Alejandro
Álvarez
Baja
California Sur fue nota nacional esta semana al ser descubiertos dos pelícanos
vivos en el basurero de Puerto San Carlos. El hecho fue dado a conocer mediante
denuncia ciudadana anónima y por su peligrosidad de inmediato agentes de la
Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se apersonaron en el
lugar donde se confirmó no sólo la presencia de esos dos pajarracos sino de
tres cadáveres de la misma especie lo que cimbró e indignó primero a la
comunidad sancarlense y luego a todo el país.
El reporte de las autoridades señala que “no se
observaron en estos animales muertos, golpes o indicios de muerte por acción
humana directa. Los dos pelícanos vivos se encontraban cubiertos de aceite
vegetal”. Los animales cubiertos de esa peligrosísima sustancia fueron
sometidos de inmediato a un “baño con jabón neutro especial desengrasante”.
Debido a la acción oportuna de los investigadores los pelícanos se recuperaron
y luego fueron puestos en libertad con las reservas de ley ya que son los
principales sospechosos, o por lo menos testigos, de la muerte de sus
congéneres con los que compartían el basurero.
Miembros de la comuna expresaron sus sospechas de que
los empresarios del lugar que enlatan atún y sardina pudieran estar implicados
en el asesinato múltiple por ello la nota periodística indica que “Con el
propósito de determinar las causas reales de la muerte de las citadas aves
catalogadas como amenazadas, personal de la Procuraduría realizó una visita de
verificación a dichas instalaciones. En donde encontró que en todos los puntos
de acceso a ventilas, tuberías y bombas, la compañía ha colocado rejillas o
canastas para evitar el daño a las aves que rondan el inmueble. En virtud de lo
anterior, la Profepa indicó que continuará con las investigaciones del caso con
la finalidad de detectar al presunto responsable”. La sociedad de San Carlos se
encuentra intranquila en tanto no se den los resultados de la investigación
que, según las autoridades, “irá hasta sus últimas consecuencias, tope donde
tope y caiga quien caiga”.
En la foto se puede observar a uno de los pelícanos
sospechosos en el momento en que era sometido a un baño para eliminar la
embadurnada aceitosa que cubría su emplumado cuerpo. La mirada que dirige a la
cámara es definitivamente misteriosa y
malévola.
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