lunes, 10 de octubre de 2011

DEMETRIUS, LA CADUCIDAD DEL “CAMPIÓN”


Alejandro Alvarez

Concluyó en nuestra ciudad de La Paz el Quinto Encuentro Estatal de Teatro compartiendo honores las obras ‘Parque del Edén’ y ‘Demetrius o la Caducidad’ de los grupos Bael y Altaira, respectivamente. A reserva de meterme en vericuetos complicados, quiero referirme a la segunda obra que tuve la fortuna de presenciar.
Demetrius es un simple imbécil, de los que no hay pocos –señores políticos, no se sientan aludidos por hoy–, que inicia el difícil camino de las ilusiones en la vida con el sueño de ser conductor de un tren subterráneo. Su idiotez le impide siquiera acertar una sola de las preguntas del examen de selección a pesar de su evidente vocación para el empleo, lo que de paso nos recuerda que una cosa es tener la disposición y otra contar con la capacidad. Pero eso es harina de otro costal. Después de reiterados fracasos en el filtro de admisión es invitado a buscarle por otros rumbos y llega a uno de esos grandes negocios departamentales que son un poco menos exigentes y por fin Demetrius encuentra un sitio en el tinglado de la economía nacional en calidad de asalariado a comisión vendiendo lavadoras, de esas que hacen burbujitas. Ahí acuña lo que sería su único éxito, la frase de mercadotecnia: “Doce meses sin intereses, mi campión”,  que acompañaba con el gesto del brazo extendido y el puño con el pulgar hacia arriba  –políticos, insisto, la bronca no es con ustedes–. Una vendedora de perfumes de la misma tienda con fama de casquivana le hace un trabajito que lo deja listo para el matrimonio y de ahí pa’l real no deja de tropezar Demetrius con lo que marcaría su existencia hasta su muerte. Un hijo, que no era su hijo, de plano peor que el propio Demetrius, una suegra muda, que acabó siendo su último consuelo y un miniauto destartalado –único héroe real en la obra–, que hizo la proeza de llegar a la playa de Guayabitos donde la esposa de Demetriuis da rienda suelta a su habilidades carnales un tanto abandonadas. Conforme el tiempo avanza, la fractura de esta familia ejemplar se hace más grande hasta que la señora un día deja a Demetrius con todo y suegra e hijo babeante. Demetrius enferma y muere soñando con ser aquel conductor de tren que nunca logró. La obra del dramaturgo  Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio (Guadalajara, 1968), conocido como Legom, es esencialmente un grito subversivo. A lo largo de la presentación toca y hace tambalear los puntales del funcionamiento social: la familia, la fidelidad, la amistad, el honor, el amor. Se aleja, afortunadamente, de lo “políticamente correcto” sin concesiones a nadie triturando creencias a lo largo de la historia de una vida que puede ser la de cualquiera (aunque no se case con una prostituta, ni tenga un hijo retrasado). Demetrius es una obra que no puede dejar de verse. Bajo la conducción de Alfonso Alvarez Bañuelos, es una grata sorpresa encontrarse con el actor Miguel Malágar en una casi impecable actuación monologal. Pequeñas fallas en iluminación y unos imperceptibles tropezones en la dicción no empañan en absoluto un trabajo que conmueve profundamente.
La mala nota del Encuentro estuvo a cargo de Raúl Conde (aquel director del Instituto de Cultura con Leonel Cota que logró el puesto con el voto “democrático” de marichis y teiboleras) quien le debe una disculpa pública a aquellos que tuvieron la intención de ver su montaje ‘El hombre de la rata’ y que encontraron un letrero anunciado la suspensión por órdenes del director de la obra. Bajo un discursito muy manoseado el señor Conde se hace la víctima con el disfraz de radical contra las injusticias de que supuestamente es objeto tratando de esconder una verdad más dramática: su falta de profesionalismo.

LUNAS DE OCTUBRE
Con la paternidad del periodista Edmundo Lizardi y bajo el auspicio del Instituto de Cultura se realiza la octava versión del encuentro literario Lunas de Octubre este próximo fin de semana en Los Cabos en el Museo de Historia Natural y en la Casa de la Cultura. El programa lo integran actividades de lectura, presentaciones editoriales, conferencias y el infaltable debate. Participarán Edith Villavicencio, Juan Melgar, Christopher Amador, Eligio Moisés Coronado, Rubén Rivera, Ana Rosshandler, Ernesto Adams, Olga Fedra Cota, Humberto González, Ramón Cuéllar, Esteban Beltrán y muchos otros más (disculparán las omision

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