la sociedad y el país. Una cosa es informar sobre los hechos de violencia y otra regodearse en la crueldad propia de la violencia ligada alnarcocrimen, cuyos propósitos son, precisamente, causar terror en la sociedad y vulnerar a las instituciones del Estado. Tal jerarquización y tratamiento formal de la nota roja también afecta negativamente al turismo y la inversión. No se toma en cuenta que el índice de homicidios en México es muy inferior al de Brasil o al de Washington o Nueva Orleans.
En el marco de libertad de expresión prevaleciente en el país, es responsabilidad exclusiva e ineludible de cada periodista y de cada medio de comunicación reflexionar sobre ello. Si bien considero conveniente revisar el tratamiento de la violencia en los medios, ello no implica renunciar a la crítica, función primordial del periodismo.
Para hablar bien de México es necesario pasar del ámbito periodístico al de la comunicación institucional. Sólo así es posible eludir la sombría coyuntura sociopolítica que padecemos, para concentrarse en la extraordinaria riqueza cultural del país, fuente de sano orgullo nacional y admiración internacional. Elogiar a México exige fijar nuestra mirada en la raíces más profundas de nuestro ser histórico, vinculado a la tradición de más de tres milenios de creación artística ininterrumpida en los ámbitos de la arquitectura, pintura, escultura, literatura, música, cine, artesanía o gastronomía. La cultura da sustento a la dignidad de los pueblos y al futuro de las naciones. Es la mejor carta de presentación de México, acaso la única.
El presidente Calderón se refirió hace unos días al narcocrimen como una “minoría ridícula”, a pesar del inmenso daño que causa al país. En el otro extremo de la realidad nacional, es también una minoría la que sabe que México es una potencia mundial en el ámbito del arte y la cultura, debido a que el bajo nivel educativo del país va de la mano de la ignorancia en materia de cultura. Pocos saben, por ejemplo, que México ocupa el sexto lugar mundial en sitios declarados por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad; tenemos 29, 25 de ellos por méritos culturales y cuatro a causa de su belleza natural e importancia ecológica.
Pero no basta ser uno de los países con el mayor patrimonio cultural y natural del mundo: es necesario que se sepa. Para ello es preciso diseñar una estrategia integral de comunicación, cuyo concepto rector podría ser: el mejor antídoto contra la violencia es la cultura. Dicha estrategia daría sustento a un proyecto de divulgación cultural a gran escala, acerca de la riqueza patrimonial de México y sus bellezas naturales, en el que se combinaran medios audiovisuales y escritos, así como internet, para ser difundido a escala nacional e internacional. El proyecto debería estar basado en una rigurosa investigación, no sólo en ocurrencias, con el fin restaurar la imagen de México, dentro y fuera del país, fijándose metas inmediatas, pero también de mediano y largo plazos, que permitieran trascender el carácter frívolo y efímero de la publicidad.
Un estudio reciente de la OCDE muestra que la vinculación de turismo y cultura fortalece la competitividad, además de promover el desarrollo económico y social. El turismo cultural es uno de los mercados más grandes y de mayor crecimiento en el mundo, debido a que la cultura es factor principal en el atractivo de la mayoría de ciudades y países, no sólo con relación al turismo, sino también para atraer residentes e inversionistas. Por otra parte, se sabe que los turistas culturales gastan dos veces más que los turistas de playa o de aventura. He ahí un enorme potencial que México no ha explotado. Sólo mediante la suma inteligente, y con visión de largo plazo, de turismo, cultura y comunicación, será posible cumplir el compromiso presidencial de “consolidar a México como líder mundial en turismo”. También se vale pasar de las palabras a los hechos.
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