martes, 18 de octubre de 2011

NUESTRAS VIDAS SON OTRAS: ANTOLOGÍA PERSONAL DE ROBERTO CASTILLO






Nuestras vidas son otras

(Antología Personal 1985-2010)
















Roberto Castillo Udiarte

i
si quisiera escribir objetivamente
diría
el mundo está de la chingada
qué se puede hacer para remediarlo?
vamos a tomar nota de las posibilidades efectivas
y habiendo levantado constancia de una realidad sin ilusiones
pasaría a la acción
dejaría de escribir.

ii
quedaría un problema
con qué sustituir a ese mundo que está de la chingada?
ahí entra de nuevo la poesía.

Isabel Fraire



















a mis mujeres































Acerca del autor

Roberto Castillo Udiarte nació en Tecate, Baja California, México, en 1951. Estudió Letras Inglesas e Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras en la UNAM y Comunicación en la Universidad Iberoamericana Tijuana. Ha sido profesor, promotor y periodista cultural, editor, cronista, realizador radiofónico, traductor  y corresponsal. Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés y alemán.

Obra

Poemas:

Cuervo de luz, Isla de mar, 2005

Elamoroso guaguaguá, UIA/El Día, 2002

La pasión de Angélica según el Johnny Tecate, CECUT/CONACULTA, 1996

Nuestras vidas son otras, La tinta de alcatraz, 1994

Cartografía del alma, UABC, 1987

Blues cola de lagarto, Gobierno de Baja California, 1985

Prosa:
La esquina del Johnny Tecate, Oasis Editorial, 2004

Banquete de pordiosero:, menú roquero para compas y compitas, Yoremito, 1999

Gancho al corazón:  la saga del Maromero Páez, Yoremito, 1997

Arrimitos o los pequeños mundos en tu piel, La iguana del mar, 1992

Pequeño bestiario y otras miniaturas, La iguana del mar, 1982

Traducciones:

Charles Bukowski, Soy la orilla de un vaso que corta, soy sangre, UAEM, 1983, 1995 y 1998; Editorial Castaños, 1987; Laberinto Editorial, edición bilingüe, 2007

Mailer, Robbins, Bukowski, Capote, et al, Marilyn y los dieciséis voyeurs , Isla de mar, 1995

Y traducciones suyas han sido incluidas en:
Más de dos siglos de poesía norteamerican, 2 tomos, Difusión Cultural de la UNAM, 1994

Robert L. Jones, La cebolla silvestre, Joan Boldó i Climent, Editores, 1992

Antologador y compilador:

Aquella noche el mar…poemas de las costas bajacalifornianas, ICBC/Editorial Aretes y Pulseras, 2009

Nuestra cama es de flores: antología bilingüe de poesía erótica femenina bajacaliforniana, CECUT/CONACULTA, 2007

Cómplices de sueños 2: testimonios de promotoras comunitarias de Tijuana y Mexicali, UIA/CECUT, 2007

Cómplices de sueños: testimonios de promotoras comunitarias de Tijuana, UIA/Simon Fraser/Los Niños, 2004

Bar Diana, una celebración, Editorial Los Encinos, 1997

Antologías compartidas:

Roberto Castillo, Alfonso García y Ricardo Morales, La Revolución también es una calle, UIA/XV Ayuntamiento, 1996

Roberto Castillo, Manuel Valenzuela y Victor Espinoza, …Y todos tiramos piedras, antología literaria de Tecate, Editorial Cuchumá, 1987

Incluido en las siguientes antologías:

Across the line/Al otro lado: the poetry of Baja California; Memoria del primer encuentro de escritores de las Californias; Fronteras de sal: mar y desierto en la poesía de Baja California; Oye cómo va: recuento del rock tijuanense; Puro border, dispatches, snapshots and graffiti from La Frontera; El mar es un desierto: poetas de la frontera norte 1950-1970; Parvada: poetas jóvenes de Baja California; Lecturas de Baja California; Stories from where we live, the California Coast; Estado de sitio: ensayos y otros asaltos sobre literatura y arte; Un camino de hallazgos; Crines: lecturas de rock; Baja California, piedra de serpiente, El margen reversible; Tijuana: senderos en el tiempo; y otras.

















 Blues Cola de Lagarto
(1985)



















La última función del mago de los espejos


¡No más embustes:
que el poeta se quite el antifaz
y muestre su pico afilado!
Manuel Scorza



Si usted vive en el valle de la felicidad
y hace ejercicio diariamente con su traje azul de ieicipenis
mientras su esposa se acuesta con su mejor amigo,
pásele, pásele.

Si su esposo es un inútil
y usted es dama benefactora que ofrece dulces
y juguetes rotos a los niños pobres de La Obrera
cada seis de enero
y se siente feliz por su acción del año,
pásele, pásele.

Si usted es una señorita de nombres extraños
que paga al periódico por salir en las sociales
en busca de un junior o un apuesto ejecutivo
que la rescate del palacio de sus padres,
pásele, pásele.

Si usted es un ejecutivo,
un maniquí de oficina, sonrisa de fluoruro,
traje impecable de la sirs
y cree que la realidad es ser patrón de una empresa
y al llegar a casa golpea a su mujer e hijos,
pásele, pásele.

Si usted es una secretaria frustrada
que lee diariamente su horóscopo y las novelitas inéditas
de Vanidades y Cosmopolitan
y el cómo atrapar a su patrón en tres pasos
y una posición horizontal,
pásele, pásele.

Si frecuenta los bares
repletos de gente sola
donde un trío canta las mismas canciones
desde hace veinticinco años,
o va a las cafeterías
a platicar sobre el destino de la nación
mientras ve pasar a las jóvenes empleadas
acariciadas por pantalones de mezclilla sergio caliente,
pásele, pásele.

Si usted es un hombre solo
o una mujer quedada
perdida entre la multitud silenciosa
y vive en un cuarto de hotel o un apartamento sin nada,
pásele, pásele.

Si usted hace cola para comprar tortillas o leche,
para entrar al cine, tomar el taxi o el camión
y se empuja para ganar un asiento
o se pelea en silencio,
pásele, pásele.

Si usted lee en el periódico
que una niña fue violada por un anciano,
que una anciana fua asaltada por un joven,
que la guerra estalló en todas partes,
que el precio del azúcar sigue subiendo
y no está conforme,
pásele, pásele.

Si eres un estudiante de futuro incierto
con los libros bajo el brazo
y un cuaderno de notas innecesarias,
pásale, pásale.

Si eres un profesor
que ve en cada alumna una posibilidad latente,
que impartes clases incomprensibles
para cubrir cincuenta minutos
y cobrar un sueldo insuficiente,
pásale, pásale.

Si eres un policía nocturno
resentido violador de cholitas,
pásele, pásele.


Si eres un cholo
y la policía te persigue
por el sólo hecho de ser cholo
y apareces diariamente en la nota roja
y tus pantalones, tu paliacate y tu virgencita tatuada
se desvanecen rápidamente,
pásale, pásale.

Si usted es un albañil
que desayuna gansitos con soda
y espera con ansiedad el día de pago
para comprar su Alarma y su Kalimán
y tomarse unos tequilitas en la Zona Norte,
pásele, pásele.

Si usted es una prostituta de la Zona Norte
donde las fuerzas vivas no se alcoholizan
y desde los quince años ha envejecido,
y bebe con obreros y gringos
y homosexuales vestidos de mujer,
pásele, pásele.

Si usted es un venderamosderosas,
limpiaventanillas, periodiquero,
tragafuegos, pordiosero que pide por dios
afuera de los bancos los bancos los bancos,
pásele, pásele.


Si usted es un sureño en busca de trabajo
que camina cabizbajo por calles con anuncios y ofertas
con un morral de colores chillantes y bolsillos rotos,
perseguido por ser ilegal,
encarcelado por ser ilegal,
condenado por ser ilegal,
pásele, pásele.

Si usted es un pepenador
que arrastra su mugre por las calles de la ciudad
o un borrachito o un loco urbano,
pásele, pásele.

Si usted lee lo que está aquí escrito
y se pregunta adónde voy
qué trato de hacer o decir,
pásele, pásele,
dentro de unos instantes comenzará
la última función del mago de los espejos.










Zona Norte



¡Un mundo donde todos eran cómplices
de algo y donde el menor acto, el más
insignificante y menudo de sus movimientos
y acciones, estaba destinado a disimular
la verdadera y pavorosa condición de cada uno!
José Revueltas



Grafiti

Lo que tú
nunca has querido decir
está escrito
en las paredes de los baños.


La corte

Apestoso a orines
y basura
el nómada urbano
canta en su rincón
ahí donde sus sueños de emperador
son realidad esta noche
y los perros
admiran el brillo
de su corona de cristal
Baldío

El anciano
arrastra los pies descalzos
sobre tierra y vidrio.

Ha olvidado su nombre,
edad, familia...

Sólo le quedan
el orgullo de vivir
y una botellita de alcohol.




Kid Martínez

Estas manos que ves
empequeñeciendo
la botella de tequila
me defendieron de la muerte
una noche sin luna.

Sin embargo
estas manos enormes
estuvieron en 33 combates
y todos los perdí.



Mujer de vestido azul

Cada fin de semana
cambia de nombre, lugar,
desde los quince años
envejece
y en la calle no la reconoces,
es la mujer del vestido azul
a quien, una noche de invierno,
olvidaste pagar.


El Chicago bar

Entre cerveza y cerveza
la mujer baila
con hombres de sudor
y mal aliento.

(La música norteña
se arrastra
bajo las mesas
y sale por la cortina
que lucha por ser puerta).
Un enano, enorme resentido,
se acerca a la mujer
y le estrella una botella.
La Barca bar

Pedir otra cerveza,
escuchar al ciego en el piano
y su compañera -cincuentona-
que canta un bolero sin nombre,
el mapa de sus vidas,
sombra de llanto y vidrio,
nubes trenzadas
a las patas de un piano
de teclas amarillas, negras,
desafinadas,
y en la pista,
una pareja de ancianos baila
y recupera algo que no veo.



Noche de cabaré

Como siempre
cuando caiga
la última botella
caerán todas las máscaras.




Blues cola de lagarto


Reptilario

Su frenesí candente
de espiral infinita
muere, revive
-blues cola de lagarto-
del juke box a nosotros
(al interior infierno
que lo rumia y regresa)
de la angustia a la angustia
Francisco Morales


1
Inútil
que pretenda ignorar
al lagarto
tarde o temprano llega
sin tocar siquiera
la puerta.


2
Con el menor ruido
se arrastra
y repta
por escalones
la tristeza
subterránea.

3
Con piel azul
cola verdosa y negra
se acerca
lentamente
se yergue en sus dos patas
traseras
y se asoma a mis ojos
me reconoce
me reconozco:
blues cola de lagarto.




Bluesecito

Hace varios días
que mi corazón
tiene mucho que ver
con una peluquería,
la botica cerrada
y el estacionamiento vacío.






5:30 p.m.

Platos sucios,
servilletas amarillas,
cigarrillos, ceniceros nácar,
una fruta apenas mordida,
el ratón en la trampa,
el eco de una risa en el rincón
y la tibieza de las sillas:
ruinas cotidianas.


La puerta del martes

Esta mañana,
al abrir la puerta del martes,
un perro amarillo agoniza
bajo el invierno.
Sus ojos
               miran algo que no comprendo,
algo
        que tiene que ver con diciembre
no con la tibieza de mi café.

Soy su última visión:
ante él me arrodillo.



Tango

Mañanas
de café frío,
calcetines sin par,
pantalones sucios
de grasa y lodo;
mañanas de oscuridad de cartera.

Noches
de cerveza caliente,
colillas, tiendas cerradas
y del libro que no encuentro;
noches
en las que el enfado,
en silencio,
se sienta a mi mesa
en espera del amanecer.


Almanaque

Hay días
en que el coraje
me rasga atrozmente
las axilas
y empequeñece mi estómago.


Días
en que la rutina
hace nuevamente
de las suyas
mientras el peine,
triunfante,
acumula mis cabellos



Ropa sucia

Claxon de carros,
la falta de agua,
tardanza de quincenas,
cateos domiciliarios,
encarcelamientos y
baladas sentimentalonas,
la libertad condicional
y la muerte de los amigos,
son algunas de las cosas
que me disgustan,
son
ese algodón
emergiendo entre las costuras
de la muñeca de trapo
que algunos llaman realidad.


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