martes, 25 de octubre de 2011

La primera ruta de las identidades deSudcalifornia

 Por José Luis Vázquez Ceja

Sirva el presente artículo para honrar al Doctor Miguel León Portillapor su 50 aniversario de ocupar la silla número VII de la Academia Mexicana de la Lengua. Leer su libro La California Mexicana, ensayos acerca de suhistoria(Ed. UNAM-AUBC, 2000) no sólo nos ayuda a arraigar ydignificar la identidad,  la pertenencia sudcaliforniana sino a tener una comprensión cabal del gran legado histórico, cultural, natural, así comode los grandes retos que han enfrentado y continúan enfrentando los sudcalifornianos para conservar lo que por herencia les pertenece: su tierra.

Entre los hombres y mujeres ilustres nacionales y de otras nacionalidades, que se han interesado yhan dejado su huella en escritos, artículos  y libros  sobre la California Mexicana, está el maestro Miguel León Portilla, quien desde niño supo y defendió  éste pedazo de tierra alargada llamada Baja California. Siempre supo que pertenecía a México y no a los Estados Unidos. Quizá  por su aislamiento  geográfico,pero la realidad muestra que hasta la fecha, desafortunadamente,una gran mayoría de  mexicanos cree que la Península de Baja Californiaforma parte de los Estados Unidos. Veamos dos anécdotasvividas por el propio Miguel León Portilla,  contadas  ensólo dos párrafos de las  primeras páginas de su libro  La California Mexicana.

Vocación y  encuentro con la Historia.

Leamos lo que cuenta el maestro Miguel León Portilla…”Al tiempo que estudiaba la primaria, tuve una maestraque en la clase de historia nos digo que California había pertenecido a México pero ahora era ya de los Estados Unidos.. Levanté entonces la mano y, autorizado a hablar, manifesté que había una California mexicana. La maestra repitió lo que había dicho antes: California era parte de los Estados Unidos. Insistí en que había una California que seguía perteneciendo a México. La maestra se molestó mucho, y ante lo que le pareció terquedad e ignorancia, me hizo salir del salón de clase”.

Tiempo después, Miguel León Portilla, ya como historiador y maestro, comenta una anécdota que vivió  y le dejó honda huella…”Cuando, por obra del náhuatl me “convertí” a la historia, el tema de la California mexicana, su geografía, su pasado y presente, con frecuencia me volvían a la cabeza. Un día platicando con el poeta  Carlos Pellicer que acababa de regresar de un recorrido por la California Mexicana, lo escuché ponderar las maravillas de su rica naturaleza y las bondades de sus habitantes. El poeta decía que aquello era un paraíso en el que sus pobladores eran del todo ajenos al pecado original”.

Atracción y redescubrimiento de la California Mexicana.

Sería hasta mediados de los años sesenta,  cuando el maestro Miguel León Portilla por fin da inicio a sus visitas a la California Mexicana y con ello, la tarea de recuperar, conservar, investigar y publicar libros como la California Mexicana, Cartografía y Crónicas de la Antigua California, así como el Estudio,…de las Cartas Fundacionales de Juan María de Salvatierra para editar el libro Loreto Capital de las Californias, en ocasión de los 300 años de la fundación de la histórica Capital de las Californias (1697-1997).Libros considerados en la actualidad  como auténticos clásicos de la historia de la California Mexicana.

Pero el maestro Miguel León Portilla no sólo se dedicó a dar conferencias y publicar libros sobre la California Mexicana sino también a formar historiadores e crear instituciones dedicadas a la investigación sobre la  histórica.Tal es el caso del rescate de los papeles viejos--muchoscon manchas de sangre--  que se encontraban en el último cuarto de la azotea de la  entonces cárcel “El Sobarzo” (Ahora, la biblioteca Justo Sierra). Los que una vez ordenados y clasificados por especialistas de la UNAM, darían lugar al actual archivo histórico Palo L. Martínez del estado de Baja California Sur.

Entre los historiadores que tuvieron la fortuna de encontrase y formarse con el maestro Miguel León Portilla,destaca elemérito doctor Ignacio del Rio, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, y autor de libros como Conquista y Aculturación en la California Jesuítica 1697-1768, Las Vertientes regionales de México, Estudios históricos sobre Sonora y Sinaloa (siglo XVI –XVIII) y,  el clásico: El régimen jesuítico de la Antigua California.

El doctor Miguel León Portilla también estuvo y está presente en el vecino estado de Baja California. Gracias a los estudios de historia de las Californias fue que coincidieron en una reunión en Santa Ana, California, tanto el doctor Miguel León Portilla como el historiador David Piñera Ramírez, de la UABC,  y más pronto que tarde, el tema fue la creación del Centro de Investigaciones Históricas patrocinado por la UNAM y la UABC, con sede en Tijuana, que después daría lugar a una planta de investigares y estudiantes, en su mayoría graduados  en historia. Cabe destacar que entre las publicaciones esta la referida a la Ocupación y Uso del suelo en Baja California, del propio David Piñera Ramírez, Ed. UNAM-Centro de Investigaciones Históricas de Tijuana.

Los primeros arraigos e identidades

En sus libros sobre la Antigua California o Baja California, tanto el doctor Miguel León Portilla como el doctor Ignacio del Rio,  hacen referencia del capitán  Esteban Rodríguez Lorenzo, como uno de esos personajes que no tuvo una presencia tan relevante como la de los misioneros jesuitas pero sí una pieza clave para la permanencia  y la consolidación del régimen de los jesuitas desde San Ignacio Cadacaaman hasta San  José de Cabo Añuiti.Recordemos también  que Estaban Rodríguez Lorenzo fue uno de los nueve acompañantes que llegó con Juan María de Salvatierra en 1697 y, desde entones permaneció en esta tierra  hasta su muerte en Loreto un 4 de noviembre de 1746, a la edad de 76, fecha que seguramente los loretanoshonraran con motivo del 265 aniversario luctuoso deeste célebre personaje, llamando Estaban Rodríguez Lorenzo. No hacerlo es seguir echando paladas de tierra al altar de la memoria histórica.

Ahora que los loretanos celebrar este 25 de octubre el 314 aniversario de la fundación de la misión de Nuestra Señora de Loreto, madre de cuantas se fundaron en las Californias, habrá que recordar también que aún cuando ya estaba entronizada la virgen en su capilla, las semanas y los meses siguientes fueron de enormes dificultades para los recién llegados. Nada estaba dispuesto para iniciar las tareas de evangelización y, mucho menos, las correspondientes a la agricultura, la ganadería  y la pesca para poder sobrevivir. Dentro este mar de dificultades, el punto distintivo de la gran epopeya de los jesuitas fue que su tarea siempre se llevó en paz-- ni con armas ni violencia—Sin embargo, la tragedia estaba en el camino,  conforme avanzaban en la evangelización,  los Antiguos Californios morían y morían hasta casi  llegar a su extinción cuando los jesuitas fueron expulsados por ordenes del rey de España Carlos III, en 1768.

Una de las dificultades del grupo establecido en Loreto-Conchó era inciertode isu permanencia. Sólo en los primeros cuatro años, por diversos motivos, los tres primeros capitanes de la guarnición se habían retirado del mando. La seguridad llega hasta 1701, cuando los soldados,  en votación secreta,  nombran capitán a Estaban Rodríguez Lorenzo. Nombramiento que ratifican, provisionalmente, los jesuitas Juan María de Salvatierra y Francisco María Píccolo, en tanto fuera conformado por el virrey de la Nueva España.El nombramiento que se prolongó por más de 40 años se convertiría en pieza clave una para la permanencia y la consolidación del régimen de los jesuitas en la Antigua California.

Establecidos los jesuitas en la Antigua California, una de las medidas tomadas  fue la prohibición de la pesca de perlas, exceptuando alos Antiguos Californios, puesto que ellos la aprovechaban como alimento y no como negocio. La medida causó molestias  entre algunos soldados y marineros, argumentando que “no se les dejaba gozar de la única cosa buena que tiene esta tierra” y si a los “fuereños” beneficiarse de aquella riqueza. La demanda y las presionesmotivó a que la autoridad del virreinato nombrara al capital del presidio de Loreto, Esteban Rodríguez Lorenzo, como superintendente de la Real Hacienda, en todo lo relativo a la pesca de perlas, dar licencias y cobrar los “quintos reales” (en cada  temporada a diario secontaban las ostras pescadas y de cada cinco cuatro eran para el dueño de la armada y una para el Rey), los cuales una vez  documentados era envidos, las perlas, a Guadalajara. 

La primera ruta de las identidades de la Sudcalifornia

En 1740 el capitán Esteban Rodríguez Lorenzo elaboró un informe que daba cuanta al detalle del estado en que se encontraban las 16 misiones,  hasta entones construidas por los jesuitas, desde San José del Cabo Añuiti hasta San Ignacio Cadacaaman, destacando por vez primera también el nombre original como los Antiguos Californios llamaban al sitio donde fueron construidas dichas  misiones.

En su ruta y caminar zigzagueantes de sur a norte por toda la media península de la Antigua California, el capital Estaban Rodríguez Lorenzo presenta en su informe  una amplia  y detallada descripción de los parajes, pequeños ranchos que poco a poco se iban formando, sierras,  arroyos, metales a flor de tierra, tipo de algunos animales, ensenadas, islas y valles, como marcando lo que el doctor Miguel León Portilla llamaría muchos años después, la “Ruta de las Misiones”, en su ya citado y clásico libros La California Mexicana.

Las primeras familias sudcalifornianas

La California desolada y despoblada de aquel entonces  seguramente estimularon al capitán Esteban Rodríguez Lorenzo a procrear una numerosa familia. Entre ellos, sus hijos Bernardo y Rosalía Rodríguez Larrea.  De Bernardo, baste decir que fue el primerloretano egresado de la Real y Pontificia Universidad de México, la antecesora de la actual UNAM, quien de regreso a su tierra fue nombrado capitán del presidio o guarnición de la misión de San José del Cabo. En tanto que Rosalía al casarse con don Manuel de Ocio, ex soldado del presidio de Loreto, éste no sólo llegaría ser considerado como el primer hombre dedicado al comercio de perlas, exploración y  explotación de minas, ranchos  y fundador de  pueblos no misionales como Real de Santa Ana, antecedente inmediato de los pueblos mineros como Real de San Antonio, Las Gallinas y el Triunfo.

También cabe decir que al ser beneficiado el capitán Esteban Rodríguez Lorenzo con una dotación de tierras por los misioneros jesuitas, como un caso excepcional y seguramente debido a tantos años de servicio al régimen misional, éste llegó a tener ganado en abundancia, lo que sería pasando el tiempo, el antecedente inmediato de los ranchos de Sudcalifornia, hacedores de pueblos y ejidos, tradiciones y sabores que hasta la fecha seguimos disfrutando y degustando en nuestras vidas cotidianas. 



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