sábado, 22 de octubre de 2011

LA LITERATURA, LOS CABOS Y SUS SIRENAS...(CRÓNICA DE MIGUEL ÁNGEL CHÁVEZ)



ARRIBA DE UN AVIÓN
En el asiento 11B del avión me estoy poniendo nervioso. Dentro de 10 minutos bajaremos a San José del Cabo. De ahí, me trasladaran  hasta Cabo San Lucas.
El 8vo encuentro literario LUNAS DE OCTUBRE ya va en su segundo dia. Es viernes ya. Dejo mi maleta, como tacos de pescado y me incorporo a las jornadas de trabajo y de relajo.
Mi primera intervención será en la mesa de debate y análisis. “Literatura y Violencia”, junto a Víctor Luna de Sinaloa y Héctor Delgado del DF. Yo les daré un panorama del quehacer de los creadores que vivimos  en Ciudad Juárez en medio de masacres y pésimas decisiones de los gobiernos.
Estoy nervioso… Es la primera vez que ando en estas latitudes gracias a la literatura. Antes había estado en Tijuana montado en mi primer libro de poemas ESTE LUGAR SIN SUR, pero de eso ya llovió.
Y ahora estoy en Cabo San Lucas, traído desde Juaritos por varias instituciones, el Instituto Sudcaliforniano de Cultura y los ayuntamientos de Cabo San Lucas y La Paz entre otras.
Quiero estrechar la mano a dos viejos amigos, a Edmundo Lizardi y a Roberto Castillo, ellos tendrán que presentarme a una nueva camada de escritores que no tengo el gusto…
ARRIBA DE UN CERRO
Es increíble. He leído mis poemas en museos, casas de la cultura, universidades, parques, institutos de cultura. He leído en cantinas, en moteles y en congales. Una vez mis poemas se escucharon en un templo del siglo XVIII abandonado, en un reclusorio. Una vez leí textos en una reservación apache del sur de Estados Unidos.
Pero nunca había leído mi poesía en la punta de un cerro… Y ya lo hice.
Después de mi ponencia sobre la violencia me dieron la oportunidad de leer algunos textos poéticos en la cima del Cerrito del Timbre que se encuentra en medio de Cabo San Lucas, ahí la brisa del mar llega… pero un poco  cansada.
Ya reconocí a varias amistades-escritores que admiro, están ahí en la punta del cerro: Jorge Ortega, Rosina Conde, Jesús de León, Ignacio Trejo, Alain Derbez y Octavio Hernández entre otro montón de voces nuevas para mí.
Edmundo Lizardi y El Johnny Tecate, dos lobos de Baja, rastrean y revisan la cima del cerro en busca de una ‘’presa’’ con quien compartir la dicha de la literatura… mientras los escritores convocados a las LUNAS DE OCTUBRE leemos y reflexionamos.
Bajamos del cerro. Se acaba la jornada. Yo salgo a cenar a las calles de Cabo. Visito antros y ‘’teibols’’ con singular alegría. Como a las cinco de la mañana vuelvo al hotel sede. Mi compañero de cuarto, Roberto Castillo, está ausente. Eso me indica que en alguna invitación la fiesta no termina.
Agotado hablo a recepción, me contesta el jefe de seguridad (son las cinco de la mañana) le solicito una silla de ruedas para que me lleve a buscar el cuarto 309… si es tan amable.
A los 10 minutos, jefe y silla tocan a mi puerta. Le pido al responsable de la seguridad del gran hotel, que no sea ‘’gacho’’, y me ayude a abrir una botella de cabernet, se le hace un descaro mi petición… pero accede.
¡Y ahí  voy! Como de rayo, cruzo pasillos, subo elevadores… empujado por el mero chingón de seguridad para dejarme en el cuarto 309 donde amigos y conocidos tienen un desmadre: alcohol, poesía, discusiones literarias, etc.
Edmundo abre la puerta. Sorprendido ve al jefe de seguridad que amablemente me entrega a la fiesta…
ARRIBA DE UN YATE
Es el último dia de trabajo. Poco a poco los escritores llegan a las mesas de trabajo. Las compañeras son las más responsables, algunos hombres fallan por unas horas.
Para la tercera mesa del dia ya estamos todos reunidos escuchando las propuestas y las voces. Así le vamos ganando al tiempo.
Yo estoy feliz. Pude escuchar a los creadores (escritores y escritoras) jóvenes sudcalifornianos y a otros que ya tienen cola que les pisen.
Hernán Lara Zavala, otro lobo, cierra las sesiones de trabajo con una charla: ‘’Palabras, divinas palabras’’.
Sandino Gámez, Director de Vinculación y Fomento Editorial y Paloma Vergara, responsables de las LUNAS hacen un anuncio: ‘’El convivió del encuentro será en un yate que los llevara al Arco y los llevar por todo el mar de Cabo San Lucas. Favor de acompañarnos directamente a la marina para embárcanos. Habrá barra libre’’.
El aviso cae como anillo al dedo.
Y ahí vamos… Un montón de locos bulliciosos que ‘’ordenadamente’’ abordamos al OCEANUS, el yate que nos llevara hasta el final de la península y estar en los dos mares (la furia del Pacifico y la paz del Cortés).   
El barco era una fiesta…
Ahí acabamos de estrechar lazos y ‘’echar’’ lazos. Literatas y literatos bailaban como zombis, otros, como yo, preferimos irnos a proa y sentados bebimos como ‘’cosacos’’ mientras la brisa y los pelicanos nos querían decir algo al oído.
Roberto Castillo y yo hablamos de poesía… o sea de mujeres y esperábamos que una sirena brincara para sentarse con nosotros, mientras el OCANUS navegaba por la noche de Cabo.
Regresamos a tierra. Era el final final de las LUNAS DE OCTUBRE… este año... ¡Nos vemos en 2012! ¡Chin chin el que se raje!
Miguel Ángel Chávez Díaz De León.
Ciudad Juárez, octubre 2011, año de la violencia. 

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